El análisis de Antoni Bassas: '¿A quién debe creer la militancia de Esquerra?'
Ayer nos preguntábamos hasta dónde Marta Rovira mediría sus palabras, y la respuesta llegó por la noche. Sin filtros.
Y esta mañana ha llegado la guinda del pastel: el informe interno de Esquerra sobre los carteles contra los hermanos Pasqual y Ernest Maragall asegura que Oriol Junqueras conocía la campaña antes de que el AHORA la destapara, y carga toda la responsabilidad en el ex director de comunicación del partido Tolo Moya. O sea que cuando Junqueras decía que no sabía nada, según el partido, mentía.
Digo que es el repique final de la conferencia de ayer, en la que Rovira acusó a Junqueras de haberse escondido el 1-O –“Cuando era más necesario que nunca que tirara del carro y tomara decisiones”, dijo–; de haber pactado en solitario con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona y en las diputaciones de negociar por su cuenta la amnistía en Madrid; de Catalunya en un grupo que no es de la dirección. Rovira precisó que preguntó a los integrantes de la dirección del partido cuántos grupos de WhatsApp tenían con Junqueres: 180, le salieron, 70 de ellos solos y tomaban decisiones. políticas.
El mensaje de Rovira está claro: Junqueras se deslizaba, pero decidía y mandaba. Dentro y fuera de la cárcel.
Y Rovira remató así su conferencia:
“Como secretaria general lo que hago hoy lo hago a regañadientes. Porque la mejor manera de hacerlo era con Oriol. Pero a mí no me ha quedado alternativa. He pedido reunión con Oriol y con seis personas de su equipo, pero desde que volví del exilio sólo nos hemos visto 10 minutos en Cantallops. [...] Todo ciclo tiene un final, este proyecto lo empezamos juntos y todavía estamos a tiempo de terminarlo juntos. Me gustaría que lo acabáramos juntos y no separados y divididos.”
El estropicio de Esquerra tiene varios niveles.
El personal. No es sólo Rovira. A la vista de lo que han dicho, de Vendrell a Tresserras, y de los apoyos de Forcadell a Bassa, esto no es una impresión personal de la secretaria general, sino el sentir de la mayoría de la dirección. De la gente que ha trabajado con Junqueras y ha tenido relación con ella.
El del partido. Junqueras conserva aún un aura entre muchos militantes y por eso su candidatura es la de la militancia, porque no puede ser la de sus compañeros de dirección hasta hace poco. Me imagino la incomodidad, próxima al choque, de mucha gente de Esquerra de oír todo lo que ha dicho Rovira, pero ahora ya no es alguien de fuera que lo dice. O van al congreso con alguna decisión hablada y hilvanada o pueden dañar. ¿A quién deben creer los militantes? Porque ahora ya estamos en el terreno de la confianza personal.
Y el del independentismo. Nunca tantas voluntades en torno a la independencia y el referéndum fueron a la vez como en el 2017. El final de este ciclo, tan divisivo, pide nuevos liderazgos y nuevas formas.
Y finalmente, ayer veíamos a Salvador Illa bajando de un helicóptero militar con el rey de España. Esta mañana ha encabezado su gobierno en el acto de ofrenda floral en la tumba del presidente Lluís Companys, asesinado en el castillo de Montjuïc hace 84 años. Illa ha dicho que la memoria del presidente Companys pertenece a todos los catalanes. Isla sigue haciendo mayor el camino del medio.
Buenos días.