A finales del año pasado, la plataforma se vio rodeada de polémica después de que el digital 'The Atlantic' descubriera que al menos 16 boletines tenían simbología nazi en sus gráficos y que colectivos de supremacistas blancos habían podido publicar en la plataforma y sacar provecho. Substack da la opción de monetizar los contenidos y, haciéndolo, la plataforma se queda el 10% de las ganancias. La respuesta a la polémica del cofundador de Substack, Hamish McKenzie, fue "Tampoco nos gustan los nazis; quisiéramos que nadie tuviera estas opiniones", pero también dijo "No creemos que la censura (incluyendo la desmonetización de publicaciones) haga desaparecer el problema; de hecho, lo empeora". Su negativa a eliminar estos contenidos –y, por tanto, lucrarse gracias a boletines que promueven el discurso del odio y el racismo– hizo que algunos usuarios como Platformer o Garbage Day abandonaran Substack. Además, cientos de escritores de boletines firmaron una carta en la que se oponían a la posición que la plataforma había tomado y amenazaban con migrar hacia otra.
¿Son las 'newsletters' los nuevos podcasts?
Los boletines digitales están experimentando un auge, especialmente entre los comunicadores más jóvenes
BarcelonaLas newsletters han tomado el relevo de lo que durante la primera década de los 2000 representaron los blogs y lo que han sido los podcasts en los últimos 20 años: contenidos que llegan al consumidor sin prácticamente intermediarios y que tienen un estilo más directo y cercano que los medios. Además, estos tres formatos de contenido ofrecen la posibilidad de que cualquier persona, independientemente de que sea o no profesional de la comunicación, pueda escribir un blog, hablar en un podcast o enviar un boletín.
Las newsletters no son nuevas, nacieron con el correo electrónico, hace más de 30 años, pero viven ahora una segunda juventud. Los boletines online juegan con la rapidez que les aporta ser digitales pero sin llegar a los límites de las redes sociales, donde reinan la inmediatez y lascroll infinito. Por eso, sus contenidos, que llegan directamente a la bandeja de entrada de los lectores, son más repuestos y, a menudo, imaginativos, porque pueden jugar con elementos extras como los mems, las imágenes, los vídeos o los audios. Si desde hace un par de años cualquier persona mínimamente relevante en el mundo de la comunicación tiene su propio podcast, el auge que las newsletters han tenido en Estados Unidos, entre otros sitios, evidencia que los boletines digitales ya son el formato preferido de los comunicadores, especialmente de los de generaciones más jóvenes.
'Newsletters' en catalán
La escena de lasnewslettersen catalán, que hasta hace relativamente poco era anecdótica fuera de los boletines de los medios de comunicación, ha crecido y hoy en día existen temáticas variadas: recomendaciones literarias y variedades, cocina catalana, literatura japonesa, economía o pensamientos y reflexiones. Marta Cava, bibliotecaria y tuitaria, abrió en el 2023El pub de lectura, un boletín para recomendar libros. "Pensé en recopilarlo todo de una manera fácil para que la gente pudiera entrar y mirárselo con calma, ya que muchas veces me encuentro que me piden recomendaciones muy personalizadas y es complicado hacerlas en las redes", afirma. Según explica, el feedback que ha recibido por parte de los lectores es positivo y la mayoría destacan que es un formato que les permite recuperar las recomendaciones literarias que hace de forma fácil. Como consumidora de boletines, explica que siempre le hace ilusión encontrar entre los correos "aburridos y de spam" de la bandeja de entrada: "Es como cuando antes abrías el buzón de casa y encontrabas, entre facturas y publicidades, una carta que no esperabas". Al fin y al cabo, los boletines no dejan de ser cartas digitales.
Aceite, sal y pimienta es otro boletín en catalán. Su creador, Marcel, habla de cocina catalana, inspirado en la película Julie y Julia: "Julia Child tiene un libro de recetas de cocina francesa y una chica hizo un blog donde cada día contaba una receta, y yo quise hacer lo mismo pero con el Corpus de la cocina catalana, haciendo una receta cada semana como un reto personal y también para difundir nuestra cocina", explica. Marcel coincide con Cava en que este formato es una manera de "reivindicar" la bandeja de entrada. "Con las newsletters se da al correo electrónico otro valor más allá de ser algo aburrido. También puede ser un espacio cultural, de cultivarse, de encontrar cosas interesantes, de aprender cosas nuevas", explica.
Substack es la plataforma por excelencia de las newsletters y permite crear y enviar de forma sencilla. Uno de los aspectos más interesantes de la plataforma es que cada perfil puede hacer recomendaciones, por lo que es muy sencillo encontrar otras similares a las que ya se siguen. "Lo fácil es que la gente llegue a tu boletín a partir de otros boletines que te recomiendan –afirma Marcel–. Yo, a raíz de tener la mía, he descubierto otra que no conocía, y también me gusta muchísimo el formato que tiene", dice.
¿Tendencia al alza o contenido de nicho?
Las newsletters son tendencia en el mercado anglosajón, donde hay boletines con decenas de miles de seguidores de temáticas tan diversas como cultura pop (una de las más populares es Hung up, de la periodista Hunter Harris, que empezó hace cuatro años), tecnología (el neuropsicólogo Gary Marcus tiene una sobre IA) o series (el crítico Alan Sepinwall envía una cada viernes). El panorama de los boletines en catalán, sin embargo, todavía no se acerca a estas magnitudes y, para muchos, es un mundo con mucho nicho. "Creo que en el mercado catalán todavía nos queda camino porque las newsletters tengan el éxito que han alcanzado en el mercado anglosajón", afirma Marcel, quien añade que, para favorecer su popularidad, "habría que alguien con bastantes seguidores en las redes o que fuera algo relevante socialmente empezara a hacerlo y entrara en el circuito de Substack, de modo que a partir de las recomendaciones de la misma plataforma y del boca a boca tomara más vuelo”. De hecho, la cocinera Maria Nicolau empezó en marzo un boletín, Dietario, donde a través de sus experiencias del día a día trata diferentes aspectos del mundo culinario, habla de recetas y recomienda (y recomienda) restaurantes.
Cava lee positivamente que los boletines aún no sean un mercado muy explotado y saturado, como podría ser el del podcast. "Tampoco hay que saturarlo todo porque a veces ocurre que todo el mundo quiere hacer lo mismo, y de repente tienes 300 newsletters para abrir y no tienes tiempo para leerlas, te acabas aburriendo, no abres ninguna y el formato se acaba muriendo".