Hablemos de dinero

Joel Díaz: "Me da miedo todo lo que pasa de 100 euros porque soy muy conservador"

El humorista explica su trayectoria profesional y su relación con el dinero

3 min
Joel Díaz

BarcelonaJoel Díaz (Santa Coloma de Gramenet, 1980) reconoce que fue consciente de qué suponía el dinero cuando era pequeño. El humorista explica que, a pesar de que él se consideraba clase media, un golpe de realidad le sorprendió en la escuela: “Mis padres hicieron muchos esfuerzos por llevarnos a una escuela privada y desde muy pequeño fui consciente que yo era más pobre que los demás compañeros de clase. No podía llevar los mismos zapatos o irme de vacaciones como ellos, y esa sensación me produjo un conflicto personal y frustración... Me hizo ser consciente más temprano de lo normal de la diferencia de clases”.

Díaz apunta que, como reacción, ésta fue una de sus principales motivaciones para ponerse a trabajar lo antes posible. “Mi primer trabajo remunerado fue con 17 años a través de una empresa de trabajo temporal. De joven trabajé de todo: descargando camiones, de mozo de almacén, de transportista, de camarero, en un call center… Siempre había tenido esa cosa dentro por el dinero y quería ganarme la vida”. Sin embargo, todos estos trabajos Díaz los combinó con los estudios universitarios, e incluso se encontró siendo becario de deportes en TV3 con 31 años mientras cursaba comunicación audiovisual.

Del primer sueldo, Díaz admite que no recuerda qué hizo, pero sí le viene a la cabeza la sensación de que pasó de pedir cigarrillos para fumar a comprárselos. "Es triste", dice Díaz, quien afirma que el tabaco es "la peor inversión económica" que ha hecho.

Con los años, Díaz saltó al mundo de la comunicación, primero a través de un trabajo en el semanario El Jueves y después a varios medios después del éxito de La Sotana. Preguntado sobre la precariedad del sector, y en especial de las colaboraciones, claro, dice: “Yo venía de muchos años de precariedad, era mileurista, vivía en un piso de protección oficial y pasé dos veces por paro, pero al menos tenía derechos y un contrato. Y de repente me encontré siendo autónomo pero pudiendo ganar más dinero. Supongo que una cosa compensa la otra”, explica.

Actualmente Díaz sigue trabajando por cuenta propia, con las obligaciones burocráticas que ello conlleva, pero aclara que tiene la suerte de poder delegar estas tareas “sórdidas, horribles e insoportables” a un familiar. "Soy un completo negado en burocracia y administración", resume. Sobre si su trabajo está bien remunerado, el comunicador reflexiona que aparecer en los medios tiene una parte positiva pero también una negativa: “Salir en televisión está bien pagado, pero muchas veces la gente no es consciente de la inestabilidad del sector y que tu proyecto puede irse a la mierda en poco tiempo”.

Además, a las dificultades de este mundo se suma otro tópico: los falsos autónomos. "Es una vergüenza ver cómo muchos medios de comunicación privados trabajan con esta fórmula de falsos autónomos, es lamentable, pero hoy en día parece que a nadie le importa", dice.

En cuanto a sus finanzas personales, el primer presentador del Zona Franca afirma que no tiene ningún tipo de planificación: “Soy muy después con compras de veinte euros, por ejemplo, pero me da miedo todo lo que pasa de cien euros porque soy muy conservador y sufro. La mejor inversión que he realizado es mi moto, pero no tengo un piso en propiedad ni nada. A veces me llama el del banco para regañarme por no mover el dinero y me hace sentir idiota, pero no entiendo. Cuando no tenía dinero, evitaba mirar la cuenta bancaria para saber cuántos me quedaban”.

Otra cuestión que aparece en el mundo de los medios de comunicación es la autoexplotación, el forzar la máquina y aceptar colaboraciones por encima de las posibilidades de uno mismo. En este sentido, Díaz admite que esto ocurre "por la inestabilidad". Y añade: "Ahora estoy teniendo estas oportunidades y pienso que quizás dentro de dos años se habrán olvidado de mí o ya no estaré de moda, por tanto, las tengo que aprovechar y todos acabamos sobrepasados ​​muchas veces". ¿Y el futuro? “Lo gestiono como un niño pequeño: tapándome las orejas y gritando para no oír nada”, responde.

Antes de marcharse, una última pregunta: ¿es un tabú hablar de dinero en Cataluña? “Lo es para los ricos, porque la burguesía catalana ha sido tradicionalmente poco ostentosa y prudente. La mayoría, quienes son pobres, se sienten cómodos hablando sobre dinero y lo poco que cobran”, concluye Díaz.

stats