Carles Salat: “En España se fomenta el emprendimiento, pero después todo son trabas”

Fundador de Beach Box Gym, creadores de gimnasios transportables en la arena de la playa

Marc Amat
y Marc Amat

Ideó el proyecto en el 2010, cuando sólo tenía 19 años.

Exacto, todo nació cuando estudiaba administración y dirección de empresas. Pensé que montar un gimnasio en la misma arena de la playa podía ser un concepto innovador dentro del mundo del ocio deportivo. Pero de repente me di cuenta de que el concepto tenía un gran inconveniente: en España no se puede edificar nada en primera línea de costa. Para sortear el problema se me ocurrió transformar la idea y crear un gimnasio portátil. Hemos diseñado un sistema realizado con contenedores de carga que, cuando se despliegan y se encajan, crean una estructura preparada para la práctica del deporte. Al mismo tiempo, la superficie se cubre con una carpa con placas solares incorporadas que proveen de electricidad todo el recinto. Finalmente, en agosto de 2014 decidí montar la empresa. Enseguida se unieron mis socios, Alejandro Briatore y Marc Costa -que habían dirigido varias discotecas en Barcelona e Ibiza-, y Sergi Giménez, abogado. Conseguimos 100.000 euros del Instituto Catalán de Finanzas y los socios aportamos 85.000 euros. El pasado verano ya abrimos el primer Beach Box Gym en Ibiza.

¿Por qué Ibiza?

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Es un escaparate mundial donde va un tipo de turista que, generalmente, es un gran aficionado al fitness. La temperatura en verano es ideal y, además, tener un negocio en Ibiza nos da puntos extra cuando presentamos el proyecto fuera. Es una isla con mucho renombre. Por ahora, abrimos cinco meses y facturamos cerca de 15.000 euros mensuales.

Es un negocio muy afectado por la estacionalidad. ¿Internacionalizarse es clave?

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Totalmente. Ya tenemos clientes muy interesados ​​en zonas como Indonesia, Dubai o el Caribe. Además, por ahora, no prevemos abrir ningún gimnasio más en España. Pese a que en España se fomenta mucho el emprendimiento, después todo son trabas. Hemos estado más de un año yendo de departamento en departamento, gastándonos mucho dinero en ingenieros y abogados, para conseguir los permisos para ubicarnos en la playa. Esto en otros países no ocurre.

Entraron en el sector del fitness en un momento complicado: el IVA aumentó del 8% al 21% y, entre 2008 y 2014, un 15% de los gimnasios tuvieron que cerrar por el auge del low cost.

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Sí, pero nosotros no somos un gimnasio convencional. No competimos con el resto. Simplemente ofrecemos una experiencia: ir al gimnasio en un ambiente inigualable. Ahora, además, acabamos de presentar una nueva línea de negocio: el Beach Box Centre. Es un macrocomplejo deportivo transportable y autosuficiente de hasta 2.000 metros cuadrados que, aparte del gimnasio, incluye un restaurante, tiendas, spa y un cine al aire libre. Así, dado que los espacios se complementan, aumentamos su rentabilidad. No hay nada igual en el mundo.

Hasta ahora son ustedes quienes han gestionado el servicio de sus estructuras. ¿Han pensado alguna vez en franquiciar el proyecto?

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Es un modelo demasiado complicado: son necesarios muchos recursos económicos, tener una estructura empresarial bien definida, experiencia en el sector... Todavía no hemos madurado lo suficiente. Por ahora nos planteamos o bien joint ventures o bien la venta de instalaciones. Asimismo, estamos buscando nuevos segmentos de mercado. Estamos en contacto con grandes cadenas hoteleras con playa privada interesadas en el producto: les otorga un gran valor añadido.