Crítica de serie

Nolly: una estrella televisiva como ninguna otra

Helena Bonham-Carter encarna a una popularísima actriz de un serial británico en la miniserie que puede verse en Filmin

3 min
Helena Bonham-Carter en la serie 'Nolly'.
  • Russell T Davies para ITVX
  • Disponible en VOSC en Filmin

Casi nadie conoce a Noele Gordon, Nolly (1919-1985), fuera del Reino Unido. Pero su despido injustificado en 1981 de Crossroads, el serial que protagonizaba desde hacía dos décadas en la ATV, causó un estruendo colosal en el país. La actriz era popularísima y la ficción reunía a millones de espectadores frente a la pantalla. Sin embargo, Gordon se vio obligada a abandonar su carrera sin saber por qué. El creador Russell T Davies parte de este "misterio" mediático para adentrarse en una figura única, una intérprete que nos habla de las singularidades de la estrella televisiva respecto a sus homólogas cinematográficas, de las dificultades de una mujer por mantenerse en un lugar de poder y de los prejuicios hacia aquellas que no han formado una familia tradicional.

Cada uno de los tres episodios de esta miniserie arranca con alguno de los hitos televisivos que protagonizó Nolly. Fue la primera mujer en aparecer en una prueba de la televisión en color, comandada por el pionero John Logie Baird. Tampoco ninguna otra mujer había entrevistado nunca a un primer ministro antes de que ella conversara ante las cámaras con Harold Macmillan. Y en 1978 se llevó por décima vez consecutiva el Premio TV Times a la mejor interpretación, batiendo a sus mayores competidores, el reparto de la mítica serie Coronation street. Su mayor triunfo consistió en convertirse en una estrella como protagonista de Crossroads, un serial de bajo presupuesto ambientado en un motel de las Midlands que se emitió durante más de dos décadas en la ATV.

Cambio de paradigma

La despedida de Nolly tiene lugar en un momento de cambio de paradigma televisivo marcado, como explica uno de los personajes, por el disparo que recibe JR en Dallas, que mantuvo en vilo a millones de espectadores en todo el mundo. La serie ambientada en el rancho de los Ewing fijó otro modelo de ficción televisiva, de menor duración y mayores presupuestos, en el que se hacía lucir el dinero delante y detrás de la cámara. La modestia artística y presupuestaria de culebrones como Crossroads empezaba a pasar de moda, aunque todavía mantuvieran cierta popularidad. Nolly fue en parte víctima de esa transformación. Su despedida también ponía en evidencia lo poco que les gustaba a los hombres al cargo de la ATV que una mujer como ella hubiera adquirido tanto poder.

Gran parte del interés de Nolly radica en este retrato de un momento específico e irrepetible de la historia de la televisión, que origina una estrella tan distinta a cualquier homóloga cinematográfica. Gordon se hace famosa como mujer de mediana edad que encarna a un personaje con mucha personalidad pero sin especial glamour, una figura que admiraban a millones de espectadoras. La actriz nunca llegó a casarse ni tuvo hijos, lo que contraviene otro de los elementos que parecen esenciales en la condición de estrella, la proyección de un estilo de vida heteronormativo.

Este es uno de los rasgos que explica que Nolly se convirtiera en un icono de la cultura gay. De hecho, nos encontramos frente a una serie queer en torno a una mujer heterosexual. Davies rinde tributo a esta actriz que se reivindicó como estrella para millones de mujeres de clase obrera a través de un tipo de ficción, el melodrama televisivo, menospreciado a todos los niveles. Y lo hace con un papel al servicio de una extraordinaria Helena Bonham-Carter dispuesta a lucir todos sus registros interpretativos, desde el más emotivo hasta el más insolente.

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