Volkswagen cierra la primera fábrica en Alemania en 88 años por la baja demanda de coches eléctricos
Los malos resultados comerciales del ID.3, el vehículo eléctrico estrella de Volkswagen, obligan a la marca a prescindir de la planta de Dresde
Tras el terremoto originado por el escándalo de las emisiones o Dieselgate, que salpicó de lleno al grupo Volkswagen en el 2015, hace apenas diez años, la marca de la Baja Sajonia desarrolló un ambicioso plan para la electrificación total de su gama. Lo hizo abrazando plenamente –quién sabe si con la fe del converso– el coche eléctrico como mesa de salvación y faro en uno de los momentos más oscuros de su historia.
En 2019 Volkswagen presentó el nuevo ID.3, un vehículo eléctrico de nueva generación que debía marcar un antes y un después en la historia de la marca. De hecho, el entonces director ejecutivo de la marca, Herbert Diess, aseguró que el ID.3 sería el coche más importante de la historia de Volkswagen, a la altura del Beetle original o del Golf. Nada más lejos de la realidad: seis años después, la marca se ve obligada a cerrar la planta de Dresde, donde fabricaba el ID.3, debido a los malos resultados comerciales de ese coche eléctrico.
La fábrica de Dresde, también llamada fábrica de vidrio, es la primera que Volkswagen cierra en territorio alemán en los últimos 88 años. Esta instalación, situada en la capital del estado alemán de Sajonia, se inauguró en 2001 y se destinó a la producción de la berlina de lujo Phaeton, para ser sustituida en 2017 por el e-Golf, la versión eléctrica del Golf, ya partir de 2019, por el flam. El cierre de la fábrica es un aviso a navegantes en las administraciones, ya que Volkswagen fue el símbolo del resurgimiento de la Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
Por el momento el grupo alemán seguirá fabricando el ID.3 en la planta de Zwickau (donde, entre otros modelos, se fabrica el Cupra Born), situada a 115 kilómetros de Dresde, una fábrica más grande, dimensionada para fabricar unos 360.000 vehículos eléctricos anuales pero que este año difícilmente alcanzará las 200.000. A modo de ejemplo, la planta de Volkswagen en Chemnitz, a 78 kilómetros de Dresde ya 42 kilómetros de Zwickau y especializada en vehículos de combustión (muchos de ellos, diesel), fabrica más de 730.000 unidades anuales.
Aunque la marca nunca se ha pronunciado sobre este aspecto, varios expertos apuntan a que el proceso de transición del vehículo de combustión tradicional –con un peso muy importante de los coches diésel TDI– hacia el vehículo totalmente eléctrico que ha querido implementar Volkswagen no ha sido bien resuelto estratégicamente. Y es que ahora mismo el mercado pide vehículos con tecnología híbrida e híbrida enchufable, como paso previo hacia la electrificación total del parque automovilístico, sobre todo a escala europea. Este error estratégico beneficiaría a Toyota, el principal rival del grupo Volkswagen en todo el mundo, que lleva más de 20 años apostando por los vehículos híbridos ya los que de momento el tiempo y las preferencias de los consumidores parecen haber dado la razón.