Pruebas coches

Un gran Subaru todocamino con etiqueta ECO y tracción total, pero poco ahorrador

Ponemos a prueba el 'crossover' de la marca japonesa, que ofrece un buen rendimiento tanto dentro como fuera del asfalto pero presenta un consumo elevado

Subaru es una de esas marcas que tienen personalidad propia, que siguen su propia fórmula y que no se dejan llevar por las tendencias de la industria. Curiosamente, esta filosofía es la que podemos ver en otras marcas, principalmente japonesas: Toyota o Mazda tal vez sean los mejores ejemplos. En el caso de Subaru, la apuesta desde hace décadas es ofrecer vehículos con buen comportamiento fuera del asfalto, un refinamiento. de conducción muy elevado y motores bóxer para mover las cuatro ruedas del sistema de tracción total simétrico tan característico del fabricante japonés. desarrollar un crossover del segmento C en 2012: el Subaru XV. Este modelo, con aspecto de coche compacto pero con altura de tierra y comportamiento más propio de los mejores SUV o incluso de algunos todoterrenos, se ha ido renovando a lo largo de los años hasta llegar al 2024, momento en el que Subaru ha aprovechado para actualizarlo completamente, e incluso le ha cambiado su nombre al mercado europeo por el de Crosstrek.

¿Es un compacto? ¿Es un SUV? No, es el Subaru Crosstrek

Con una longitud de 4,49 metros, el Subaru Crosstrek es notablemente más largo que la mayoría de modelos compactos (un Volkswagen Golf mide 4,28 metros; un Seat León, 4,36, y un Ford Focus, 4,38) y tiene casi la misma longitud que un Audi Q3 (4,48 metros) o un Hyundai Tucson (4,50 metros). Pero ocurre algo curioso: mientras que estos dos modelos pueden encajar perfectamente en el segmento de los SUV, el Crosstrek tiene más bien un aspecto de compacto sobredimensionado que no permite ubicarlo en ninguna categoría concreta.

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Queda bastante lejos de lo que serían compactos con aspecto crossover (como los Audi A3 Allstreet o el Ford Focus Active), porque desde un primer momento resulta evidente que su altura libre hasta el suelo es muy superior. Y como buen coche con aspecto aventurero, su diseño está lleno de las protecciones para los bajos en plástico negro que tanto gustan hoy en día.

El diseño frontal es muy japonés, con unas ópticas led muy estilizadas que se unen entre sí por una moldura (no iluminada) que integra el logotipo de la marca y confluye en la parrilla central, bastante prominente y con una estética renovada. Hasta aquí, ¿nada que no pueda tener cualquier compacto, verdad? Pues bien, el aspecto SUV llega gracias al parachoques, con unas molduras de plástico negro muy prominentes que, además, integran las luces antiniebla.

Continuamos con el plástico negro para hablar del lateral, donde los pasos de rueda están fabricados con este material y tienen unas formas bastante irregulares que aportan un extra de carácter SUV. Aquí destacan elementos como las latas (de 18 pulgadas en nuestra versión) o las barras del techo, fijas y bien presentes a la vista. Y finalmente pasamos a la parte trasera, que destaca por repetir el mismo esquema que la delantera: parachoques con formas prominentes y molduras de plástico negro que integran las luces antiniebla. Aquí también vemos cómo se han renovado los pilotos led, ahora con un diseño en forma de letra C que otorga al Crosstrek bastante más contundencia que la que tenía el modelo anterior.

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Por dentro, la robustez típica de Subaru

Si nos fijamos en los habitáculos de la mayoría de modelos de marcas europeas vemos diseños minimalistas (a veces incluso estridentes) y con frecuencia ausencia total de botones. Por el contrario, las marcas japonesas siguen por su camino de fabricar interiores robustos, prácticos y pensados ​​para resistir el paso del tiempo sin complicaciones. Éste es el caso del Subaru Crosstrek, que presenta un habitáculo en el que, pese a la digitalización haya ganado peso, sigue apostando por detalles analógicos y materiales duraderos.

