Las expulsiones de Ceuta incumplen la legalidad española e internacional
Muchos niños pequeños también han sido devueltos, denuncian las ONG
Enviats especiales en CeutaEspaña está devolviendo a Marruecos a personas que han llegado a Ceuta sin el procedimiento que establece la ley, según denunciaba ayer la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Ni siquiera hay un dato oficial de cuántas de las 5.600 personas que han vuelto a Marruecos lo han hecho obligadas por la policía y cuántas por su propio pie.
La llegada de unas 8.000 personas a Ceuta, según las cifras oficiales (la prensa local afirma que han sido 11.000), desbordó el sistema, y el martes y ayer la policía y el ejército españoles devolvieron automáticamente a los migrantes al otro lado de la frontera sin identificarlos ni ofrecerles asistencia letrada ni la posibilidad de pedir asilo, en los casos de refugiados que huyen de guerras o de situaciones de persecución y que podrían pedir protección internacional.
Es el caso de Ahmed Raf, un chico de 25 años que encontramos desorientado en una calle de la ciudad autónoma. Nos enseña su pasaporte del Yemen, todavía húmedo desde que se lanzó al agua para entrar en Ceuta el lunes. “Grité “¡Asilo! ¡Asilo!” pero no me dejaron ni hablar -recuerda-. Huí de un país en guerra -dice enseñando una enorme cicatriz en el brazo, bajo la cual se notan fragmentos de metralla- pensando que en Europa encontraría seguridad”. Después de un periplo por Egipto y Argelia, llegó hace cuatro meses a la ciudad marroquí de Nador, al lado de Melilla. Intentó dos veces acceder a la oficina de asilo pero la policía marroquí no lo dejó pasar. Organizaciones que velan por los derechos de los refugiados aseguran que han encontrado perdidos por las calles ceutís a una cincuentena de refugiados de Siria, Palestina, el Yemen, Sudán, Libia y Eritrea, a los que la policía ignoró cuando manifestaron que querían protección. Raf asegura que conoce a yemeníes que ayer fueron expulsados en Marruecos.
El drama de los menores
El otro gran problema es el de los menores, niños de hasta cinco años que han llegado sin sus padres. Son la mayoría de los que siguen en las naves industriales del polígono del Tarajal que se habían habilitado como centros de cuarentena para los recién llegados y que ahora están desbordados. También ha habido menores que han sido expulsados.
“Estas devoluciones no cumplen con la legalidad española ni con los estándares internacionales. No hay un análisis individualizado, ni atención a situaciones de vulnerabilidad, como es el caso de los menores o de los demandantes de asilo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha establecido que hace falta asistencia letrada y de un intérprete. El propio Tribunal Constitucional, en la ley de seguridad ciudadana, estableció un régimen especial en las expulsiones desde Ceuta y Melilla y dice que hay que garantizar todo esto -denuncia Paloma Favieres, del CEAR-. La situación de los menores es especialmente grave: estos niños se tienen que poner inmediatamente a disposición de los servicios de protección de menores de la ciudad autónoma y no pueden ser expulsados”. Desde que el ejército asumió el control de las naves el martes, la entidad no ha tenido acceso.
“En las naves hay niños y niñas muy pequeños. Y que han llegado a Ceuta solos. Es la principal indignación de una crisis histórica que ha puesto en evidencia hasta qué punto llega Marruecos con sus propios ciudadanos. Estos pequeños ahora están recibiendo atención de la Cruz Roja y la policía intenta establecer su filiación -explica la periodista local Carmen Echarri-. Representan el gran drama de la inmigración y un auténtico problema para una ciudad como Ceuta, que no tiene medios para atenderlos”.