Barcelona¿Cuesta tanto como parece mantener una buena relación con la expareja cuando se tienen hijos en común? Lo roto es el amor entre la pareja, pero como padres el divorcio les puede unir, tendrán un montón de oportunidades hablando sobre cuestiones relacionadas con los hijos. Para ello es importante que la separación sea consciente, así se pueden curar las heridas, no tanto las relacionadas con el duelo de la separación como las que tienen que ver con la historia personal de cada uno: “Si vivimos la separación o el divorcio desde el miedo es fácil que volvamos a caer en las mismas situaciones más adelante”, asegura Rocío de la Chica, consultora de separaciones conscientes, cofundadora de Creada, desde la que trabajan para divulgar la importancia de la separación consciente para hacer algo más fácil lo que es difícil. Cuando hay hijos –apunta– es aún más importante esta separación consciente. Si la expareja se dedica a hacerse reproches, no habrá espacio para ocuparse de sus hijos. De Chica explica que los hijos necesitan un proceso de adaptación y que se esté por ellos como en cualquier otro proceso sensible: “Requieren atención emocional para adaptarse con naturalidad, sin herirlos por una mala gestión de la separación”.
El período de adaptación
Hace dos años que Anna (39) y Rubén (38) se separaron. ¿Les ha costado tener una buena relación? "Todo cuesta, es un cambio e implica un período de adaptación”, explica Anna, y reconoce que al principio fue un poco difícil aceptarlo. Ellos dos hablaron y prepararlo todo para que en el momento de decir -lo a los hijos tuvieran respuesta a las preguntas que les pudieran hacer y no lo comunicaron hasta encontrar los pisos donde los padres vivirían mientras hacían el piso nido.Una vez tomada la decisión de separarse querían ir rápido, les incomodaba vivir juntos.Anna admite que ha tenido que trabajar la culpa, sabía que la decisión de separarse haría daño a los hijos, pero recuerda satisfecha cuando el hijo mayor le dijo que estaba contento de la relación que ella tenía con Rubén, se quitó un gran peso de encima: "Aquí me quedé tranquila. La culpa desapareció."
Eva Bach, pedagoga, maestra y formadora, reconoce que el peor momento del divorcio es el de decirlo a los hijos : “Sientes que nunca más volveréis a ser una familia que lo pueda compartir todo, algo se rompe para siempre.” Cecília Martí, maestra, orientadora y mediadora familiar, explica que lo que más preguntan los padres en la consulta es cómo hacer -lo para que las criaturas sufran lo menos posible: "Se sorprenden cuando les decimos que no podrán evitarlo, porque les hará daño". Por eso es importante la forma en que se hace, recomiendan a la pareja dar un mismo mensaje, directo, preciso, conciso y firme, dejar claro que ha sido una decisión de ambos y que los hijos no son los culpables de la ruptura.
Rubén está convencido de que más allá del bienestar emocional que supone a los hijos que los padres tengan tan buena relación, implica una serie de valores que les transmiten: “Somos su espejo. Ven y entienden que la relación de pareja ha terminado, pero el resto no. Seguimos siendo una familia. El proyecto cambia, pero no desaparece”. Para Martí, maestra, orientadora y mediadora familiar, educar es la tarea más difícil del mundo, y si se hace de forma compartida a pesar de estar separados, lo es aún más. "Que los niños tenga unos límites similares a las dos casas es buenísimo, así no tienen escapatoria, no pueden decir lo típico de mamá sí me deja y tú no". Cuando en una casa es más permisivo que en la otra es más complicado para los hijos, a los hijos les da seguridad saber que los progenitores establecen coordenadas similares.
Por encima de las diferencias
Cuando Adri (22 años), la hija de Anna (52), tenía poco más de un año, sus padres se separaron. De eso hace más de 20 años y desde entonces, salvo el primer año, que costó aceptar la nueva realidad y adaptarse, siempre han tenido una excelente relación. “Fue un período de duelo, pero después teníamos claro que nuestra condición de padres estaba por encima de nuestras diferencias y de la ruptura de la pareja”, recuerda la madre. Tanto papá como ella han rehecho su vida sentimental y han tenido hijos con las nuevas parejas. De hecho, por circunstancias laborales Anna siempre ha tenido la custodia de la hija y su pareja actual ha convivido muchos más años con Adri que su padre. Sin embargo nunca le ha dicho padre, "porque no lo es", puntualiza. Cree que un detalle que ha ayudado a esta armonía, más allá de la voluntad de los padres, es que las nuevas parejas después de la separación han tenido claro que no eran los padres y se han mantenido al margen de las decisiones sobre Adri y su educación. Aunque, en casa, Anna con la pareja y sus hijas son una familia y tienen unas normas de convivencia que todo el mundo debe respetar.