En la consola central encontramos una pantalla de 11,6 pulgadas en formato vertical que integra la conectividad con el teléfono mediante Android Auto y Apple CarPlay, además de permitirnos configurar todos los parámetros del vehículo en cuanto a infoentretenimiento, aplicaciones y sistemas de seguridad. Pero a pesar de que este monitor es el principal protagonista de la consola central (y desgraciadamente también integre parte de los mandos del sistema de climatización, una solución poco práctica), lo cierto es que el conjunto se percibe todavía bastante analógico y funcional, con una palanca de las de toda la vida para el cambio de marchas, botones clásicos para la calefacción de asientos y un montón de mandos al volante.

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También resulta interesante que la instrumentación, a pesar de integrar una pantalla de 4,2 pulgadas que nos aporta una gran cantidad de información del ordenador de a bordo, está formada por dos esferas que integran agujas de las de toda la vida. Todo ello sumado a una buena calidad de los materiales, que no tienen un tacto premium o de lujo, pero que se nota que aguantarán el paso del tiempo sin complicaciones.

Si hablamos de comodidad y habitabilidad, aquí el Crosstrek ofrece luces y sombras. Las luces llegan de la mano de unos asientos de enfrente muy cómodos que, además, en función del nivel de acabado (hay tres, llamados Active, Field y Touring) pueden ofrecer diez ajustes de posición y regulación eléctrica. Y también llegan a través de las plazas traseras, con un notable espacio para las piernas y para la cabeza y un elevado confort. En cambio, las sombras las encontramos en el maletero, que anuncia una capacidad de tan sólo 315 litros, una cifra claramente insuficiente para un vehículo de casi 4,5 metros. Además, curiosamente esta capacidad es sensiblemente inferior a la del Subaru XV, que ofrecía 340 litros.

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Fiel a la filosofía boxer

Subaru lleva muchos años instalando en sus vehículos motores de tipo boxer, es decir, una configuración muy concreta en la que los cilindros no están en disposición vertical, sino horizontal. Esto tiene implicaciones directas en varios aspectos, pero personalmente creo que hay dos que le convierten en una apuesta muy interesante: el primero, que el centro de gravedad se sitúa mucho más abajo, lo que favorece el comportamiento dinámico. Y el segundo, que su funcionamiento es muy suave porque el equilibrio es casi perfecto y reduce notablemente las vibraciones.

Este último aspecto es el que se nota desde el primer momento en que se conduce este Subaru Crosstrek. La suavidad de funcionamiento del motor es muy notable, especialmente si a la ecuación le sumamos una pequeña ayuda eléctrica (de ahí la letra e que da lugar al motor e-Boxer) que añade un total de 17 CV. Curiosamente, este Crosstrek híbrido desarrolla una potencia máxima de 136 CV, 14 menos que el modelo anterior, que tenía 150. Pero aquí la aportación eléctrica se ha optimizado, por lo que las prestaciones de ambos modelos son casi idénticas.

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El motor principal es de 2.0 litros y cuatro cilindros, mientras que una pequeña batería de 0,57 kWh se encarga de alimentar un motor eléctrico que puede llegar a mover el coche por sí mismo, aunque durante muy poco y sin rato aceleraciones contundentes. Todo un conjunto que, sobre el papel, es infalible... pero que se ve perjudicado por el funcionamiento de un cambio de tipo CVT (de variador continuo) que personalmente creo que empeora el rendimiento del motor y, encima, afecta a los consumos.

Los cambios de tipo CVT son, para entendernos, como los de una scooter: la aceleración es infinita porque carecen de marchas reales y normalmente suelen disponer de una función que simula los cambios entre marchas (incluso con levas detrás del volante) para poder rebajar las revoluciones del motor una vez vamos ganando velocidad. En el Subaru Crosstrek que hoy nos ocupa este cambio es suave y refinado a bajas velocidades y también si queremos acelerar de forma muy progresiva pero poco efectivo y ruidoso si debemos acelerar de forma contundente.

