Medi Ambient

Los embalses vuelven a desplomarse sin haber superado los niveles del 2022

La ACA teme tener que declarar el estado de emergencia si no llueve antes de noviembre y crece la preocupación en las cuencas de la Ribagorçana y Pallaresa

LleidaLas lluvias de junio y julio, excepcionales, no han resuelto ni mucho menos el déficit de reservas de agua en Catalunya. Con el repunte del calor y el aumento de la demanda de agua en verano, los niveles de todos los embalses catalanes, sin excepción, vuelven a dibujar una curva descendente. Ni siquiera con las últimas precipitaciones se han llegado a alcanzar los niveles de 2022, cuando el estado de sequía ya era preocupante. En las cuencas internas, la Agencia Catalana del Agua (ACA) ya ha lanzado los primeros avisos. Si no existen lluvias generalizadas y generosas en los próximos meses, aumentarán las restricciones del consumo de agua a finales del otoño.

“Las últimas precipitaciones nos permitieron ganar hasta cinco puntos de capacidad –admiten los técnicos de la ACA–, pero no han sido generales y, si no llueve más antes de noviembre, deberemos aplicar medidas más restrictivas”. En mayo, el Govern extendió el estado de excepcionalidad a casi todas las cuencas internas catalanas, lo que afectó a 495 municipios entre las demarcaciones de Barcelona y Girona (que representan 6,6 millones de habitantes). Las lluvias de junio y julio no han resuelto nada. "Hicimos una revisión del estado, pero no tenía ningún sentido modificarlo en pleno verano", explican los propios técnicos.

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L’estat dels embassaments
Volum embassat del 30 de juliol, capacitat total i diferència respecte al mes anterior. Dades en hm3

El escenario de excepcionalidad supone mantener la reducción del 40% del agua para usos agrícolas y el 15% para usos industriales, la prohibición del riego de zonas verdes y de la limpieza viaria con agua potable y limitar la dotación media por habitante y día a 230 litros. Si la cosa no cambia dentro de noviembre "se decretará el estado de emergencia y se reducirá el consumo máximo a 200 litros por habitante y día".

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Entre los días 10 y 12 de julio se logró, en el conjunto de Cataluña, el pico de la onda creciente de la mayoría de embalses. Por aquellas fechas, el conjunto de las cuencas internas superó el 30% de reservas (en mayo habían caído hasta el 25%), pero todavía es un índice que queda por debajo del año pasado (que fue superior al 40%) en pleno verano). Este fin de semana, los niveles están volviendo a caer y llegamos al 27%.

Los casos más preocupantes son precisamente los de los embalses más importantes (Susqueda, Sau, Llosa del Cavall y Boadella) que, pese a ser la principal fuente de abastecimiento del sistema Ter-Llobregat, se encuentran casi a un cuarto de la capacidad. El suministro de agua a Barcelona y toda su área metropolitana, desde el Alt Penedès hasta el Maresme y la Selva, está comprometido. Y la previsión es que el bajón vaya a más. Con el aumento del calor y el pico del turismo en agosto, fuentes de la ACA confirman un aumento de la demanda que acelerará la disminución de las reservas.

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Contención y preocupación

De la grave situación actual, se saca una buena noticia: aún pudo ser peor. No sólo gracias a las lluvias, sino porque también los picos de calor de este año no son (de momento) tan prolongados como los del verano de 2022. Pese a las altas temperaturas de este julio, la cuenca del Ebro ha visto reducida la capacidad sólo un 45% (a principios de mes) al 41% actual. Esto supone una pérdida de alrededor de unos 120 hectómetros cúbicos en tres semanas. El año pasado, con la larguísima ola de calor, se consumió prácticamente el doble en el mismo período.

