Medio Ambiente

El joven activista climático huido de Colombia que alza la voz desde Catalunya

Francisco Vera, de 14 años, es fundador del movimiento infantil Guardianes por la Vida, asesor de la ONU y un firme defensor de la preservación del medio ambiente

Santa Coloma de Farners (la Selva)El adolescente colombiano Francisco Vera, de 14 años, es uno de los activistas climáticos más famosos e influyentes del mundo. Siguiendo los pasos de Greta Thunberg, pese a su cortísima edad hace ya tiempo que se dedica a hacer de altavoz de todos los niños y jóvenes que, preocupados por el futuro, alertan sobre los peligros de la emergencia climática. Tiene cerca de 200.000 seguidores en las redes sociales, se ha reunido con líderes mundiales como el Papa de Roma, ha participado en cumbres internacionales y es asesor del Comité de los Derechos del Niño de la Organización de Naciones Unidas (ONU) . Con 9 años, cuando los bosques colombianos del Amazonas estaban ardiendo, fundó el movimiento infantil Guardianes por la Vida, que reúne a miles de seguidores, sobre todo en América Latina. Sin embargo, su lucha por el clima le ha traído muchos problemas a Colombia, ya que su mensaje ecologista le ha enfrentado con grandes poderes económicos, hasta el punto de recibir amenazas de muerte y tener que irse del país porque no tenía garantizada la su seguridad. Desde hace más de dos años vive en Catalunya –en las comarcas gerundenses, aunque el nombre de la localidad, justamente por razones de seguridad, prefiere mantenerlo en el anonimato– y, desde aquí, sigue activo con sus campañas en favor del medio ambiente, mientras sigue las clases y cumple con los deberes del instituto.

Últimamente, entre viajes y acciones por todo el mundo, Francisco Vera se ha reunido en Santa Coloma de Farners con diferentes grupos de alumnos de instituto de las Escuelas Verdes de la comarca de la Selva para difundir y dar a conocer el su mensaje. Con un catalán perfecto, unas dotes de oratoria impropias de su edad y un discurso claro y conciso, el joven activista intenta remover conciencias para animar a los jóvenes a movilizarse y levantar la voz. Eso sí, por experiencia propia, Vera sabe que hay muchos intereses en juego que no lo ponen fácil: "Las grandes industrias como la ganadera o el petróleo provocan daños en la naturaleza, y Latinoamérica es una región muy peligrosa para ejercer la activismo, ya que los campesinos o indígenas que denuncian a los macroproyectos están amenazados.

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"El activismo es una forma de ejercer la ciudadanía"

Ante los jóvenes que le escuchan, el activista, que quiere transmitir un mensaje de compromiso e ilusión, hace bandera de un nuevo concepto, el deecoesperanza, como respuesta a laecoansiedad, que paraliza y genera sufrimiento. "A muchos jóvenes los problemas del cambio climático les provocan frustración, lo que les lleva a la inacción, así que debemos centrarnos en la esperanza, actuar, movilizarnos y ver que hay solución", defiende Vera, que añade: "La naturaleza tiene un mensaje muy poderoso, pero no le escuchamos. Si le escucháramos veríamos que está enferma, en riesgo, y que debemos dejar las diferencias a un lado y unirnos. Es una cuestión de justicia".

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Con su mensaje de optimismo, Francisco Vera anima a sus compañeros a implicarse activamente, ya que, aunque, como es lógico, no tienen la experiencia ni el conocimiento necesario para proponer medidas concretas, tienen el energía para hacer mover ficha a los gobiernos y las empresas: "El activismo es una forma de ejercer la ciudadanía, de catalizar nuestros derechos que se ven vulnerados, tenemos el derecho a participar, a ser escuchados. Tenemos el derecho al futuro" , dice Vera. Y, citando a Séneca con una naturalidad admirable y nada pretenciosa, termina: "El poder de los adversarios recae en nuestro miedo. Si no tenemos miedo, pierden el poder, así que debemos ser valientes y atrevernos a denunciar lo que está pasando ".

Para el joven colombiano, es clave focalizar todas las reivindicaciones en el cambio climático, porque de ahí se derivan o retroalimentan muchos de los otros problemas que maltratan a la sociedad. "Estamos en un mundo con los niveles más altos de violencia desde la Segunda Guerra Mundial, mucha pobreza, dificultades para acceder a los servicios esenciales, y el cambio climático es un intensificador de todos estos problemas, al igual que estos problemas intensifican la crisis climática –dice–. Las guerras tienen efectos negativos en el cambio climático y, a su vez, el cambio climático provoca que haya más guerras”.

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Contactos con los ecologistas gerundenses

El movimiento de Guardianes por la Vida ha arraigado con fuerza en los países latinos, pero, a través de sesiones como la de Santa Coloma, Vera también quiere crear vínculos en Cataluña. Por eso, más allá de hablar con alumnos y profesores de instituto, el activista también se ha reunido con entidades ecologistas gerundenses para sentar las bases de futuras colaboraciones. El joven, por ejemplo, ha establecido contacto con la plataforma No a la Mat, contraria al paso de la línea de muy alta tensión por las Guilleries, y con la Asociación de Naturalistas. Son grupos muy arraigados en el territorio que llevan tiempo trabajando por la preservación del medio ambiente, pero les cuesta sumar adhesiones entre las nuevas generaciones. Gracias a la cooperación con Vera, pues, confían animar a más jóvenes y adolescentes en sus luchas para garantizar el futuro del activismo climático.

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