Educación

Contratos irregulares y explotación de estudiantes: Educación investiga el instituto más grande del sur de Cataluña

Una denuncia contra el IES del Ebro pone al descubierto una trama que afecta a profesores y empresas privadas

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La fachada del IES Ebre, el mayor del sur de Cataluña, en Tortosa.

Tarragona“Al principio era un caramelo. Los alumnos se sentían afortunados por trabajar para el mismo instituto. Eran jóvenes y nunca habían cobrado un sueldo”, explica un profesor del Instituto del Ebro, en Tortosa. A medida que avanzaba el curso, sin embargo, se daban cuenta de que era una trampa. “Sufrían problemas mentales, nervios y presiones del centro. Algunos han acabado abandonando sus estudios por culpa de las prácticas”, lamenta. Esta situación, que al menos hace quince años que se produce y que afecta a estudiantes menores de edad, se fue volviendo insostenible y este otoño dos personas dijeron lo suficiente. Presentaron una denuncia en Inspección de Trabajo, en el Buzón Ético de la Generalitat y también en la Oficina Antifraude. Los denunciantes son dos testigos protegidos, pero hay uno que accede a hablar con el ARA con nombres y apellidos para explicar el calvario que han sufrido algunos de los estudiantes del mayor instituto del sur de Catalunya. "Todos acabaron quemados", dice Sergi Tur.

A raíz de la presión que ha recibido para denunciar este entramado, que afecta tanto al centro como a algunas empresas, Tur se encuentra de baja laboral, pero ha sido profesor y coordinador de informática del instituto durante 15 años. Tur ha recogido el testimonio de los alumnos que sufrieron esta situación y algunos de ellos también han accedido a explicar su caso públicamente. "Ya no tengo nada que perder", dice uno de ellos.

El funcionamiento del centro era el siguiente: el instituto firmaba convenios de prácticas con empresas del territorio, pero los alumnos, en realidad, trabajaban para el mismo centro. No sólo no había ninguna persona de la empresa que les acompañara durante las prácticas, tal y como fija la normativa, sino que los alumnos nunca pisaban la empresa para la que estaban contratados ni habían hablado nunca con nadie de aquella compañía . A finales de mes, los alumnos en prácticas cobraban un sueldo de la empresa en la que, en teoría, estaban trabajando. “No conozco a nadie de la empresa que se supone que me contrató, ni he hablado nunca con nadie de allí”, explica Dídac Montero, un alumno de informática que estuvo cuatro años en esta situación irregular.

La empresa, después de pagarle el sueldo a un estudiante en prácticas que no conocía, le pasaba una factura al centro bajo el epígrafe “Mantenimiento” y así recuperaba el dinero del sueldo del alumno. Además, según las facturas que ha consultado Tur, estas empresas eran las mismas que después vendían o alquilaban grandes cantidades de material informático en el centro, en algunos casos con precios desorbitados. El instituto tenía jóvenes trabajadores con un sueldo bajo (cobraban entre 3,5 y 6 euros por hora) y las empresas no perdían dinero porque lo acababan repercutiendo en el centro. Además, gozaban de un cliente muy importante, ya que el gasto en material informático de un instituto con 1.500 estudiantes es impresionante. "La corrupción del centro está institucionalizada e incluso documentada", asegura Tur.

A raíz de las denuncias, la primera de las cuales es del 8 de octubre, los Servicios Territoriales de Educación en el Ebro pidieron al instituto "la cesión de las prácticas de cualquier alumno en el mismo centro, recordándoles la normativa aplicable", y el departamento abrió un expediente informativo. Ahora están recopilando toda la información posible y "al terminar se determinarán las medidas pertinentes", según fuentes de Educació. Desde esa primera denuncia ha habido diferentes encuentros entre los testigos y responsables de la conselleria, así como con miembros del sindicato UGT.

Sergi Tur, uno de los profesores que ha denunciado el presunto fraude.

De confirmarse la denuncia que se está investigando, detrás de este entramado podría haber contratos irregulares, explotación laboral y también fraude a la Seguridad Social, entre otros delitos. Según los profesores que se plantaron, también hay casos de alumnos (algunos de ellos menores) que han empezado a trabajar para el centro sin haber firmado ningún convenio y, por tanto, sin ningún seguro de responsabilidad civil ni de accidentes . En estos casos, "el centro paga a los alumnos de forma irregular mediante cheques nominativos firmados por dos miembros del equipo directivo del instituto". Tur exige "una auditoría independiente y con garantías de todo lo que se ha hecho hasta ahora".

Consultado por este diario, el director del centro, Armand Pons, ha negado que se pagara a algunos alumnos con cheques, pero sí ha reconocido que algunos hacían las prácticas en el mismo centro. Así lo ha justificado: "La normativa dice que los alumnos pueden realizar prácticas en centros de trabajo itinerantes. Y, si hay una empresa que tiene como cliente el instituto, es normal que vengan a trabajar al centro". Sin embargo, la normativa prohíbe que los estudiantes hagan prácticas en el centro donde están matriculados. Sobre las presiones que recibían los estudiantes en prácticas, Pons asegura que no tiene conocimiento alguno.

Se formaban entre ellos

La normativa fija que entre el centro y la empresa deben “designar a los tutores de la empresa que harán el seguimiento de los alumnos aprendices” y que tendrán que “coordinar y evaluar las actividades que realizan en cada uno de los dos ámbitos”. Sin embargo, según los testimonios de los estudiantes consultados por el ARA, no tenían ningún tutor que los formara durante las prácticas (ni del centro ni de la empresa) y, cuando venía un estudiante nuevo, eran los que llevaban más tiempo los que le explicaban cómo funcionaba el trabajo. A esta falta de acompañamiento hay que sumarle las presiones a las que dicen estar sometidos por parte de los propios profesores, que sabían perfectamente que su situación era irregular. Algunos aseguran que esta situación repercutió negativamente en sus estudios. El propio Montero explica que su intención era hacer un segundo ciclo de programación, pero ya le bastó. Actualmente, trabaja como informático en una empresa en la que se encuentra muy a gusto: "Quien me habría dicho que estaría mucho más a gusto en el mundo laboral que mientras era estudiante", dice.

Excelencia educativa

Aunque esta práctica podría durar desde hace al menos 15 años, el departamento de Educació lo ignoraba completamente y no ha sido hasta que ha llegado la denuncia que ha empezado a actuar. De hecho, el Institut del Ebre goza de muy buena fama. El pasado mes de noviembre, justo cuando representantes de UGT trasladaban a la conselleria todas estas irregularidades, el director del centro anunciaba orgulloso de que ya hacía 25 años que el instituto forma parte del Proyecto de Calidad y Mejora Continua del departamento de Educación. También celebraba que desde 2003 disfrutan del certificado ISO 9001, que da fe de un sistema de gestión de calidad. La lista de distinciones no termina aquí: en marzo del año pasado, el Instituto del Ebro logró el reconocimiento de Excelencia Educativa que otorga la asociación QualicatEdu, en la que se valora, precisamente, “la interacción del centro con el entorno socioeconómico y el mundo empresarial”, según el departamento de Educació.

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