Macroeconomía

Catalunya vota a Milei: el porqué del anarcocapitalismo en Barcelona

Empresarios argentinos establecidos en nuestro país explican la esperanza que suscita el controvertido nuevo presidente

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“Lo que votó la gente es un cambio, independientemente de que se produzca hacia bien o mal. Entre dos malos candidatos había que votar al menos malo, no había otra opción”. Quien habla es Gustavo Eguía, que no votó en las elecciones del pasado domingo en las que el anarcocapitalista y ultraderechista Javier Milei salía escogido como nuevo presidente de Argentina. Desde 2002 Barcelona es el hogar de este pequeño empresario. Las últimas semanas las ha pasado siguiendo sondeos y debates electorales desde la distancia. La incógnita sobre el futuro de Argentina se ha convertido en un tema de conversación habitual con los clientes de la tienda de empanadas y comida para llevar de la que es el propietario, como lo ha sido para el conjunto de esta comunidad.

Miles de argentinos han migrado a Catalunya en las últimas décadas ante las crisis económicas que se encadenaban una tras otra. Y, como Eguía, muchos de ellos han terminado abriendo negocios y fundando compañías al otro lado del océano. En el Emprenem hemos hablado con algunos de estos empresarios para conocer su opinión sobre la situación económica y política actual del país.

La primera vez que Eguía llegó a Barcelona lo hizo para competir como judoka. Estuvo en la capital catalana durante un año y medio entrenando. Regresó a Argentina, pero cuando se retiró como deportista decidió regresar a España. “La situación de crisis es cíclica, cada siete o diez años hay bajadas por uno u otro presidente. Entonces era la época del corralito, pero a mi familia no nos afectó porque no teníamos nada en los bancos”, recuerda.

Sus padres tenían una tienda de comestibles en Argentina y, después de años en diferentes trabajos en el sector servicios, él también acabó abriendo Komo en Kasa, su propio negocio de restauración –además vende productos importados patrios como el dulce de leche o el mate– en el Raval. Ante la inflación desbocada que vive su país (en octubre la variación interanual era del 142%), ni se plantea cómo lo hubiera hecho si el comercio propio lo hubiera abierto en Buenos Aires. “Yo este año con la inflación en España he aumentado los precios un 8% anual porque los proveedores me subían, y pude aguantar cinco o seis meses sin trasladarlo a los clientes. Imagínate en un país donde debo incrementarlos cada semana”, destaca.

Eguía asegura que no coincide "para nada" con las ideas de Milei y, de hecho, se muestra preocupado por un posible retroceso en derechos para el colectivo LGBTI o las mujeres. "La mayoría de la gente no quiere eso", dice. Sin embargo, defiende que Argentina "necesita mano dura de verdad", tanto en el ámbito político, para acabar con la "tremenda impunidad" de la corrupción, como en lo que se refiere a la delincuencia. "Ahora, esto suena facha, claro", admite. Tampoco ve claras algunas de las propuestas del candidato anarcocapitalista, como la dolarización de la economía, y considera que algunas de estas medidas se anunciaron más para hacer ruido que porque Milei tenga intención de implementarlas.

Hace diez años que Gimena Uhrich fundó su agencia de recursos humanos en Argentina y tres desde que decidió expandir su negocio en Europa con la apertura de unas oficinas en Barcelona. “Nos abrió las puertas al mundo. Es una ciudad que destaca por su ubicación y su presencia en los principales mercados”, dice la empresaria. “Creo que Argentina nos habla de una historia de apuros. Un país que experimentó y todavía experimenta crisis económicas, altos niveles de inflación y políticas económicas cambiantes”, razona. En su opinión, la falta de estabilidad ha socavado la confianza de los inversores y la capacidad de las empresas para planificar. Esta emprendedora considera que Argentina necesita capitalizar su potencial para el desarrollo económico. "Espero que la próxima era le permita la apertura al mundo que se merece y condiciones de libertad para su crecimiento", apunta.

Es por eso que es optimista ante la nueva etapa capitaneada por Milei. “Sus declaraciones están influyendo ya en la confianza de los inversores y el mercado, generando cierta estabilidad. Esto tendrá un impacto en la vida de los ciudadanos y su bienestar”, añade. La fundadora de INHAUS opina que, "desde una perspectiva estrictamente mercantilista", un candidato electo que utiliza la libertad individual y la desregulación del mercado es "sumamente motivante para el ecosistema emprendedor y la economía en general". "La clave estará en la factibilidad del plan y la aceptación y convivencia con los sectores con ideas diferentes", indica.

