Viajes

El hombre que nació y murió dentro de un inodoro

El alcalde de Suwon, en Corea, dedicó su vida a mejorar los lavabos de su ciudad y convirtió su casa en un inodoro gigante

BarcelonaSe llamaba Sim Jae-duck, pero era conocido como Mr.Toilet. Toda su vida la dedicó a una gran causa: los inodoros. Se encaparró tanto con este tema que un día le comunicó a su mujer que había contratado a un arquitecto para encomendarle un proyecto: derribar la casa donde vivían en un barrio tranquilo de Suwon, en Corea del Sur, y levantar un edificio de dos pisos con forma de inodoro. Es decir, en los últimos años de vida los vivieron dentro de un inodoro gigante. Los ciudadanos de Suwon se acercaban a ver el edificio, fascinados. Ahora bien, no consideraban que Sim Jae-duck fuera un loco. Todo lo contrario: era su alcalde.

Suwon está a unos 45 minutos al sur de Seúl, la capital. Es una ciudad famosa por sus murallas medievales y por ser la sede de un gigante como la marca Samsung. Pero en los años 70, en la mayor parte de hogares de Suwon no había inodoros modernos. Corea había sufrido años de guerra y pobreza, así como décadas de lenta inmigración de campos hacia los nuevos barrios impersonales de las ciudades, donde la gente buscaba trabajo. La prioridad no había sido como ir de vientre en una época en la que costaba llegar a finales de mes. Entonces mandaban los militares, con mano de hierro, que reprimían los movimientos democráticos con dureza. Había pánico a una nueva escalada militar con el norte y el milagro económico coreano todavía no se había producido. Pero Sim Jae-duck ya le daba vueltas a cómo iba la gente en el inodoro después de escuchar una charla de un médico británico sobre hábitos higiénicos. Tenía sentido que fuera un aspecto central de su vida, ya que él había nacido dentro de un aseo, siguiendo una tradición coreana de la época en la que los bebés nacían en casa y según la cual parir en el lavabo traía buena suerte.

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Jae-duck había encontrado una lucha por la que valía la pena dejarse el alma: los inodoros. Se empeñó con saberlo todo sobre higiene. Entonces en muchas casas coreanas se utilizaba un agujero en el suelo. En muchas zonas se utilizaba la mano o un papel utilizado otras veces para secarse. Viajando, Jae-duck se enamoró de los nuevos inodoros japoneses, aquellos con un montón de botones, que le parecían futuristas. Abogado de profesión, decidió iniciar su carrera política para llegar a la alcaldía de Suwon destacando en su programa que haría de su ciudad la ciudad con la mejor red de servicios públicos del país. Y así lo hizo, aprovechando dos momentos clave. Primero, los Juegos Olímpicos de 1988, y después, el Mundial de Fútbol de 2002, lo que le permitió recibir fondos públicos para mejorar infraestructuras sanitarias en la ciudad. "Si llegan personas de todo el mundo y ven que tenemos inodoros del pasado, quedaremos mal", defendió ante el Parlament. Para conseguir que Suwon fuera sede del Mundial removió cielo y tierra, creó una campaña en la que logró que 4.000 familias de la ciudad ofrecieran una habitación a aficionados de todo el mundo. La condición, por supuesto, era recibir fondos para mejorar sus aseos. En verano del 2002, Suwon podía presumir de tener una red de lavabos públicos bien limpios, donde sonaba de fondo música clásica y que siempre olían bien. Era el inicio de la "revolución de los inodoros", tal y como él la bautizó, que acabó con casi 1.000 aseos públicos, algunos de ellos convertidos en atracciones turísticas, como los situados cerca del estadio de fútbol, ​​con forma de pelota.

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Y Jae-duck quiso ir más allá. Su lucha por unos inodoros de calidad debía ser global, así que en 2001 se unió la World Toilet Organization, una organización fundada por el empresario de Singapur Jack Sim, por cierto, que compartía manía por los inodoros. Duraron poco juntos. Jae-duck creía que Sim se equivocaba en la forma de trabajar, así que en 2007 fundó laWorld Toilet Association, la asociación mundial de los lavabos, y logró fondos de las Naciones Unidas. Con sede en Suwon y consigo mismo como primer presidente, claro. En la jornada inaugural del primer congreso, participaron personas de más de 60 países. Jae-duck les presentó estudios médicos que demostraban que si se cuidan los inodoros hay menos infecciones. "Más de 2.000 millones de personas carecen de inodoro, no tienen acceso a unos servicios dignos, lo que ayuda a extender enfermedades", defendió.

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La obsesión del coreano por los inodoros era tal que decidió gastarse 1,5 millones de euros en construir la casa con forma de inodoro gigante de dos plantas. La bautizó como Haewoojae, que vendría a querer decir "el sitio para solucionar tus problemas", un eufemismo que los coreanos utilizan para hablar de los lavabos. Hoy en día, esta casa se ha convertido en un museo que puede visitarse. En ella se explica la necesidad de cuidar la higiene con exposiciones y un espacio interactivo para los niños de las escuelas que visitan el museo. En el exterior, hay un jardín con un montón de esculturas que explican las distintas formas en las que los humanos han ido de vientre en el pasado. Ya sea dentro de cabañas, dentro de agujeros o secándose el trasero con cuerdas. Jae-duck coleccionó arte y objetos relacionados con la materia y logró que su casa se haya convertido en un museo después de su muerte, en el 2009. Jae-duck, que sufría un cáncer de próstata, va pedir morir en casa, en su lavabo gigante. Hoy un busto suyo preside el complejo donde es recordado como Mr.Toilet.