La Última

Mònica Terribas: “Volvería a hacer 'La nit al dia' mañana mismo”

Periodista

8 min
Entrevista Albert Om en Mònica Terribas.

Vicepresidenta de Òmnium Cultural, miembro del Institut d'Estudis Catalans, profesora de la Universitat Pompeu Fabra, pareja de Sergi Cutillas –uno de los grandes de la radio en Catalunya– y madre de Marc, delantero del Barça Genuine, el equipo para personas con discapacidades intelectuales. Pero si a Mònica Terribas i Sala (Barcelona, 1968) tuviéramos que reducirla a una sola faceta diríamos que es periodista. Periodista de acción y reflexión. De hacer y pensar qué haces y por qué lo haces. Ha ocupado posiciones de mucha notoriedad y ahora sigue trabajando –sirviendo, como le gusta decir a ella– desde un despacho de Mediapro.

¿Cuál es el último gol que has celebrado de tu hijo Marc, que juega con el Barça Genuine?

— Pues esta temporada en un amistoso celebramos un gol y siempre me hace mucha ilusión. Él es delantero, pero es un delantero al estilo Rexach, que solo chuta si la pelota le llega al pie, pero lo de ir a buscarla...

¿Correr es de cobardes, también para Marc?

— Un poco correr es de cobardes, sí. Pero tengo que decirte que lo de Genuine es una experiencia fantástica. Ahora hace tres años que Marc juega en el Barça y siempre se lo digo: “Marc, disfrútala mucho, esta temporada”, porque tiene que haber rotación en el equipo para que entren otras chicas y otros chicos que puedan tener la oportunidad de vivir una experiencia como ésta. Es alucinante lo que les hacen vivir. Los tratan igual como si estuvieran en los primeros equipos masculino o femenino, tienen un equipo de psicólogos y un equipo técnico, participan en las campañas de publicidad... En mi casa, el sueño era jugar en el Barça y lo ha conseguido Marc. ¡Quién lo iba a decir!

Cuando estás en la grada y miras el partido, ¿qué piensas, qué ves?

— Yo veo a muchas personas como mi hijo, personas a las que la vida les ha dado las cartas siempre marcadas y que tienen dificultades en todos los terrenos, y que allí, en el Barça Genuine, se sienten que forman parte de algo que arrastra emoción. La gente celebra lo que hacen. Las personas con discapacidad intelectual pueden trabajar con nosotros, pero la gente raramente les hace sentir que forman parte de su entorno. Están en el trabajo como nosotros, pero raramente alguien les dirá: "¿Quieres ir a tomar algo?" Por eso, ahora se pone en marcha el Dinder Club, que es una aplicación para que ellos se pongan en contacto con gente que tienen cerca, pero que no son de su núcleo, para que se puedan conocer y tener relaciones. Es sólo para personas que tengan discapacidad intelectual, porque son un colectivo muy vulnerable, y existen muchos casos de abusos sexuales. Cuando utilizan una app normal se pueden encontrar con experiencias que son muy duras para ellos.

Hablábamos de tu hijo, vamos a los padres. ¿Cuál es el último consejo que te han dado?

— ¡Ja, ja! Se resumiría en una frase de mi madre que dice “Ten cuidado, no lo hagas”. Los padres sufrimos. Sufrimos por los hijos. Da igual que tengas 86 u 88 años, como los míos, o que tengas 40. Cuando tienes un hijo, sufres toda la vida. Es normal. Yo también sufro cada vez que Marc sale solo y tengo que dejarlo salir porque tiene que volar.

Ha habido algo que te hayan dicho "¡no lo hagas!" y tú les hayas hecho caso? ¿O ya te pueden ir diciendo que tú lo harás igualmente?

— En general, no les he hecho mucho caso, ¡je, je! Y no me arrepiento. Hay cosas en las que me he equivocado y tú también, seguro, pero forman parte de mí y no me gusta arrepentirme.

¿De todos los cargos que has ocupado, cuál es el último al que volverías?

— Volvería a todos. Fui vicedecana de la Universitat Pompeu Fabra, quien sabe si me tocará volverlo a ser en un futuro. La dirección de TV3 la sufrí mucho, pero hicimos cosas maravillosas. El matí de Catalunya Ràdio, La nit al dia… Volvería a todo, porque con todas estas experiencias he hecho cosas que me han encantado.

Pero no es lo mismo que te quede un buen recuerdo que volver.

