El impacto directo e indirecto del turismo de reuniones, negocios y eventos
El gasto que realiza un turista de reuniones, negocios y eventos es actualmente un 32% superior al del año 2019
El aumento del gasto que genera en el territorio es uno de los atributos más preciados del turismo de reuniones, negocios y eventos, un segmento que, entre enero y abril de este año, supuso una inyección de 684,3 millones de euros en nuestro país. El turista extranjero que este primer cuatrimestre de año visitó Cataluña por trabajo o por asistir a ferias y congresos hizo un gasto medio de 1.368 €, un 32% superior al que hizo en 2019. Además de este notable gasto , apuntan desde el sector, se trata de un tipo de turismo que rompe con la estacionalidad, con un alto potencial de retorno económico al país y de interacción con el mundo empresarial local. Alba Colombo, experta en estudios críticos de eventos, subraya el hecho de que el turismo de eventos, “bien sean empresariales, bien deportivos, corporativos o culturales, tiene un impacto directo, pero muchos indirectos”, lo que se pone de manifiesto. sobre todo en el de congresos y actos corporativos, "los asistentes a los que la mayoría de las veces vuelven después a título personal, con sus familias y amigos".
La también profesora e investigadora de la UOC insiste en este “impacto económico inmediato y también a largo plazo”, aunque se trate de un turismo “de estancia muy corta y sujeto a un calendario concreto, que viene a hacer algo muy específico y que se encuentra asimismo controlado por según qué tipo de corporaciones, negocios y turoperadores”. "No es un turista espontáneo que se mueva libremente por la ciudad", añade.
La sostenibilidad, desafío principal
En junio, en el marco del Meet Catalunya Green, se revelaba que las personas que viajan por negocios a Cataluña proceden principalmente del resto de España, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido. En palabras de Maria Eugenia Altamirano, directora del máster en gestión turística sostenible de recursos y destinos de Ostelea-EAE Business School, lo que resulta más atractivo de Cataluña para el sector “es la posibilidad de combinar negocios con diversas actividades y experiencias de ocio, gastronomía, cultura y el buen clima que caracteriza a la región”. Sin embargo, alerta, el cambio climático y la creciente demanda de sostenibilidad son algunos de los grandes desafíos a los que se expone el turismo de reuniones, negocios y eventos.
Un informe publicado este año por EAE Business School revela que un 80% de los encuestados ven afectadas sus decisiones de viaje por el cambio climático y un 68% querrían comparar destinos en función del impacto ambiental y social que su visita podría general. Unos datos que, a juicio de Altamirano, “sugieren que algunos destinos emergentes en el sector pueden aprovechar los cambios de tendencia para posicionarse competitivamente”. Es el caso de los Pirineos, apunta, quienes “podrían aumentar su atractivo para eventos y reuniones para ofrecer un clima frío más suave en invierno”. Otros destinos emergentes en el sector que Altamirano cita por su potencial son Girona, Tarragona, Lloret de Mar y Sitges.
Es innegable que Barcelona tiene la capacidad de atraer a grandes congresos mundiales, lo que, en palabras de Alba Colombo, “no siempre es positivo”. La profesora e investigadora de la UOC apunta que la ciudad condal ha tenido "un potencial maravilloso para darnos a conocer, pero no lo hemos sabido hacer bien". En los años 20 del siglo XX, con las exposiciones universales; en 1992, con los Juegos Olímpicos; en el 2004 con el Fórum de las Culturas... Ejemplos hay muchos, y en la universidad, explica Colombo, algunos los emplean como estudios de caso para intentar no reproducir errores del pasado. Esto se debe a que, actualmente, lamenta, “el centro de la ciudad no pertenece a sus ciudadanos: no hay establecimientos ni comercios para los locales, no oyes hablar ni castellano ni catalán, no se rotula en ninguno de los dos idiomas...” Hay eventos como el Mobile, subraya, "que no nos ayudan a desarrollar el sector de la tecnología o la telefonía de nuestro país, sólo nos utiliza como escenografía de un evento mundial, y eso no nos ayuda". Las consecuencias de la mala gestión de los grandes eventos de la ciudad también se producen con los de tipo cultural. “El Sònar o el Primavera Sound ya no son festivales de la ciudad ni los gestionan las personas que los pusieron en marcha, sino que se han vendido a grandes grupos inversores mundiales, y ya veremos qué ocurre con el Cruïlla”, lamenta Colombo . La experta en estudios críticos de eventos hace un último llamamiento: “Pensar a quién benefician estos eventos y su impacto económico, si a las grandes corporaciones hoteleras, a las grandes cadenas de restauración o al pequeño comercio, y darnos cuenta de que quizá no sea el modelo de ciudad que deberíamos tener”.