Josep Carner, el mejor (también) en español

Josep Carner
24/12/2025
Director adjunto en el ARA
3 min

Según le dijo Ortega y Gasset a Josep Pla, y éste escribió en 1964 cuando Josep Carner ya era mayor (murió en 1970), "el catalán de todos los tiempos que mejor ha escrito en català es José Carner". ¿Carner en castellano? Sí, por supuesto. De hecho, por circunstancias del exilio, una de sus obras más emblemáticas, el magno poema Nabí, de mil cuatrocientos cuarenta y seis versos, salió publicado primero en castellano en 1940. No fue una traducción, sino una versión propia del autor, establecido entonces en México, donde vivió seis años, antes de instalarse ya de por vida en Bruselas.

Ahora que Barcelona ha sido ciudad invitada en la Feria de Guadalajara, Jaume Coll ha editado un facsímil de aquel libro, Nabi (sin acento). El propio Carner explica que en 1939 "ya entre estos nobles valedores mexicanos, vertí mi poema a lengua castellana, con finas como de más acercada plática". En el epílogo del facsímil, Coll anota el conocimiento profundo que Carner tenía del castellano: "Mantenció una cordial, continuada y abnegada relación con el español. Su escolarización fue, como la de cualquier catalán de su época, sólo en español. Y sus primeros pinitos literarios no olvidaron esta lengua". Con todo, de muy joven, a finales de la Renaixença, eligió como lengua literaria a su familiar y de su entorno social: el catalán.

Nacido en 1884, hijo único, su padre era periodista en el diario tradicionalista y carlista El Correo Catalán y había dirigido la revista católica La Hormiga de Oro. El pequeño José mostró una aptitud precoz por la escritura. Entre los 15 y los 21 años ganó trece premios en los Juegos Florales de Barcelona. A los 18 ya se había licenciado en derecho ya los 20, en filosofía y letras, momento (1904) en el que publica su primer libro de poemas, Libro de los poetas, y comienza a colaborar con el diario del catalanismo conservador La Voz de Cataluña, además de dirigir la revista Cataluña. Con Los frutos sabrosos (1906) marca la eclosión poética del Novecentismo, que tiene en Eugeni d'Ors y su Glosario a La Voz de Cataluña, iniciado el mismo año, su ideólogo e inspirador.

A partir de ese momento, Carner se convierte en el protegido de Prat de la Riba y líder indiscutible de la nueva generación de poetas. Son años de febril producción literaria, combinada con la traducción de grandes obras del inglés y francés. En 1915 se casa con Carmen de Ossa y en 1920, con Prat de la Riba fallecido desde hace tres años —ya no tenía quien velara por él— y visto que pese a su éxito literario no tiene una posición económica estable, entra en el cuerpo diplomático español.

La vida diplomática le convierte en un hombre itinerante: Génova, San José de Costa Rica, Le Havre, Hendaya, Beirut, Bruselas y París. Fue uno de los pocos diplomáticos de carrera que durante la Guerra Civil permaneció fiel a la República. El golpe de estado de Franco le sorprendió en Líbano, donde hacía pocos meses (octubre de 1935) había sufrido la trágica muerte súbita de su esposa a causa de un fuerte y fatal cólico nefrítico ocurrido en una colina alejada de la ciudad. Está en Líbano, sin embargo, la tierra del mítico Jonás de Nabí, donde encuentra la definitiva inspiración y comienza a escribir una obra magna que había concebido en Hendaya y que terminará el otoño de 1938 en París, siendo ministro plenipotenciario, su último cargo. Antes, ya ha conocido en Bruselas la que será su segunda esposa, Émilie Noulet, experta en poesía simbolista francesa.

Como tantos otros, se marcha a México, el único país que acoge a los exiliados republicanos con los brazos abiertos. Hace de profesor en la universidad y de traductor, e inicia la versión de su gran poema bíblico al castellano. Cuando sale publicado, tiene 56 años. Diez meses después, en febrero de 1941, aparece en Argentina la versión original en catalán. La idea inicial había sido que salieran las dos a la vez. "Cualquier persona que lea el poema [en la versión castellana] se sorprenderá ante el profundo conocimiento del español que exhibe su autor, cuya lengua literaria natural fue el catalán", concluye Coll.

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