Para Mariano Rodríguez, que llegó a Barcelona en el 2016 para trasladar aquí la sede de la empresa tecnológica que había fundado en Argentina, “te guste o no Milei” su victoria ha generado esperanza. “Ha llevado a la discusión del día a día conceptos de la economía que hasta ahora no se discutían como el aumento del déficit. A largo plazo esto ha generado la inflación, que es el impuesto más recesivo y el que más afecta a los pueblos”, dice. De sus años como empresario en Buenos Aires recuerda sus trabas burocráticas, sus impuestos y lo que consideraba una regulación excesiva. "Estar establecidos en nuestro país implicaba que un gran porcentaje de mi día a día estaba dedicado a problemas que nos hacían difícil emprender", explica el empresario, que desde su aterrizaje en Catalunya se vendió la herramienta de comunicación interna Hibox a un fondo de inversión de Estados Unidos en pleno covid y ha creado Beamer, compañía de marketing digital.

Rodríguez explica que desde Argentina era imposible levantar inversión internacional y muy complicado realizar transacciones con el extranjero: “La carga mental es muy fuerte, en vez de permitir que te enfoques en el negocio estás preocupado por otros temas”. Como empresario del sector digital, lamenta que "el enorme talento" en tecnología del país se haya desaprovechado y que los únicos negocios que funcionan sean los basados en recursos naturales. “El estado no te permite avanzar; veremos si el nuevo gobierno toma medidas para liberar a las fuerzas productivas, porque hay una capacidad de crecimiento reprimida que puede explotar ahora”, argumenta.

Aunque piensa que la dolarización no es la mejor solución, el empresario afincado en Barcelona sí ve con buenos ojos que el ejecutivo de Milei se centre en recortar el déficit público, frenar la emisión de deuda y reducir la inflación. “Creo que los argentinos solemos ser siempre optimistas; a corto plazo habrá medidas que serán antipáticas y me preocupa cómo se recibirán en la calle en un país que es muy conflictivo”, apunta.

Su diagnóstico económico sobre Argentina afecta también al sector público. “Hacer crecer el estado hasta el tamaño que hoy tiene se ha visto que tiene un resultado contraproducente. No hace falta inventar nada, solo fijarse en otros países que son ejemplo de que puedes salir adelante”, valora. El primer ejemplo que viene a la cabeza de Rodríguez –que no votó el domingo– es Irlanda.

"No es un lugar eficiente, pero nos las ingeníamos"

A diferencia de este último testigo, Tomás Pando no emigró a España por la situación económica argentina. Eligió mudarse a Barcelona hace una década porque entonces su pareja iba a estudiar un máster y el e-commerce de moda que él dirigía abrió una filial europea. “En ese momento teníamos una fábrica en Argentina y vendíamos en todo el mundo”, dice. De todas formas, asegura que su propio país los expulsó: “No es un lugar eficiente, pero nos las ingeníamos. Cuando a finales de 2009 volvió la inflación y las restricciones al cambio, éramos una pequeña pyme que quería exportar y cambiábamos los precios cada semana. Empezamos a notar que la cosa se pondría complicada aquí y la situación nos invitó a fabricar también en Asia”, recuerda.

Cuando Pando llegó a Barcelona, todo le parecía “sencillo y fabuloso”. "A nivel administrativo podías hacer cosas de un país normal, como pedir un préstamo, que en Argentina no viví", lamenta. Desde 2019, ha creado una consultora de estrategia y es cofundador de otro negocio en la capital catalana, la plataforma de aprendizaje continuo Master Me Up. La política argentina aún la vive muy de cerca y, a juicio de su mujer, lee demasiado la prensa del país. "Tengo una mirada activa y de turista", explica.

A este emprendedor le entristece observar cómo mientras está fuera la situación en el país se ha ido degradando y que amigos suyos que todavía viven y trabajan en buenas posiciones “antes podían ir de vacaciones 15 días a Europa y ahora no pueden ni llegar al aeropuerto”. “Argentina era una de las economías con una mayor clase media de América Latina y eso se ha ido erosionando”, comenta. Su lectura de la victoria electoral de Milei es que la población "está angustiada y quería un cambio radical". “Milei no hará ninguna locura como lo pintan los medios de comunicación de aquí, intentará normalizar el país. En Argentina se pagan muchos impuestos y el tipo está diciendo que hará un modelo en el que solo habrá cinco”, asegura Pando. En este sentido, también cree que las privatizaciones irán hacia empresas donde ya no tenía sentido la titularidad pública, como Aerolíneas Argentinas: “Visto desde fuera suena como si tuviera que privatizarlo todo, pero solo lo hará con lo que se ha demostrado que no funciona siendo público”.

Pando es optimista con el futuro del estado en el que nació porque ya ha “tocado fondo” y la situación no puede ir a peor. El domingo no pudo votar porque ya no tiene su DNI argentino, pero no esconde qué papeleta habría puesto en la urna: “Soy votante de Patricia Bullrich –la candidata de la derecha–, con quien tengo más afinidad ideológica, pero en la segunda vuelta habría votado a Milei”.

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