Pulsar el acelerador para incorporarse a una carretera o realizar un adelanto es sinónimo de escuchar cómo el motor sube muchas revoluciones y el incremento de velocidad no se corresponde con el sonido que nos llega al habitáculo. Y, además, hace que el consumo aumente notablemente. El Subaru Crosstrek homologa un gasto de 7,7 litros cada 100 kilómetros, pero en la práctica esta cifra puede alcanzar los 8 sin problemas. Además, si tratamos de reducir los consumos a través de una conducción lo más eficiente posible, será muy complicado bajar de los 7 litros.

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Un coche suave, cómodo y muy capaz tanto dentro como fuera del asfalto

Es una lástima que el cambio de marchas, pese a ser suave, sea poco eficiente, porque desmerece un conjunto realmente fantástico en el que todavía nos falta por comentar la verdadera alegría de la corona: la tracción total simétrica. Este sistema de tracción 4x4 tiene la particularidad de ser permanente, es decir, que siempre envía fuerza a las cuatro ruedas y no debe decidir entre dos o cuatro como ocurre en otros muchos coches con tracción total.

Además, se ve ayudado por la electrónica mediante los programas de conducción X-Mode, que adaptan aspectos como la respuesta del acelerador, el cambio o el reparto de tracción a través de los modos normal, nieve/arena y nieve profunda/ barro.

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Si a todo ello sumamos el control de descensos y una altura libre en el suelo de 22 centímetros, el resultado es un coche que ofrece unas más que notables aptitudes off-road y que nos permite salir del asfalto con garantías. Pero estamos ante un todocamino, por lo que resulta tan o más importante la conducción sobre el asfalto como la conducción 4x4. Afortunadamente, Subaru ha sido capaz de crear un coche refinado que se comporta con una suavidad muy elevada por la ciudad y sólo se ve perjudicado por el hecho de que sus casi 4,5 metros de longitud no le convierten en el coche más práctico del mercado para moverse por entornos urbanos.

Por carretera circulando a velocidad constante y huyendo de aceleraciones fulgurantes, es donde más cómodo se encuentra este Crosstrek. No sólo porque es donde alcanza los consumos más bajos, sino porque la dirección es precisa y la puesta a punto de la suspensión prevalece la comodidad por encima de la deportividad. Todo ello acompañado por el plus de seguridad mecánico que nos llega de la tracción total, y electrónico que nos llega a través del sistema EyeSight, que incorpora a todos los asistentes a la conducción disponibles en la marca desde el acabado de acceso.

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Conclusión de la prueba del Subaru Crosstrek

Tal vez el Subaru Crosstrek no sea un superventas, pero es un coche muy cumplidor que se mantiene fiel a la filosofía de la marca, incluso habiendo introducido la electrificación en su motor bóxer. Circulando por ciudad o por carretera es cómodo, fuera del asfalto es mucho más efectivo que la mayoría de SUV del mercado y permite a sus ocupantes viajar con un elevado confort y un espacio interior notable. Además, todo ello por un precio que comienza en 32.500 euros. La lástima es que su maletero sea bastante pequeño y que los consumos sean elevados. Si Subaru soluciona estos dos aspectos estaremos frente a uno de los mejores crossovers del mercado... o quizás incluso de lo mejor.

Subaru Crosstrek 2.0i Touring
  • Precio<p>37.500 euros</p>
  • Combustible<p>Gasolina</p>
  • Etiqueta ecológica<p>Etiqueta ECO</p>
  • Motor<p>2.0 gasolina e-Boxer 4 cilindros</p>
  • Potencia<p>136 CV y ​​182 Nm de par</p>
  • Tracción<p>Total permanente</p>
  • Medidas y peso<p>4.495mm largo / 1.800mm ancho / 1.600mm alto / 1.670 kilos</p>
  • Nota<p>7,5</p>