El análisis de Antoni Bassas: "La Trump española"

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La semana que cerramos hoy reafirma la idea de que la política catalana está resoplando en un rellano. Apenas hace un mes que Salvador Illa tomó posesión, que Puigdemont vino y se marchó, el nuevo Govern todavía está haciendo nombramientos y cambios, los partidos están preparando congresos,en Diada ha sacado menos gente a la calle que años atrás y, al mismo tiempo, no hay ningún movimiento político que saque a la calle a tanta gente como el independentismo.

Fiel a su imagen de político serio y previsible, el único toque de rebeldía que se permite a Salvador Illa es el color de sus calcetines. Para el resto, su relato nacional sigue por debajo del radar. En el discurso del Onze de Setembre de esta semana volvió a repetir que "es catalán todo aquel que venga a mejorar Catalunya", una declaración de mínimos con una base muy poco sólida, porque nadie que emigra lo hace pensando en mejorar un país, sino al mejorar su situación personal. En una línea similar ha ido, esta semana, el discurso internacional del Gobierno.

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Nuestro corresponsal en Bruselas, Gerard Fageda, hace la crónica del acto de la Diada en la delegación del Gobierno en Bruselas. El consejero de Exteriores, Jaume Duch, habló de “una Catalunya abierta en la que cabe todo el mundo”, con lealtad a la Constitución ya los Tratados de la Unión, y todo pronunciado en presencia del “excelentísimo embajador de España”.

Mientras, la amnistía sigue sin amnistiar a Puigdemont y la financiación singular pactada entre PSC y ERC se ha convertido en una nueva razón para vivir del españolismo, como antes lo fue el Estatut o cualquier otra propuesta de mejora que se formule desde Cataluña. Sentien Ayuso, ayer, en el debate del estado de la región madrileña:

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“Cuando se alimenta una supuesta madrileñofobia para justificar y, después, meter las manos en los bolsillos a todos los ciudadanos que cotizan en esta región, no les importa. Cuando la recaudación de una familia madrileña vaya a parar a la burguesía nacionalista catalana, no les hará ningún daño. Antes se unirán los independentistas que la Comunidad de Madrid. Las izquierdas quieren que los madrileños y la clase media catalana paguemos los privilegios de los independentistas. Y no lo vamos a consentir”.

Ayuso construye las mentiras al igual que hace Trump. Con guerra cultural contra la izquierda y con mentiras en las que achaca a los demás lo que en realidad es o hace ella. Acaba de anunciar la creación de un centro para hombres víctimas de la violencia sexual. ¿Hablamos de privilegios? Acaba de anunciar una rebaja fiscal por la que su gobierno dejará de ingresar 180 millones de euros. Habla de Madrid como si el efecto capitalidad no existiera, como si Madrid no hubiera chupado la riqueza de las dos Castillas y más allá, como si el 120% de inversión del Estado no existiera, como si la España radial no existiera, como si no fuera la autonomía que menos dinero dedica por habitante a políticas sociales. Como si el discurso de la burguesía catalana todavía se aguantara. La derecha española y una parte del PSOE viven en torno a la amnistía y la financiación, es decir, de Catalunya. Somos su eterno rellano.

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Buenos días.