Martin Longobuco: "El internet de las cosas supondrá un cambio disruptivo en el modelo empresarial"

Gigantes como Apple, Microsoft o Google nacieron en un garaje. Ustedes lo hicieron en un altillo.

En el garaje de casa hacía un frío increíble; en el altillo estaba mucho mejor. Hace quince años, mi esposa y yo decidimos crear BDPFrio, que todavía está en marcha. Se trataba de una consultoría especializada en buscar soluciones para empresas que necesitaran distribuir productos con una temperatura controlada. De esa empresa salió la idea para crear DataLong16. Nuestros clientes sólo tenían la posibilidad de saber si la cadena del frío se había roto cuando el producto llegaba a su destino. Pensamos que era necesario conseguir que las empresas pudieran saber en todo momento qué temperatura tenía el producto que transportaban para poder incidir antes de que fuera demasiado tarde. El resultado fue un aparato capaz de monitorear la temperatura y posición del objeto. Hace tres años empezamos con cinco personas en el altillo; ahora ya somos 25 personas en el equipo.

Han incrementado mucho la plantilla pero, en cambio, en su catálogo sigue habiendo un solo dispositivo: el aparato con el que empezaron.

Pero el aparato ha evolucionado muchísimo. Hemos ido añadiendo nuevas funcionalidades, como la posibilidad de ponerse en modo avión automáticamente o bien el hecho de que todos los datos recogidos cumplan con los niveles de certificación necesarios para ser utilizados como prueba judicial. Esto nos ha abierto nuevas puertas. Si empezamos trabajando con el sector farmacéutico, ahora tenemos también encargos del sector logístico e industrial.

Su crecimiento se enmarca dentro del fenómeno del internet de las cosas. ¿Todavía es un mundo muy desconocido?

Estamos justo en los inicios de lo que está siendo una revolución absolutamente brutal; es un momento emocionante que ha colocado a Barcelona en un lugar estratégico ideal. A nuestro alrededor hay un montón de empresas como DataLong16 que están haciendo cosas increíbles. Estamos creciendo tanto que incluso nos planteamos ir a buscar a los ingenieros que tuvieron que marcharse fuera de Cataluña para volver a contratarlos. En un futuro, los datos serán el equivalente al petróleo. Representa una oportunidad como la que significó, en su día, la llegada de internet. Vivir abocados a la información cambiará el modelo social y nos permitirá mejorar muchísimas cosas.

¿También modificará el modelo empresarial?

Incluso en esto habrá un cambio disruptivo. Las empresas tendrán que ser conscientes de que la propiedad de los datos recae en quien los crea. Deberán tener una fuerte responsabilidad social. Además, tendrán que ser las instituciones públicas las que protejan al ciudadano de la manipulación de sus datos. La evolución tecnológica es imparable y es necesario regularla.

¿Cuánto facturan?

Preferimos no facilitar este dato. El producto ha salido al mercado hace cuatro meses, después de años de desarrollo, así que la cifra es pequeña. Decidimos realizar tres rondas de financiación para conseguir salir al mercado con un buen producto, con el riesgo económico que ello comportaba. Por suerte, nos ha salido bien. En 2018 prevemos facturar cerca de 3 millones de euros y, en cinco años, queremos convertirnos en multinacional. Salvando distancias, Grifols empezó como nosotros.