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'La turra': queremos reinas catalanas

En su segunda temporada, este formato confirma su transición de videopodcast a programa televisivo de referencia

Una imagen del programa de La Turra dedicado a los dragones
3 min
  • Una producción de 3Cat con la colaboración de La Manchester
  • En emisión a 3Cat

La turra ha cerrado su segunda temporada de emisión en la plataforma 3Cat con un episodio dedicado al drag catalán y en catalán. La reciente muerte de Marta Ferrussola resucitó el debate sobre la supuesta ramplería de una cierta cultura catalana en general y de los contenidos de TV3 en particular. En La turra esta cuestión no es sólo un tema de debate, sino que define la esencia de un programa que quiere subvertir el lugar común que asocia nuestra lengua a la cultura académica, la sobriedad estética, el registro formal y el mundo adulto.

La turra se estrenó el año pasado en la plataforma 3Cat con Andrea Gumes y Alba Riera como presentadoras. El programa puede entenderse en parte como la evolución de las colaboraciones que Riera hacía en Tardeo, el antiguo podcast de Gumes en Radio Primavera Sound. Gumes ha acabado ejerciendo de anfitriona en Nervio, el espacio de divulgación cultural del 3Cat online. Y Riera se ha quedado sola frente alupgrade que ha vivido La turra este 2024. Entre la primera y la segunda temporada ha pasado de ser un videopodcast a funcionar como un programa de televisión, con su plató en condiciones y una clara conciencia del espacio escénico como definidor de las dos secciones principales, la tertulia colectiva y la entrevista de "la tabarra" en ese sofá donde puedes sentarte con los pies encima. Una actitud que marca el tono de las conversaciones, cercanas y al mismo tiempo con un aire desenvuelto que las distancia de los programas de plató más tradicionales. Alba Riera no sólo ha sobrevivido al no siempre fácil trasplante como comunicadora de un formato de naturaleza radiofónica a uno audiovisual. La presentadora tiene esa madera televisiva propia de la que no solo sabe encontrar la indispensable conexión con sus contertulianas sino que también establece un vínculo espontáneo de complicidad con la cámara. Una autoconciencia de la imagen de la que ella misma habla en episodios como el centrado en el pretty privilege.

Nutrir un ecosistema pop en catalán

Porque La turra es un buen ejemplo de cómo, desde un programa supuestamente ligero y de entretenimiento y en principio destinado a los jóvenes (se integra en el EVA), se acaban abordando cuestiones culturales, políticas y sociales de forma mucho más pertinente, interesante y original que desde propuestas más tradicionales. A lo largo de los capítulos de esta temporada se han discutido asuntos como la muerte, la monogamia, la precariedad, el citado pretty privilege, la lengua o el cine catalán. El formato se nutre y promociona todo un ecosistema pop en catalán que sobre todo se manifiesta en las redes sociales. En lugar de hacer el llorón sobre el estado de la lengua, sobre todo entre las nuevas generaciones, el programa conversa y difunde las expresiones contemporáneas de la cultura del país, desde cantantes como Marta Ros, Ouineta, que firma con Gorg la contagia sintonía del programa, a rapsodas tuitaires de la neolengua como @trodeponent.

No sería mala idea que la televisión pública produjera un Drag race con idiosincrasia propia que promocionara reyes y reinas catalanas y popularizara expresiones como "no gorjeas como jilgueros". Por ahora ya es importante que exista un espacio televisivo, por ahora sólo online, en el que algunas de las principales dragones del país –Marrana Jurásica, Jéssica Pulla, Pitita, Conxxa Vitoy y Àlex Marteen– debatan sobre el vínculo entre cultura catalana, transformismo, entretenimiento, disidencia de género y televisión.

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