Alcanzar en cuatro meses el catalán de todo un curso: "Ahora tengo amigos y entiendo a los profesores"
Tres de cada cuatro recién llegados de las aulas de acogida acelerada obtienen el nivel A2 y la prueba piloto se expandirá a 20 aulas de todo el país
BarcelonaCamila llegó de Brasil con 13 años y entró en el instituto sin pasar por ningún aula de acogida. Fue un 1º de ESO en blanco. Este curso, sin embargo, entró en una de las pioneras aulas de acogida acelerada (AAA) en el Instituto Teresa Pàmies de Barcelona y, después de 30 horas semanales de catalán durante cuatro meses, todo ha sido diferente: "Yo estaba siempre sola y aquí he hecho amigos con los que hablo catalán en el patio. Puedo entender a los profesores y leer en catalán", resume, efectivamente, en catalán. Camila es una de los 134 alumnos que ha participado en el plan piloto de las AAA, donde alumnos de 2º a 4º de ESO hacen un intensivo de catalán antes de incorporarse al curso que les toca y en el aula de acogida ordinaria. En enero, 119 de estos estudiantes se examinaron del nivel básico de catalán (A2) y el 74% lo superaron. Tres de cada cuatro recién llegados alcanzaron en cuatro meses el nivel de lengua que, en un aula de acogida ordinaria, requeriría todo un curso. El resto son alumnos con problemas de previa alfabetización, necesidades educativas especiales o absentismo escolar.
Visitamos el aula de acogida del Instituto Teresa Pàmies, donde hoy los alumnos practican los tiempos verbales. Tienen que escribir en una pizarra el presente de colgar: cuelgan, cuelgan... La profesora Carme Vieitez les va corrigiendo sobre la marcha. Las actividades que les propone siempre son interactivas, pensando en el uso de la lengua y en el aprendizaje relacionado con el entorno. "En las aulas de acogida acelerada intentamos que hagan una inmersión lingüística de forma que se puedan incorporar con unas herramientas suficientemente solventes para entender al profesor en el aula ordinaria. Si no, el choque es bastante importante –explica la profesora–. 'aula es una bienvenida no sólo en el ámbito lingüístico, sino en el país: está el duelo migratorio, hay niños que no saben que Barcelona tiene mar, además es una edad complicada...'. El choque es tal que casi la mitad de alumnos extranjeros que llegan a la ciudad en mitad de la ESO no terminan los estudios.
"La intención es que pierdan el mínimo de materia posible para minimizar el fracaso escolar", afirma Vieitez. Además, destaca que como en la AAA hay muchas lenguas foráneas juntas –"al principio es una torre de Babel", dice–, esto promueve que el catalán sea la lengua común. Este recurso de acogida puede servir para reducir el fracaso escolar de los recién llegados y mejorar el nivel de uso del catalán entre los jóvenes. Es el caso de Schiphra, que vino del Congo hace ocho meses y ahora ya empieza a hablar catalán con sus compañeros del instituto.
Se amplía a todo el país
El Consorcio de Educación de Barcelona considera un éxito la prueba piloto de las aulas de acogida acelerada como primer escalón de integración emocional y lingüística, a menudo mientras la familia se está estableciendo en el país. Este curso se ha realizado en ocho institutos voluntarios de Barcelona, desde donde después los alumnos se integran en otros centros. El próximo curso se mantendrán las ocho AAA y se incorporarán otras dos para alumnos de habla hispana. El objetivo es comprobar si el ritmo de aprendizaje es más rápido que si se mezcla con alumnos de lenguas no románicas. El departamento de Educación también ha anunciado que copiará el modelo y abrirá una decena de aulas de acogida acelerada en distintos puntos de Catalunya, en tres servicios territoriales de forma inicial.
Este curso, en Barcelona, había 1.052 alumnos con perfil de aula de acogida entre 2º y 4º de ESO. La matrícula viva es un gran reto porque obliga al profesor de acogida a estar siempre empezando desde cero. Además, a las aulas de acogida ordinarias los estudiantes acuden cuando los cuadra por horario, coincidiendo siempre con diferentes compañeros. Las AAA funcionan diferente. En el Instituto Teresa Pàmies han tenido 18 alumnos y han cerrado el grupo el primer mes, por lo que se puede cohesionar la clase y hacer avanzar a todos los estudiantes juntos hasta el nivel A2. "La mayoría de casos en un principio tienen una actitud muy reservada, porque algunos han sufrido mucho, e intentamos hacer un nido. Otros lo viven con ilusión. Intentamos transmitirles que es una aventura de vida", explica Vieitez. La profesora asegura que son más rentables las horas de catalán concentradas que alargarlas durante el curso realizando entre 5 y 9 horas a la semana, que es el ritmo de las aulas de acogida ordinarias.
"Yo ahora no entiendo algunas cosas del aula ordinaria, pero si no vas al aula de acogida no entiendes nada", corrobora Alena, que tiene 14 años y viene de Moscú. Ella ni siquiera sabía que existía el catalán antes de aterrizar en Barcelona y ahora es su segunda lengua: "Fuera la escuela le hablo porque hay gente que no habla castellano y habla catalán como yo", explica. Alena ya firmaría para quedarse más tiempo en el aula de acogida acelerada: "He hecho muchos amigos y hemos jugado cada día. Ahora tengo que estudiar más y es más difícil –admite–. Quisiera volver, pero he aprobado los exámenes y no lo necesito".