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"Es un año muy atípico", recuerda el secretario de la comisión de aguas del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Catalunya, Ignasi Servià. No sólo atípico por unas lluvias en pleno verano, sino porque la campaña de riegos ha sido especialmente contenida. El hecho más histórico ha sido protagonizado por el Canal de Urgell, la mayor infraestructura de riego de Cataluña, que se ha visto obligada a detener el riego a manta. Los embalses de los que se nutre, Oliana y Rialb, se han recuperado ligeramente gracias a este esfuerzo. Oliana se ha llenado 45 hectómetros cúbicos y Rialb 81 más. Pero la preocupación no ha desaparecido: ambos embalses están prácticamente en mitad de los registros de los últimos cinco años. "Las lluvias habían compensado la sequía de los meses anteriores, pero el déficit hídrico del río Segre persiste", explican los técnicos de la CHE. La organización estatal declaró hace más de un año el estado de emergencia para toda esta cuenca y todavía no la ha desactivado.

Pero ahora las preocupaciones se extienden también a las cuencas del Noguera Pallaresa y, sobre todo, el Noguera Ribagorçana. Son las que nutren otros riegos importantes de Lleida (como el de Pinyana y Aragó-Catalunya). La CHE mantiene el estado de alerta de estas dos cuencas para que los registros no paren de bajar. El caso más angustioso es el del embalse de Canelles (por debajo del 15%), pero los ojos también están fijados en Escales (poco más del 30%) y Santa Anna (67%). Las distintas comunidades de regantes han reducido el consumo entre un 25% y un 30% para alargar las reservas y asegurar agua para la campaña de 2024.

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La zona hidrográfica del Baix Ebre, que afecta especialmente a los arrozales del Delta y las áreas turísticas de la Costa Daurada, también se encuentra en estado de emergencia y la CHE avisa de que la situación no cambiará en los próximos meses. Y es que el embalse de Mequinenza, el más importante de la zona, está a poco más del 40%, veinte puntos por debajo de lo normal.

Se necesitan más embalses”

La irregularidad pluviométrica que está causando el cambio climático global obliga a nuestro país, según el ingeniero Ignasi Servià, a apostar aún más por los embalses. "Necesitamos una buena capacidad de reserva para recoger el máximo de agua posible cuando llueva y estirar más los episodios de sequía", argumenta Servià. Pero, según sus datos, Catalunya no está haciendo sus deberes. En los últimos diez años, sólo se ha construido el embalse del Albagés (80 hm3). “Justo al lado, en la provincia de Huesca, se han ganado 300 hectómetros cúbicos de embalse con la construcción de San Salvador y, en breve, de Almudévar”.

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Y una última mala noticia: el pantano de Mequinenza, una infraestructura de más de sesenta años, ha visto reducida su capacidad en 161 hm3 por culpa de unos cálculos erráticos y de la bajada persistente de sedimentos. El dato será oficial a partir del 1 de octubre.

Últimos turnos de riego a manta en Lleida

Este fin de semana han finalizado los últimos riegos que la CHE concede a la comunidad de regantes del Canal de Urgell para salvar parte de la cosecha de la fruta (se han sacrificado los cultivos de cereales y forrajes). Se trata de una “partida” de 50 hectómetros cúbicos procedentes de los embalses de Oliana y Rialb que se acordaron después de las lluvias de junio y julio y que deben irse repartiendo durante toda la campaña. Por el momento, según cálculos de la comunidad de regantes, se ha utilizado la mitad de esta dotación, aparte de los 15 hm 3 destinados al abastecimiento de las poblaciones para agua potable (121 municipios, más de 10.000 habitantes y 2.000) granjas). “Confiamos en poder abrir compuertas de nuevo una vez más en agosto y otra en septiembre”, añade el director general de la comunidad de regantes, Xavier Díaz. Cabe recordar que el Canal de Urgell, que riega 70.000 hectáreas con el sistema tradicional a manta (por inundación), suele consumir más de 500 hectómetros cúbicos cuando tiene una dotación llena.

Por su parte, el Canal Segarra-Garrigues, que se abastece de los mismos embalses, dispone esta campaña de 8 hm 3 adicionales para sus cultivos, estos regates con sistemas presurizados de goteo.