El estilista

Acuerdo por la herencia de Llongueras: la segunda mujer gestionará el imperio inmobiliario

Casi seis meses después de la muerte del estilista, Jocelyn Novella oficializa su cargo como administradora única de una de sus empresas

Lluís Llongueras en su estudio en 2013
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BarcelonaEn pocos días hará medio año que el hombre que cortaba y peinaba el bigote a Salvador Dalí y cortaba el cabello a Bianca Jagger oa la familia real española traspasó, a la edad de 87 años. El tiempo que Lluís Llongueras estuvo luchando contra el cáncer que finalmente puso fin a su vida, dio el margen suficiente para que su familia definiera a los herederos de la gran herencia que había construido el peluquero de Esplugues de Llobregat. Aún así, no ha sido hasta finales de octubre que la viuda de Llongueras y principal receptora del legado, Joyce Novella, ha formalizado su cargo como administradora única de una de las sociedades con mayores beneficios de este legado.

El chico que con 14 años empezó trabajando como ayudante en la prestigiosa peluquería Can Dalmau pronto destacó por la destreza de sus manos y también por la visión empresarial que exhibió al fundar un imperio que factura más de 40 millones de euros. El artista supo aplicar con inteligencia los criterios del marketing del oficio más allá del ámbito estilístico, puesto que aparte de tener 120 salones con su nombre en todo el mundo, también decidió diversificar sus beneficios con la creación de tres empresas inmobiliarias. El imperio de Lluís Llogueras es un caramelo para sus hijos, los tres primeros con Lolita Poveda –Esther, Adam y Cristina, que murió trágicamente en 1991– y los otros tres con Jocelyn Novella –Adrià, Antoni y Yasmin– . Pero como todo buen caramelo, la fortuna del estilista ha sido muy codiciada.

Al interés económico también se añade la mala relación entre los hijos de la primera mujer y el peluquero, que se divorció de Lolita Poveda después de hacerse público que desde hacía muchos años estaba manteniendo otra relación con Novella, una mujer 27 años menor que él y con la que tuvo tres hijos sin ponerlo en conocimiento de su primera familia. Esta tensión entre los hijos de Poveda y Llongueras se ha arrastrado desde entonces, llegando a un punto crítico en el 2010, cuando el padre de familia recibió un burofax de su hija Esther en el que le comunicaba su expulsión de 26 de los 120 salones que regenta la familia. Tras ese conflicto legal, padre e hija llegaron a un acuerdo con un intercambio de acciones y participaciones entre sus sociedades.

Jocelyn Novella y Lluís Llongueras en 2012.

Jocelyn Novella, la heredera del patrimonio de la familia

Tras la muerte de Lluís Llongueras y de dejar unos meses de margen para rebajar presiones familiares, Joyce Novella ha formalizado su cargo como administradora única y socia mayoritaria de la inmobiliaria Llonlluis. La empresa, dedicada al alquiler de pisos por cuenta propia, es una de las sociedades de la familia con mayores beneficios porque administra unos activos que superan los 10 millones de euros. Aunque Novella y su hijo Adrià hasta ahora eran apoderados de la empresa, ahora la inmobiliaria que facturó 350.000 euros en el 2021 pasará a ser administrada únicamente por la mujer, de 60 años.

Pero esta no es la única de las empresas que tenía el peluquero de Esplugues de Llobregat, también controlaba otra sociedad llamada Llujo&Llono. "El amor de mi vida", tal y como Llongueras se refería a Novella, será quien también se encargue de controlar esta empresa de alquiler de maquinaria y otros bienes no inmobiliarios, junto con su hijo Antoni. En cuanto a los números de la empresa, en el 2021 Llujo&Llono logró unos beneficios netos de 190.000 euros y declaraba dos millones de euros en activos.

La tercera sociedad nacida del imperio Llongueras era la inmobiliaria Cable, creada en 1977, cuyos activos superan los 2,3 millones de euros. Ya desde 2018, Novella y su hijo Adrià son los apoderados de la empresa, como también ocurría con la empresa Llonlluis antes de la muerte del peluquero. Además, hace cinco años que la familia vendió gran parte de su negocio a Franck Provost, el propietario de Provalliance, una de las peluquerías líderes en territorio europeo.

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