El discreto masón catalán que movió hilos a la política y los negocios durante años
Ramon Viñals ocupó cargos públicos y fue clave en la reinstauración de la masonería tras la dictadura
- Empresario y político catalán
A menudo se dice que vivimos atrapados entre dos realidades: una es lo evidente, la que tenemos delante de los ojos y que todo el mundo da por oficial; la otra es la oculta, aquella que ocurre detrás del escenario donde se mueven los engranajes, pero que nos influye de manera determinante. En este segundo ámbito se movía un personaje clave para ese país, alguien que, como pretendía, no era muy conocido por el gran público, pero que sí era reconocido dentro de los resortes de poder. En sus cerca de 90 años de vida, Ramon Viñals estuvo vinculado a todo: desde los negocios a la política, pasando por las relaciones internacionales, por las sociedades discretas e incluso por los servicios de inteligencia de varios países.
Seguro que haber nacido en el Palacio del Barón de Quadras ya indicaba que Viñals estaría destinado a pisar los entornos del poder a lo largo de la vida. Su padre había desempeñado varios cargos tanto en el mundo privado (Frigidair, Anglo Española de Electricidad) como en el ámbito público, donde llegó a ser subsecretario de Armamento de la República durante la Guerra Civil. La madre tenía la representación local de Coco Chanel.
Los estudios en química y en óptica le sirvieron para montar un laboratorio y experimentar con el plástico, en una actividad que después se convertiría en negocio. Con una empresa que llevaba su nombre registró un puñado de patentes y formuló el detergente Raky, muy popular durante los años 60. La precocidad del joven empresario llamó la atención de una empresa inglesa, la Telegraph Construction & Maintenance , que le conoció por sus patentes y después pasó a ser cliente.
Esta relación fue clave en su vida, porque los responsables de la empresa le iniciaron en la masonería y, posteriormente, le enviaron a Connecticut para que entrara en la logia universitaria Skull & Bones. El descubrimiento del mundo masónico lo cautivó y desde entonces sería uno de los pilares de su vida. De hecho, fue un hombre clave en la reinstauración de la masonería en el Estado después de la dictadura. Su entendimiento con el Gran Maestro de la Gran Logia de España, Lluís Salat Gusils, se sustentaba igualmente en la confluencia ideológica entre los dos (este último procedía de Estat Català y ERC). También formó parte de la Orden de los Caballeros de Malta (su esposa, Pilar Capdepon, es Dama de la Orden de Malta). Años después, vendería las patentes a la multinacional Monsanto para cambiar de orientación sus negocios, porque entonces entró en el mundo de las energías, con el diseño de centrales hidroeléctricas a través de la firma From Energies.
Con la llegada de la democracia, entró en política a través del Partido Socialdemócrata de Catalunya –en coalición con Esquerra Republicana de Catalunya–, con el que fue diputado en el Parlament, donde llevó a cabo una actividad frenética. Sin ir más lejos, el reglamento de funcionamiento del Parlament fue obra suya, así como numerosas disposiciones vinculadas a la defensa de la lengua catalana. Fue el impulsor de dos leyes primordiales para el futuro del país: la de la refundación de los Mossos d'Esquadra y la de la creación de la CCRTV. También lideró las comisiones de investigación de la quiebra de Rania y de los sobreprecios de las centrales nucleares instaladas en la costa de Tarragona.
Volviendo al ámbito profesional, cabe decir que durante dos décadas fue presidente para la Península de la Compagnie Generale des Eaux, una multinacional francesa que hoy pertenece al gigante Veolia. También fue vicepresidente de Fecsa, de la mano de Juan Echevarría Puig y de la Compañía Mediterránea de Energías SA, así como vicepresidente de la Compañía Ibérica de Energías.
Fuera del terreno de los negocios, cabe destacar que fue miembro del Chicago Council on Global Affairs, miembro fundador de la Fundación Ferrer i Guardia y miembro senior del Círculo del Liceo. También se implicó mucho en la escuela Isabel de Villena, dado que fue él quien hizo la compra de los terrenos de Esplugues que desde 1978 ocupa este centro educativo. Fue presidente de la Cruz Roja de Catalunya, hasta que el ministro Ernest Lluch reorganizó la entidad. Sus estrechos vínculos con la República de Sudán permitieron que fuera representante de esa nación para la ayuda humanitaria ante la Comisión Europea.
Su hijo Xavier es un reconocido activista por el país, líder durante muchos años de la Plataforma Pro Selecciones Catalanas. También fue cónsul de Letonia, pero el Estado le retiró la acreditación con rango exequátur, algo insólito que no sucedía desde los años 40. Su independentismo fue el motivo principal, así como la negativa de Letonia a retirarle el cargo.