Las familias enlazadas también tienen buena relación entre ellas. Cuando Adri era pequeña, en los festivales de final de curso solían ir el padre con la pareja y los hijos pequeños, y Anna con su compañero y padre de su hija pequeña: “Aún ahora a veces los cuatro hermanos coinciden”, dice la madre. Los padres ahora se ven menos porque su hija es mayor, pero a veces coinciden con sus amigos comunes, y pasan un buen rato. Además, Anna sigue teniendo relación con la familia extensa del padre de Adri, "vivimos en el mismo barrio, somos vecinos y de vez en cuando nos vemos y hablamos".
Objetivo: que el divorcio una
Eva Bach y Cecilia Martí han publicado El divorcio que nos une (Plataforma Editorial, 2023), donde a través de cartas entre las autoras proponen cómo superar el dolor que implica una separación consciente, independientemente de los motivos que la motivan, para convertir el pasado en común de la pareja en una experiencia emocionalmente sostenible. Éstas son las claves por las que habría que transitar para que la nueva situación sea realmente satisfactoria.
–Sé consciente. La separación debe ser consciente, esto implica aceptar y hacerse cargo de todas las emociones ingratas, en lugar de proyectarlas sobre el otro o los hijos. Los adultos deben hablar de ello, sobre todo si tienen hijos, antes de comunicarlo.
–Transciende. Supera la emoción primaria que pueda haber dolor o rabia. Acepta e integra estas emociones, elábralas para que ya no sean amargas, así dejarán de herir y desestabilizar.
–Acepta y positiviza. Admite el dolor que pueda haber. Los hijos pueden tener el anhelo de la familia unida, pero piensa que sería peor si no hubiera buena relación entre los adultos.
–Trasfondo educativo. Alcanzar una buena relación después del divorcio es una lección de amor y respeto para todos, especialmente para los hijos, que agradecen la buena sintonía.
Las familias enlazadas
Separada, un acto de amor hacia ti y tus pecas (Editorial Destino, 2023), es el libro de Rocío de la Chica y Miguel Ángel Corrales, donde dedican unas páginas a las familias enlazadas y cómo hacerlo de la mejor manera posible.
–Cerrar bien la relación anterior. Es importante empezar una nueva relación de pareja sin arrastrar miedos y dificultades. Si ya hay hijos, una nueva pareja supone añadir factores a una ecuación compleja, hay muchos factores que entran en juego y todo el mundo carga con las historias que ha vivido anteriormente.
–Respetar los tiempos de las criaturas. Es necesario que los hijos hayan integrado la separación de los padres para después poder aceptar la nueva pareja. No hay que correr, adelantarlo puede volverse en contra porque se les despiertan miedos a los hijos: ¿dónde quedo yo en la vida del padre? Si me gusta su nueva pareja, ¿en qué lugar queda mi madre?
–Mucha comunicación en la relación de la nueva pareja. Te enamoras de la persona adulta pero no de sus hijos. El cariño y el cariño no llegan de golpe, tampoco de las criaturas hacia la nueva pareja. Desgasta mucho la no aceptación de sus hijos y la convivencia es una prueba de fuego.
–Entender las nuevas necesidades y particularidades. La falta de referentes con las familias enlazadas hace que a menudo intenten funcionar como las normotípicas cuando en realidad tienen unas necesidades y dinámicas distintas.
–Cuidado con los hijos de relaciones anteriores. Cuando se tiene un hijo con la nueva pareja es importante prestar especial atención a los hijos que pudiera haber de las relaciones anteriores, pueden estar celosos y despertar rivalidades. Vale la pena atenderles con tiempo de exclusividad de vez en cuando. Si la nueva pareja también tiene hijos de la relación anterior es conveniente que los hijos de unos y otros se conozcan en espacios neutros y distendidos, y que haya espacio para la diversión. Poco a poco pueden compartir experiencias. Si llegan a convivir todos juntos, deben establecerse límites y normas claros y firmes, que todo el mundo se sienta atendido y cada progenitor tenga tiempo de exclusividad con sus hijos, no es necesario hacerlo todo.