La Guantera

007, así en la tierra como en el cielo

Hablamos de los coches y las motos que aparecen en la última aventura de James Bond

3 min
En esta pelécula Bond no para de volar

James Bond ya lleva más de dos semanas repartiendo trompicones y enriqueciendo todavía más a sus creadores gracias a la esperada película Sin tiempo para morir, de la cual no haremos ningún spoiler –dejaremos este honor para otros compañeros, ni que sea en homenaje al desaparecido Antonio Gasset–. Pero sí que hablaremos de los coches y las motos que aparecen en la última aventura del agente 007, porque siempre acostumbran a tener un protagonismo destacado en las historias al servicio de su majestad británica.

Dicen que esta película, la vigesimoquinta de Bond, marca un cambio de ciclo en el personaje creado por Ian Fleming, y que por eso está lleno de referencias a títulos anteriores. Y, en este sentido, no podían faltar los Aston Martin, el coche preferido de la saga desde Sean Connery hasta Daniel Craig. Desde el DB5 legendario de las primeras entregas, pasando por un V8 Vantage de los 80, hasta el DBS Superleggera –la última novedad de la marca de las alas abiertas, que la pandemia nos ha impedido ver antes, como todos queríamos– o la animalada del Valhalla y sus 950 caballos de potencia, del cual solo podrán disfrutar los 500 privilegiados de su exclusiva serie. Para celebrar el largamente esperado estreno de la película, el equipo Aston Martin de F1 pintó los logos de 007 en los laterales de los coches de Vettel y Stroll en la cursa de Monza. 

El equipo Aston Martin de F1 se ha sumado a la promoción de la película.

Pero una cosa es el prestigio y otra el bolsillo, y a estos coches se añaden otros que contribuyen a engordar las necesidades de la producción gracias a lo que sus fabricantes pagan para poder disponer de este tipo de product placement.

Así, esta operación publicitaria otorga también un cierto protagonismo a modelos como el Land Rover Defender, que con motivo del film ha sacado una preciada Bond Edition, limitada a solo 300 coches, con una decoración muy especial pintada en Eiger Grey, rellenada de piezas de carbono y con unas achaparradas latas de 22 pulgadas. Son 525 CV, a partir de 154.100 € para la versión con carrocería 90, la corta, y 4.000 € más para la 110, la larga.

El primer Range Rover que vimos en una película de Bond fue en 1983, en Octopussy. Ahora encontramos un Sport SVR –lo más potente y rápido que han fabricado hasta ahora: con un motor V8, una potencia de 575 CV, una aceleración de 0 a 100 en solo 4,5 segundos y una velocidad punta de 283 km por hora– peleándose con un Toyota Land Cruiser en una persecución coordinada por el ganador de un Oscar por sus efectos especiales Chris Corbould. 

En Sin tiempo para morir las marcas más elitistas quedan representadas por un Jaguar XF y un Maseratti Quattroporte, que ya tienen una cierta batalla, por cierto, con lo cual intuyes que acabarán en una pila después de una conducción que no aprobaría el ministro Marlaska.

Ahora hace 40 años que Citroën sacó al mercado la serie especial 007 de su 2 CV.

Todos estos coches contrastan mucho con la serie especial del Citroën 2 CV que la marca francesa creó ahora hace justamente 40 años con ocasión del estreno de Solo para sus ojos, con Roger Moore en el papel protagonista. Solo hicieron 500, y es una de las versiones del 2 CV más buscadas por los coleccionistas después de las carrerillas que Bond hacía con aquel coche en la película por carreteras del sur de España, esta vez acompañado de Carole Bouquet. 

Una Triumph Tiger 900 construida en base a la Rally Pro sirve para que Craig pueda demostrar su habilidad encima de una moto, aunque sea a una velocidad ridículamente incrementada. La Bond Edition la venden por 19.200 euros (solo habrá 250 en todo el mundo), y será uno de los productos que la marca inglesa utilizará para celebrar el próximo año su 102º aniversario.

Como pueden ver, un pequeño salón del automóvil en la pantalla, más removido que agitado, en este caso.

stats