'Cita bestial'
Periodista i crítica de televisió
2 min

El miércoles por la noche, Una cita bestial pasó de la plataforma digital a la televisión como preliminar de la programación de verano. El programa, presentado por Candela Figueras, promueve la adopción de perros. Fue el decimotercer programa más visto en Catalunya ese día, con una audiencia de 179.000 espectadores y un 10,7% de cuota. No es para echar cohetes, pero es un resultado mucho más digno y eficaz que formatos que han costado mucho más dinero a la cadena.

Una cita bestial es la feel good tv que funciona a nivel familiar. Son emisiones en las que, más allá de un ligero suspense por saber cómo acabarán las historias, se busca reconfortar emocionalmente al espectador, y sabes que todo irá bien. Lo único que exige al espectador es una cierta empatía por los perros que no todo el mundo tiene.

El formato está planteado como un dating show en versión animal, donde posibles familias adoptantes conocen a cuatro perros y finalmente deben elegir uno con el que convivir. afortunado después de una deliberación. En cada programa se entrecruzan las experiencias de dos familias, la presentadora hace de mediadora entre la protectora y los adoptantes y finalmente interviene un experto que hace divulgación sobre etología para explicar los retos y cuidados de aquella nueva relación.

Una cita bestial busca una identificación emocional del espectador y ablandarle el corazón con las particularidades de los perros que anhelan desesperadamente un hogar. También promocionan la labor de las protectoras de animales. Con los créditos finales, nos anuncian los perros que han quedado pendientes de adopción por si algún espectador se ha enamorado de alguna de las bestias presentadas. El programa vende el sueño de la transformación. Por un lado, demuestra cómo los nuevos dueños del animal experimentan una mejora vital gracias a la convivencia con la bestia. La conducta del perro también evoluciona con mayores expresiones de cariño, alegría y bienestar. Todo el mundo sale ganando. Todo dicho, se intuye un cierto sesgo positivo: a pesar de advertir de enfermedades y precauciones, no se recrean demasiado en los problemas y dificultades precisamente para favorecer este mensaje estimulador de la adopción. Tiene un claro componente aspiracional, y destila un mensaje subliminar de bondad pura. Todos los participantes en el programa parecen ungidos por el don de la bonhomía, la generosidad, el altruismo, la ejemplaridad, la humanidad, la integridad moral y la compasión. No se puede pedir más. Pasar por el programa te convierte en la mejor persona del mundo. Algunos países y ciudades ya experimentan más población canina que de niños y más familias con animales que con niños. Sin embargo, no está claro que esto sea indicativo de que vamos hacia un mundo mejor.

stats