El análisis de Antoni Bassas: 'Vivir rodeado de los escombros de los vecinos'

Hola, ¿cómo están?

Cerca de 500 muertos en Líbano por los bombardeos de Israel. ¿Cómo alguien puede pensar que vivirá en paz, seguro y libre de amenazas, rodeado de montañas gigantescas de escombros de las casas de sus vecinos muertos a causa de sus bombas? No, no tenemos la solución para el conflicto entre el Estado de Israel con Hamás y Hezbolá, pero esta guerra seguro que no traerá ninguna paz. Puede conseguir ventajas temporales, puede retrasar el rearme del enemigo, pero sólo sirve para la perpetuación del conflicto. Los extremos que alimentan la guerra en ambos lados no tienen ninguna solución para los problemas de la gente. Que a estas alturas de siglo XXI y con la experiencia exterminadora de dos guerras mundiales los estados e intereses económicos detrás recurran a la guerra una y otra vez es desesperante y nos pone a todos en riesgo.

Más cerca, la guerra es dialéctica pero el principio es el mismo: lo que importa es la derrota del otro, porque el compromiso es debilidad. Los excesos verbales catalanófobos ya no son noticia, pero son una de las principales materias de las que se hace la política en España.

Dice el presidente de la Junta de Galicia, Alfonso Rueda: "Debemos rebelarnos en la calle contra la financiación singular de Catalunya". Como dice hoy Àlex Gutiérrez, con este "rebelarse en la calle" un juez cualquiera podría abrir diligencias previas, pero hace tiempo que la agresividad contra Catalunya es la forma natural de la comunicación política y mediática. Una agresividad asentada sobre afirmaciones que no resisten ningún análisis racional: "No admitiré que se dé un solo euro extra en Catalunya a costa de que lo saquen a Galicia". ¿De dónde cree que sale el dinero, el presidente gallego? No importa convertir la convivencia con los vecinos en un páramo de escombros. De lo que se trata es de ganar. Que a estas alturas de siglo XXI, y con la experiencia empobrecedora de los millones de firmas contra la aprobación del Estatut, España no tenga más aliciente para la unidad nacional que distraer a la gente con Cataluña es desesperante y nos pone a todos en riesgo.

Buenos días.