— Hombre, ya, pero es que esto no va a suceder. Tú y yo sabemos que cuando tienes 55 años la gente empieza a dejar de pensar en ti, y más en un mundo en el que el edadismo actúa de forma bastante contundente. Por tanto, estamos hablando por hablar. Ahora, donde seguro que volvería mañana mismo es a La nit al dia, seguro, seguro. Es el formato que más cuadra con mi forma de hacer periodismo.

Mañana mismo volverías, eh...

— Sí, sí, porque era un programa que me permitía cocción lenta, un equipo cohesionado, hablar de todo en una hora en la que la presión de las audiencias ya no es lo importante. Bien, era feliz. Era otra época de la tele, del país y de todo.

¿Has pensado que El matí de Catalunya Ràdio o Nexes, que hiciste en TV3, ¿pueden ser tus últimos programas en la radio o en la tele?

— Claro que lo piensas, sí, sí. Y el Nexes te he de decir que es un programa al que habría dado la oportunidad de que la audiencia de Catalunya se lo fuera haciendo suyo. Había nacido en pandemia, era un formato muy difícil, un formato social donde se tocaban todo tipo de temas, y creo que aquí sí hacía falta que nadie hubiera apagado el fuego tan rápido. Es un pesar que siempre he tenido. El matí de Catalunya Ràdio fue una etapa larga y está hecho. Pero sí, es posible que sean los últimos y no pasa nada. El periodismo es servir a la sociedad, des tú la cara o no.

Siempre hablas de servir a la sociedad. ¿Cuál crees que es el último servicio que has hecho a Cataluña?

— ¡Ja, ja! Pues, por ejemplo, ahora cuando estábamos abajo me has visto saludar a un chico joven. Era un exalumno de la facultad que venía a consultarme algo. Para mí, esto es uno de los trabajos que más satisfacción me dan. Ayudar a sacar adelante sus proyectos, sus ilusiones. Lo que pueda hacer en el terreno social, tanto si estoy en Òmnium Cultural como en Guttmann o en Candela. Y los proyectos documentales que estoy haciendo te aseguro que, si algún día salen, tienen como único objetivo sacudir a esta sociedad ante cosas que pienso que son necesarias.

La última noticia relacionada con Mediapro, la compañía en la que ahora trabajas, es que Jaume Roures ha dejado la empresa o le han invitado a dejarla. ¿Cómo te afecta a ti esto?

— Me afecta, evidentemente, porque es un amigo, una persona que junto a Tatxo Benet y mucha otra gente ha marcado el carácter de esta casa. La gente que conoce Mediapro sabe que la huella de Jaume Roures está en el cine, en la gestión de los servicios audiovisuales... Por tanto, en el hecho que él deje la empresa después de 30 años hay una parte profesional, sobre la cual Tatxo dice que mantendremos la empresa en el mismo carril donde ha estado siempre, y una personal que sabe muy mal, cuando además sabes cómo funciona el cerebro de aquella persona que está 24 horas al día y 7 días a la semana construyendo. Y es alguien que ha construido mucho.

Describías a Jaume Roures como alguien “24 horas al día y 7 días a la semana”. Tengo la sensación de que Mònica Terribas es igual. Cuéntame la última vez que hayas desconectado, que hayas hecho algo que no tenga nada que ver con la cabeza.

— Mira, el sábado fui al concierto de los 10 años de los Catarres. El viernes fui a cenar con amigos y este fin de semana repito. Yo desconecto, sí, sí. Tengo amigos de muchos ámbitos distintos. No practico el monocultivo periodístico.

Te pediré el último recuerdo que tengas de Joaquim Maria Puyal, con quien has trabajado mucho, haciendo televisión.

— Mira, cuando despedimos Un tomb per la vida él organizó algo que hacía siempre, que es una fiesta para todo el equipo. Fuimos a un barco y apoyados en la barandilla me dijo que se terminaba el Tomb: “Yo ahora aquí me detengo porque veo que con la dinámica que llevan, las teles cada vez serán menos proclives a hacer cosas creativas y más a hacer cosas que sólo generen audiencia”. Y éste es el último recuerdo que tengo de él en la tele. Pensar que una persona tan joven como él tenía la clarividencia de ver que el mundo televisivo caminaba por unos derroteros que juzgarían su trabajo por un dato de audiencia... Y eso lo hemos vivido tú y yo, ambos. Da igual que el formato sea nuevo, que sea útil... Pam, la cifra. Y él esto lo vio en ese momento y era muy joven.

