Adiós a Samuel Paty, “asesinado por enseñar”
Francia celebra una ceremonia de estado en honor al profesor decapitado el viernes
ParísLas primeras notas musicales de One acogían el féretro de Samuel Paty en el patio de honor de la Sorbona, en París. Sonaba U2, pero lo único que resonaba ayer en este templo del saber era el ataque terrorista contra un profesor por serlo y ejercer como tal. Un asesinato, acaecido el pasado viernes en las afueras de la capital francesa después de que el profesor hubiera mostrado en clase caricaturas de Mahoma, todavía tiene conmocionado al país galo. “Asesinado por haber decidido enseñar sus alumnos a convertirse en ciudadanos”, resumía ayer el presidente Emmanuel Macron durante la ceremonia. Es la primera vez que se rinde homenaje a una víctima del terrorismo en este lugar simbólico de la enseñanza francesa. La ocasión se lo merece. Nunca antes la Escuela, con mayúsculas y como institución, había sido atacada de este modo en la historia contemporánea de Francia.
Unas cuatrocientas personas acompañaron a la familia, personalidades políticas y Macron, que condecoró al profesor Paty con la Legión de Honor póstuma en privado, en este acto de respeto y veneración a los maestros. Fragmentos escritos por Jean Jaurès y Albert Camus y pronunciados por amigos, profesores y alumnos de Paty también añadieron su granito de arena. Como este fragmento de la carta que Jaurès –asesinado el 1914 por un estudiante nacionalista– escribió a los profesores: “Tenéis en vuestras manos la inteligencia y el alma de los niños”, citaba un amigo de Paty, también profesor y encargado de leer la carta. Se despidió de él con un sentido “Adiós, Samuel” antes de que el presidente subiera al estrado.
“En el fondo, Samuel Paty encarnaba el profesor con el cual soñaba Jaurès en esta carta, [...] el que muestra la grandeza del saber, que enseña el respeto”. En definitiva, Paty “hacía republicanos [de sus alumnos]”. Visiblemente emocionado, Macron evocó que “todos tenemos en nuestro corazón, en la memoria, el recuerdo de un profesor que ha cambiado el curso de nuestra existencia. Un maestro que nos ha enseñado a leer, a contar, a confiar en nosotros mismos. Samuel Paty era de estos, de los profesores que no se olvidan”.
El Paty de Albert Camus fue Louis Germain. La emotiva carta que le escribió después de recibir el premio Nobel de literatura el 1957, que también se leyó durante la ceremonia, encajaba a la perfección: “Cuando me he enterado de la noticia, mi primer pensamiento, después de mi madre, ha sido para usted. Sin usted, sin la mano cariñosa que le dio al pobre niño que yo era, sin su enseñanza, su ejemplo, nada de esto habría pasado”.
A petición de la familia, también se recitaron los versos que escribió de manera espontánea el cantautor francés Gauvain Sers justo después de la muerte de Paty, hace menos de una semana. “Parece que nos acostumbramos a los horrores en que vivimos, pero a que se maten inocentes yo no me acostumbro”, concluye el poema de Sers. El asesinato de Paty ha traído de nuevo el luto a Francia, afligida desde hace años por consecutivos ataques terroristas. Ayer, sin embargo, muchos no pudieron apartar los ojos del hijo de Paty: un niño de cinco años, huérfano de padre, pero también del que ahora es el profesor más venerado, convertido en un mártir de la libertad, la igualdad y la fraternidad.