Los secretos de dos compañeros de viaje

“Cuando estuve en Madrid conocí a dos señores en el Museo del Prado. Se presentaron como compañeros de viaje. Empezamos una conversación sobre Tiepolo y me invitaron a cenar. Eran muy viajados y encantadores. En un momento dado, uno de ellos puso la mano sobre la mano de su amigo. Supongo que lo quedé mirando fijamente, porque apartó la mano al instante. Nuestros ojos se encontraron. Nunca olvidaré su mirada”. Esto es lo que le dice Lucy a su futuro marido, Hawk. Es en el contexto de los años cincuenta en Estados Unidos, en plena Caza de Brujas del senador Joseph McCarthy, cuando la homosexualidad estaba considerada un delito. La escena forma parte del quinto episodio de la serie Fellow travellers (Sky Showtime), que significa compañeros de viaje. En este caso el título de la serie es un eufemismo para referirse a una pareja homosexual que, a lo largo de más de tres décadas, debe esconder el deseo y el amor que sienten el uno por el otro. Es la historia de Hawk y Tim. Se conocen en Washington, donde uno trabaja para el Partido Demócrata y el otro para el Partido Republicano, cuando McCarthy velaba por lo que él consideraba los auténticos valores estadounidenses, con una política ultraconservadora de espionaje que acabó por ahogar los derechos civiles en supuesto beneficio de la seguridad nacional.

La serie utiliza las vicisitudes de esta pareja para hacer un retrato de la evolución de los derechos LGTBI en Estados Unidos entre 1952 y 1986. Más allá de la mirada histórica, la serie ofrece un magnífico retrato de una percepción más privada e íntima de los personajes. No se trata solo de explicar la homofobia estructural, social y familiar, sino que expone cómo afectaba esto a la vida de las personas. Fellow travellers muestra los altibajos, encuentros y distanciamientos entre Hawk y Tim, pero también todo lo que sucede a su alrededor. Amigos y compañeros gays, los obstáculos y el terror a nivel personal y laboral, el autoodio que provocaba la homofobia y los problemas familiares. Las distintas subtramas permiten retratar el enorme alcance de una opresión con múltiples consecuencias. El guión funciona casi como una estructura en red o como una onda expansiva. Tim y Hawk son el epicentro de la historia, pero a su alrededor hay otras víctimas de la represión, secretos y mentiras. Actitudes y decisiones del pasado tienen repercusión en el futuro. Toda la etapa del maccarthismo, las interioridades políticas y la homosexualidad clandestina hacen que la serie funcione como un thriller. Y, por otra parte, está la vertiente melodramática, centrada en el trauma, el miedo y el dolor de los personajes. La serie va dando saltos temporales entre el presente de la ficción, en 1986, y el pasado, de tal modo que el espectador sabe cuál es el final de la historia pero necesita saber cómo han llegado hasta ese punto. Las múltiples escenas de sexo han servido de reclamo para promocionar la serie y sirven para mostrar la evolución sentimental de la pareja protagonista. Pero lo cierto es que la serie y su mensaje tienen mayor fuerza que las coreografías sexuales.