Confundir la vulgaridad con ser moderno

El martes, en La 1, La revuelta empezaba como es habitual. David Broncano aparecía en el escenario y el público lo espoleaba con gritos y comentarios. El presentador, tras tocar el bombo, se rió por las aportaciones de los más apasionados: "¡Alcohólico, me dice uno! Es que ya... el tipo de insulto..." El programa, como siempre, sensible a las problemáticas sociales. El equipo bromeaba sobre la hora de la grabación. Revelaron que era una mañana de sábado, porque era cuando podía su invitado, el cantante Ed Sheeran. "¡Yo hace cinco horas estaba en mi casa haciéndome una paja!", apuntó Broncano. En la postproducción, sin embargo, pusieron un silbido encima para disimular la grosería. Con el mismo método taparon unos cuantos "puta" de sus compañeros.

Es ridículo que la televisión pública acepte la narrativa pero la censure con este parche. Es hipócrita e incoherente ocultar fonéticamente la palabrota y mantener el contexto comunicativo intacto. El efecto es totalmente opuesto: el "biiiip" actúa como un amplificador de la intensidad de la palabra y mantiene la agresividad del tono y del contexto.

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La entrevista a Ed Sheeran se desarrolló con camaradería y naturalidad. Rompieron el hielo con el regalo habitual del invitado, una rutina que obliga a los entrevistados a un servilismo pasado de moda. El cantante obsequió al presentador con un bote de salsa picante que lleva su nombre. "¿Por qué piensas que al tomar algo picante nos suda el culo?", le consultó Broncano. Sheeran pareció pasárselo bien a pesar de la extrañeza que le provocaba ese escenario lleno de trastos y la informalidad caótica. Uno de los juegos que le propuso el presentador consistió en hacerle elegir entre dos malas opciones contrastadas: "¿Prefieres estar comiendo macarrones y encontrarte un pelo de coño o estar comiendo un coño y que haya un macarrón?" Sheeran, tras taparse los ojos por la pregunta, hizo un razonamiento sobre su preferencia y provocó los aplausos de la audiencia. Al terminar el programa, tras una actuación musical, el cantante felicitó a Broncano porque en el Reino Unido eran impensables este tipo de comentarios en televisión y le parecía muy bien que hubiese programas que empujasen para progresar.

En su desesperación por competir, las cadenas han utilizado este recurso para captar las franjas de público más joven. Eso sí, liderados por individuos de más de cuarenta. Cadenas que no aceptarían las palabrotas dichas por niños, adolescentes, chicos de 19 o 20 años o mujeres adultas, porque transmitirían una imagen de obscenidad, sí que toleran, en cambio, que lo haga el sector veterano de los bro que luchan por parecer eternos púberes. Porque en torno a la inmadurez masculina se ha construido un aura de irreverencia. Confundir la vulgaridad con el ingenio y la modernidad desemboca en espectáculos primitivos muy caducados.