La sospechosa voz en off del 23-F

La plataforma Movistar+ ha aprovechado la conmemoración de los 50 años de la muerte de Franco para estrenar la miniserie de cuatro capítulos Anatomía de un instante, basada en la obra de Javier Cercas. Es una disección del golpe de estado del 23-F a partir del momento en el que Tejero irrumpe en el Congreso y tres hombres se mantienen firmes pese a los disparos: Adolfo Suárez, el general Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo. Este es el instante que la serie subraya como "enigmático" y que desencadenará todo lo que veremos.

El hecho de que existan unas imágenes televisivas que, casi por azar, captaron ese momento ha convertido el golpe de estado en una realidad mucho más sólida y tangible para los ciudadanos. Si esa irrupción con el "¡Quieto a todo el mundo!", los disparos y los diputados agachándose bajo los escaños no se hubiera grabado, si no hubiera una prueba audiovisual, el golpe de estado seguramente se habría convertido, con los años, en unos hechos más inconcretos para los españoles. La serie Anatomía de un instante es una recreación de los hechos y en ningún momento incorpora las imágenes reales. Esto empapa la producción de una cierta ambición documental. La narrativa huye, por lo tanto, de la licencia de los saltos entre "lo real" y "lo recreado". Hace de su relato casi la verdad absoluta de los hechos. Contribuye a ello claramente la voz en off de un narrador omnisciente que tiene una presencia excesiva e invasiva. Esta voz tiene tanto protagonismo que obliga al espectador a preguntarse de dónde proviene, quién tiene tanta ascendencia sobre el relato. Es una voz que sobrepasa su papel de hilo conductor. Es una voz que opina, que sabe más que los propios personajes, que les lee la mente, incluso cuando su pensamiento es contradictorio con sus actos. Es una voz que se anticipa incluso a lo que sucederá más adelante. Esta voz adopta, si le conviene, una actitud irónica o sarcástica ante las reacciones, y se atreve, desde una peculiar subjetividad, a juzgar y valorar las acciones y decisiones en términos que podrían ser discutidos en una buena clase de historia. La voz en off tiene el rol de unas notas a pie de página que, además, se convierten en pesadamente literarias. La adaptación de la obra de Cercas no acaba de saber acomodarse al lenguaje televisivo, depende demasiado del texto original. La ambientación, la factura visual de tonalidades militares y las interpretaciones de Álvaro Morte, Manuel Solo, Eduard Fernández, Miki Esparbé y el resto del elenco son magníficas. La historia se limita a los despachos y altas esferas y queda desnuda de un contexto social que muestre al país y sus gentes, y esto resulta un tanto inquietante. Anatomía de un instante os gustará si sentís curiosidad por la historia, ya que contribuye a ordenar y entender la complejidad de los hechos y, sobre todo, sirve para ver el cuidado de la Transición con un régimen dictatorial que ha contaminado las décadas posteriores. Pero la excesiva dominancia de la voz en off parece tan interesada en fijar un relato concreto y definitivo sobre la Transición, incluso con una épica y una idealización de los protagonistas, que se acaba haciendo muy sospechosa.