Tribunales

El "mayor caso de corrupción de los Mossos" se salda con penas de entre 9 y 10 años de cárcel para tres agentes

Los agentes traficaban con marihuana decomisada en Santa Coloma de Farners

BarcelonaLa Audiencia de Girona ha condenado a penas de entre 9 y 10 años de cárcel a los tres mossos de Santa Coloma de Farners (la Selva) a los que juzgó acusados ​​de traficar con marihuana decomisada. Se trata del "mayor caso de corrupción policial en el cuerpo de los Mossos d'Esquadra", en palabras del fiscal durante el juicio. Los policías –uno de ellos, un cabo– han quedado condenados por delitos contra la salud pública, pertenencia a grupo criminal, hurto continuado y falsedad en documento oficial. La sentencia, que puede recurrirse, también les inhabilita para trabajar como policías durante todo el tiempo que dure la condena.

La pena más alta es para el cabo Salva Muntané, que era jefe operativo del grupo de investigación de la sección de salud pública y considerado el líder de la trama, con 10 años y nueve meses de cárcel, además de una multa de 15.925 euros. "Él era quien activaba el grupo, decidía el momento y las cantidades de droga que se desviarían y se encargaba de evitar que los descubrieran", constatan los magistrados en la sentencia. Lo definen como "organizador y líder" de un grupo en el que ven claramente distinguidos dos círculos de confianza y en el que cada uno tenía encomendadas "unas funciones claramente definidas".

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El primer círculo de confianza lo formaban el cabo y el agente con el que hacía pareja policial, Oscar Hernández, que fue condenado a 10 años y un mes de cárcel ya una multa de 15.685 euros. Fernández se encargaba de coger a la marihuana y llevarla al tercer mozo, Joan Francesc Pozo, condenado a 9 años y nueve meses de cárcel ya una multa de 17.582,40 euros.

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Pozo hacía de enlace con el cuarto acusado, que no es policía y se ocupaba de revender la droga. Se trata de Albert Borrell, para quien la sentencia estipula una pena dos años y tres meses de cárcel y multa de 10.989 euros. También fue acusada su mujer, por participar supuestamente en la venta de droga, pero tras el juicio ha quedado absuelta porque no se ha demostrado que interviniera en las transacciones pese a que el tribunal ve "evidente" que estaba al corriente de que el suyo marido se dedicaba a traficar.

Vistas las pruebas que se expusieron en el juicio, el tribunal constata que los tres policías y el cuarto condenado se pusieron de acuerdo para tomar partidas de marihuana decomisada y volver a venderlas, un sistema que funcionaba desde junio del 2020 hasta su detención, a principios de septiembre del mismo año. En la causa destacan dos episodios: uno el 31 de julio, cuando desviaron una caja con 3,5 kg de marihuana, y otro el 2 de septiembre, cuando se llevaron cinco bolsas del camión que utilizaban como almacén y que estaba aparcado en el patio de la comisaría.

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Seguimientos de Asuntos Internos

En el juicio los tres mossos se declararon inocentes, pero los magistrados no han dado credibilidad a la versión de las defensas. Por el contrario, suscriben la tesis de la Fiscalía y de entre las pruebas que se han recogido consideran de "especial relevancia" los seguimientos que realizó la Divisón de Asuntos Internos (DAI) de los Mossos, y las conversaciones que escucharon interviniendo los teléfonos de los acusados ​​y poniendo micrófonos en el coche policial con el que se movían el cabo Muntané y el agente Hernández.

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Las escuchas han sido útiles hasta el punto de que la sentencia cita algunos fragmentos. Entre ellos, cuando los policías hicieron referencia a la caja con 3,5 kg de marihuana que el cabo y el agente cogieron de la comisaría. En una conversación dentro del coche policial, Muntané aleccionaba a Hernández sobre qué decir si alguien les preguntaba por la caja que habían sustraído: "Si el juez dice algo, lo mezclamos dentro de una saca. Lo pesaremos y lo foldamos dentro de una saca. Mezclado con varias sacas, ¿me entiendes? Ya nadie buscará", recoge la transcripción, que la Audiencia reproduce en la sentencia.

Durante el juicio los policías afirmaron que las cinco bolsas de marihuana que cogieron del camión las llevaron al vertedero porque la droga estaba podrida. Para el tribunal esta versión no es creíble, porque un agente de Asuntos Internos les vio llevando a la marihuana a casa de Pozo para que él la diera al cuarto acusado y la vendiera.

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Intentaron anular la causa

En la primera jornada de juicio las defensas de los mossos intentaron anular la investigación poniendo en entredicho el protocolo que se siguió cuando otro traficante –que no está acusado en esta causa– les delató. Este tercero alertó a la División de Asuntos Internos (DAI) de los Mossos d'Esquadra de una presunta trama de corrupción policial. Pero según las defensas, en esa confesión el traficante explicó que un cabo le cobraba dinero a cambio de no detenerle. Aquel interrogatorio se le hizo como testigo, y una vez se autoincriminó, los agentes de Asuntos Internos no detuvieron la declaración para ofrecerle la posibilidad de tener un abogado que le defendiera a partir de ese momento.

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La sentencia, sin embargo, desestima la tesis de los abogados y concluye que, si bien debería haberse continuado tomando declaración al delator como investigado, esta "irregularidad procesal" no vicia la investigación del caso contra los mossos. Porque, en todo caso, esto afectaba a los derechos fundamentales del delator, pero no a los demás.