Y te lo dijo en un barco...

— Y me lo dijo en un barco, sí.

Dices: “Déjeme dar una última noticia”. ¿Cuál te gustaría que fuera?

— Mira, antes decía que la noticia que quisiera dar es el fin de ETA y lo logramos. Pero ahora te diría una que es global: que dejaran de ganar líderes de extrema derecha en el mundo. Basta. Esto ahora me preocupa muchísimo. Cuando tienes la inteligencia artificial en manos de cinco empresas tecnológicas y el mundo político en manos de gente de extrema derecha, la combinación es diabólica. Me da mucho miedo. Tiene que ver con cómo nos informamos, con que según el informe Reuters hay un 38% de la población que ya no quiere informarse, que rechaza la información. Cuando esto ocurre, puede crecer la abstención, pero también puede crecer un voto absolutamente volátil, fruto de una sierra eléctrica o de un señor que grita. Estamos en un momento delicado. Alguien entendido en inteligencia artificial me decía: "Es que llegará un momento en que las máquinas sustituirán a la humanidad". Yo espero que no ocurra, pero tengo que decirte que no estamos sumando muchos puntos para que las máquinas nos respeten. Si las máquinas no nos respetan, nos lo habremos ganado a pulso. Ésta es la noticia que más me gustaría dar: que deje de ganar gente de extrema derecha.

¿Qué has visto la última vez que te has mirado en el espejo?

— ¡Que me hago mayor, je, je! Pero esto forma parte de la vida. El otro día teníamos esta conversación en la radio con Montse Guallar y Roger Escapa...

La escuché, que dijiste que habías estado tiempo sin mirarte al espejo.

— Sí, porque las mujeres siempre lo hemos sufrido. Te ve alguien y te dice: “Haces mala cara, hoy”. A ti seguro que nunca te lo dicen o poquísimas veces. Yo, si dejo de embadurnarme las ojeras para que no se vea el negro de aquí... “Ay, pones mala cara”. Y esa presión la sufrimos porque todo el sistema comercial pivota sobre la cosificación de las mujeres. A medida que cumples años y te pasan cosas y vives la menopausia... son temas que no se tocan. Todo esto forma parte de la vida, como también forma parte empezar a pensar cómo cuidarás de los tuyos cuando ya no estés bien. Yo tengo que empezar a pensar en eso, aunque después la vida me sorprenderá y nada de lo que haya programado acabe ocurriendo. Mi obligación es ser muy consciente de que puedo llegar a vivir veinte años más o treinta, o quizás pasado mañana ya no estoy. Y ésta es una de las cosas que pienso cuando me miro en el espejo.

¿Cómo pasaste el último Fin de Año?

— Lo pasé en Nueva York con Sergi, Marc y mi madrina Pepis, celebrando sus 80 años y los 24 de mi hijo. Quería hacerlo con mis padres, ese viaje, pero ellos ahora ya no están para hacer viajes largos. Éste lo preparamos con años de antelación y fue maravilloso.

Las dos últimas preguntas son iguales para todos. Una canción de El Último de la Fila.

— Ay, El Último de la Fila. Tú me la tarareas y yo la sigo.

¿Dónde estabas entonces...

— “...cuando tanto te necesité?”.

Las últimas palabras de la entrevista son las tuyas.

— En algunos momentos complicados de mi vida tú estabas. Y hoy aprovecho para darte las gracias.

Albert Om conversando con Mònica Terribas
Una entrevista en la planta 15... de Mediapro

En otra vida, Mònica Terribas fue editora del ARA –entre el 2012 y el 2013–, justo después de dejar la dirección de TV3 y antes de coger El matí de Catalunya Ràdio . Por eso, lo primero que hace, cuando nos viene a buscar a las puertas de Mediapro, es saludar a excompañeros como el fotógrafo Pere Tordera o Alba Om, jefa de Ara Vídeo, preguntar cómo va el diario y recordar la antigua redacción de la calle Diputació.

A partir de aquí, empezamos a tomar ascensores arriba y abajo del edificio gigante de Mediapro, buscando un despacho donde poder grabar la entrevista. En uno de los viajes, se abre la puerta del ascensor y aparece Antoni Bassas. Ya estamos todos. Él se va hacia la redacción de la productora Alguna Pregunta Més y nosotros, en la planta 15, ahora sí, encontramos el sitio para empezar la conversación.

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