Solo el 58% de los menores de 25 años tiene carné de conducir
Las nuevas generaciones arrastran a la baja el número de nuevos conductores en el estado español que pierde dos millones y medio de conductores en cinco años
Uno de los cambios más apreciables en los hábitos de consumo y ocio de los jóvenes durante los últimos años ha sido el de la movilidad. Solo el 58% de los jóvenes menores de 25 años tiene carné de conducir en el estado español, según apunta un estudio de Uber hecho a 2.500 jóvenes españoles nacidos a partir del año 1995. Esta cifra contrasta con el 81% de conductoras y conductores con carné de conducir B de la generación de sus padres. Y es que la bajada de conductores entre las generaciones más jóvenes apunta una marcada tendencia de pérdida de conductores con permiso de tipo B, que tocaron techo en 2017 con 18,9 millones de conductores y conductoras en todo el estado a los poco más de 16,3 millones de conductores en activo del año 2020.
Esta bajada todavía no ha tocado fondo, puesto que cada vez hay menos jóvenes interesados en tener el carné de conducir por varios motivos, pero que tienen en común el hecho de que tener coche (o carné de conducir) ha dejado de ser una prioridad entre los jóvenes, especialmente en entornos urbanos.
El estudio de Uber apunta a que los jóvenes urbanos cada vez tienden más a usar nuevas formas de movilidad como por ejemplo bicicletas, patinetes, transporte público o taxis para sus desplazamientos diarios. De hecho el 65% de los entrevistados apunta a que no necesitan tener carné ni coche para sus desplazamientos, especialmente en grandes ciudades.
Y es que entre la juventud cada vez hay más personas que tienen miedo o fobia a conducir (un 36,5% de los encuestados), pero también influyen otros factores como por ejemplo el elevado precio de compra y coste de mantenimiento que supone tener un vehículo propio (un 25% del total) o el tiempo de espera y el coste que supone sacarse el carné (un 22% de los encuestados).
Las cifras del estudio de Uber hace falta contextualizarlas en un contexto de crisis económica y social, con jóvenes trabajando en condiciones precarias y sueldos bajos, y una clara tendencia a concentrar el volumen de población activa –especialmente entre los 20 y los 35 años– en las grandes ciudades del estado por motivos académicos, sociales o laborales. De hecho, el número de conductores entre jóvenes de entornos rurales es muy superior al de los jóvenes que viven en entornos urbanos y que pueden prescindir del vehículo privado gracias a otros sistemas de movilidad. Por último, también hay que apuntar que los últimos años se ha producido un retraso en la compra del primer coche nuevo, que a menudo coincide con conductores y conductoras a partir de los 30 o 35 años, coincidiendo muchas veces con las necesidades asociadas a la natalidad y sobre todo al acceso a trabajos más estables con mejores condiciones salariales.