Aquella vieja, triste tirria contra el SMI

Una de las angustias recurrentes de la caverna es el aumento del salario mínimo interprofesional (SMI), que el gobierno de Sánchez ha ido retocando sustancialmente al alza. (Pero tampoco nos flipamos, que diría la Isla del Polonia, porque ni nos aproximamos a los más de 2.000 euros mensuales de Francia, Países Bajos, Alemania, Reino Unido, Irlanda o Luxemburgo.) En todo caso, durante todos estos años la cantinela ha sido la misma: aumentar el SMI comportaría un duro golpe en términos de repunte del paro. Como no ha sido el caso –al contrario–, ahora hay que buscar nuevas estrategias, no sea que se reconociera una puñetera buena noticia al enemigo.

Es en este contexto que llega el titular deEl Mundo: "Los trabajadores con nóminas cercanas al SMI se triplican desde que gobierna Sánchez y Airef alerta de «compromisos futuros para el sistema de pensiones»". Dice el diario que en 2018 había un 3,5% de trabajadores cobrando el mínimo, mientras que en 2023 el porcentaje había subido hasta el 7,4%. Oh, claro. Porque el menor salario entonces era de 10.290 euros anuales y en el 2023 se había corregido hasta los 15.120 euros. Normal que mucha más gente esté incluida. El titular sugiere "más gente cobra lo mínimo" en vez de "más gente cobra el 50% más". Y sí, existen derivadas para las pensiones del futuro, pero esos sueldos más altos son los que también generan recaudaciones de impuestos más altas con las que sufragar las jubilaciones del presente, que es un problema mucho más inmediato y perentorio. La economía es un sistema de grandes interconexiones en el que difícilmente una sola cifra te da un indicador fiable. Esto hace que aislar un número permita discursos triunfalistas y catastrofistas a conveniencia, pero el lector merece análisis que muestren pros y contras, y no relatos maniqueos que esconden de manera sistemática las bondades o maldades, en función de la línea editorial.