Periódicos traducidos al catalán y lectores: ¿a dónde apuntan?

Hacía años que no lo miraba y me pareció que podía ser un barómetro (más) para saber cómo va esto de la salud del catalán que tanto nos preocupa. Hablo de la proporción de ejemplares en una lengua y otra de los periódicos que ofrecen una edición traducida. En el caso deEl Periódico, hace diez años el 37,44% de sus ejemplares de venta ordinaria (en el quiosco y suscripciones individuales) estaban en catalán. Ahora son el 35,95%: hay un descenso, pero bastante pequeño. Y, de hecho, ha subido respecto a hace cinco años, cuando el porcentaje era sólo del 31,87%, aunque yo diría que el dato está condicionado por que corresponde al último año de Enric Hernández como director y es posible que, entre The nota y otras polémicas, el lector más catalanista se sintiera expulsado. En el caso de La Vanguardia, se ha pasado del 42,9% al 42,0%. De nuevo, el descenso es mínimo.

Pero esto no significa que podamos desvanecer la preocupación. Porque si El Periódico vendía 21.831 ejemplares de media en catalán en el 2014, diez años más tarde ya eran sólo 4.606. En cuanto a La Vanguardia, han pasado de 44.106 a 19.330. Son unas contracciones tremendas, fruto del retroceso del papel en todo el mundo. ¿Han migrado a internet? Probablemente. Ahora bien, mientras que las ediciones en papel de estas cabeceras eran idénticas –y sólo podía reprocharse el hecho de ser traducciones, imperfectas por naturaleza– en las respectivas webs el castellano tiene una predominancia inequívoca, y muchos contenidos sólo aparecen en esta lengua. Aunque un 40% de lectores en catalán en cuanto al papel parece razonable, dadas las encuestas de usos lingüísticos, el dato refleja un consumo elitista y de edad avanzada cada vez más reducido. En el sotobosque digital seguro que hay un retroceso, con ediciones en catalán menos competitivas, y la desproporción resulta gigantesca, irreversible, inquietante.