Las restricciones por sequía se extienden en plena temporada turística por Castellón y Alicante

Varios municipios prohíben llenar piscinas y regar jardines y deben recurrir a garrafas y camiones para tener agua potable

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Una persona cargada con marrajas de agua en un supermercado del municipio valenciano de Teulada, en la comarca de la Marina Alta.

ValenciaLa ausencia casi generalizada de lluvias de los últimos meses ha provocado las primeras restricciones de agua en la Comunidad Valenciana coincidiendo con la temporada turística. Unas limitaciones que afectan tanto al suministro humano como al riego agrario y que podrían prolongarse durante un largo período si se cumplen los pronósticos de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), que prevé también un otoño poco lluvioso.

Las escasísimas precipitaciones del invierno y la primavera han sido demoledoras para un sistema hídrico muy estresado después de dos años extremadamente secos y una alta demanda favorecida por los usos recreativos y un turismo que no deja de crecer. La gravedad de la situación es sencilla de comprobar en cualquier sitio: las fuentes ya no manan, los charcos se han secado y miles de árboles han muerto de siete.

Las restricciones han llegado primero a las poblaciones que se abastecen de pozos y que no reciben suministro de desalinizadoras ni de embalses. Es cierto que los principales pantanos aún acumulan reservas suficientes en el centro y norte del País Valenciano, ya que todos los grandes ríos valencianos nacen en Aragón, Castilla-La Mancha o Andalucía, donde la sequía está siendo menos dura que en la vertiente mediterránea. De ahí que los embalses de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHX) estén todavía al 45% de su capacidad. Por el contrario, las reservas de la Confederación Hidrográfica del Segura han caído hasta el 19%.

250.742 piscinas

Entre los municipios que sufren la gravedad de la sequía se encuentran algunos que se encuentran cerca del mar y que están sufriendo la salinización de unos acuíferos cada vez más vacíos. Es el caso de algunas poblaciones turísticas de la Marina Alta, en Alicante, como Teulada y Poble Nou de Benitatxell, y que se han quedado sin agua potable.

Para salvar la situación, la primera proveerá a los vecinos con camiones cisterna mientras que la segunda repartirá garrafas. Además, ambas están comprando agua en la vecina Xàbia, la única localidad de la Comunidad Valenciana que dispone de una desalinizadora municipal.

Unos pocos kilómetros en el interior, se encuentra el vinícola valle del Pop, que forman los municipios de Llíber, Xaló, Alcalalí y Parcent. En esta última ya se ha prohibido limpiar vehículos, regar jardines con agua potable y llenar piscinas. De hecho, la falta de agua se ve agravada en verano por el aumento del turismo, el riego de jardines y el uso de piscinas.

Según datos publicados por À Punt, la Comunidad Valenciana suma 250.742 piscinas, es decir, hay una piscina por cada 21 habitantes. La mayor concentración (20,6%) se produce precisamente en las comarcas de la Marina Baixa y la Marina Alta, la última con una piscina por cada cinco personas. Por el contrario, la media del Estado es de una piscina por cada 36 habitantes.

Límites al riego

La situación no mejora demasiado en las comarcas de Castellón. Los montañeros municipios de Toràs, el Toro y Barracas (Alt Palancia) han prohibido lavar los vehículos, regar los jardines y llenar o reponer el agua de las piscinas porque el acuífero que comparten ha "bajado considerablemente de nivel".

Ocurre casi lo mismo en Morella, donde se recomienda no beber el agua del grifo y se reclama a los vecinos reducir el consumo al máximo porque los pozos están bajo mínimos. El panorama también es complicado en otras poblaciones como Altura, Costur y La Pobla de Benifassà, que están buscando la forma de abastecerse ante el alarmante descenso de los acuíferos.

La grave sequía también afecta a los cultivos y la CHX ya ha anunciado que los 20.000 regantes que se abastecen de las aguas del río Turia sufrirán un recorte del 15% del suministro. Se trata de la máxima cantidad que se prevé para una situación de prealerta como es la actual.

El embalse valenciano de Benaixeve, nutrido por las aguas del río Turia, este agosto.

Y no es ni mucho menos la única zona afectada, ya que en estos momentos hay cuatro cuencas o sistemas de explotación en situación de emergencia: Sénia-Maestrat (al límite con Cataluña); Palancia-Valls, Marina Alta y Marina Baixa. Además, están en alerta otras tres: Mijares-Plana de Castellón, Serpis y Vinalopó-Alacantí. Todo ello es fruto de unas escasísimas precipitaciones: 257 mm de media del año hidrológico, el valor más bajo en tres décadas.

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