Tecnología

El juego sucio de Yogome, el antiguo rey de las aplicaciones educativas infantiles

La compañía mexicana había hinchado los números y acabó despediendo a toda la plantilla

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La plataforma educativa Yogome acabó despiendo a todos los trabajadores.

Los ocho ascensores de la colosal Torre Latinoamericana, en Ciudad de México, apenas se detienen nunca. A los pies de este rascacielos, uno de los edificios más emblemáticos del centro histórico de la capital, siempre hay una confluencia de turistas, ejecutivos y jóvenes emprendedores. En el interior, la torre esconde 44 plantas que acogen desde el Museu del Bicentenari, una terraza con vistas, una cafetería y una tienda de recuerdos, hasta sedes y oficinas de empresas ystart-upsde todo tipo. Para explicar elepic failde esta semana, debemos situarnos en la planta 17 de este rascacielos. El jueves 4 de octubre del 2018, alrededor de la una de la tarde, el personal de Yogome pisaba por última vez su céntrica sede. Los ordenadores desde donde habían desarrollado cientos de juegos educativos digitales para aprender matemáticas, inglés o programación estaban apagados.

"Los abogados nos están obligando a renunciar a nuestros puestos de trabajo y hay guardas de seguridad que no nos dejan marchar si no lo hacemos", revelaban los trabajadores de la compañía en Twitter, a través de una cuenta conjunta. Era el mensaje que certificaba el derrumbe de una de lasstart-upsmás prometedoras de México, tal y como había vaticinado años antes la prensa del país. Fundada en 2011 por Manolo Díaz y Alberto Colín, el proyecto logró levantar rápidamente 750.000 dólares a inversores de Silicon Valley. "Crearon una propuesta de valor que el mercado aceptó bien, supieron atraer talento –fichando a 150 trabajadores– y captaron inversión nacional e internacional", resume Susana Domingo, directora del máster en dirección y administración de empresas (EMBA) de la UPF – Barcelona School of Management. Las aplicaciones educativas de Yogome para dispositivos móviles convencieron a los usuarios de más de 50 países y, de rebote, varios fondos de capital riesgo. En el 2016 cerró una ronda de financiación de 6 millones de dólares y en marzo del 2018, una última jugosa, de 27 millones. Medio año después, el 18 de septiembre, Yogome perdió la partida.

Aquel martes, en una fiesta que la start-uporganizó después de una reunión, un trabajador confesó a uno de los inversores que los datos de ventas que la compañía le había presentado no eran los reales. Presuntamente, Yogome había estado inflando sus resultados desde el 2016, tal y como reveló en la revista mexicana Expansión uno de los inversores, después de realizar una investigación interna. El anuncio comportó un alud de reacciones por parte de extrabajadores de Yogome, que apuntaron a Manolo Díaz como el artífice del engaño. Con ese panorama, el 4 de octubre la empresa despidió a todos los trabajadores.

"En el mundo del emprendimiento, muchas decisiones se basan en expectativas –avanza Domingo–. Para evitar engaños e incluso autoengaños, es muy importante realizar auditorías detalladas e incrementar el control sobre el gobierno del empresa", apunta. Según la experta, este tipo de fraude es la combinación de dos factores: "la presión que deben aguantar lasstart-upsy la falta de escrúpulos de sus creadores".

La lección

Susana Domingo, directora de la EMBA de la UPF-BSM, alerta del peligro que pueden acarrear las expectativas en el emprendimiento. "Pueden causar engaños y autoengaños opina . Para evitarlo, hay que hacer auditorías minuciosas, incrementar el control sobre las operaciones y sospechar cuando se recibe una gran inversión pese a tener pocas ganancias", dice.

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