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¿Por qué llora mi bebé? Un algoritmo te lo puede decir

Un estudio del Clínic identifica las causas del llanto de los bebés y permite crear un software que lo interpreta automáticamente con el objetivo de mejorar la relación con los padres

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Un niño llorando por la noche.

BarcelonaSaber por qué llora un bebé, sobre todo en los primeros días de vida cuando todavía padres e hijo no han tenido tiempo de conocerse, es una de las inquietudes más habituales de las familias. Ahora, un estudio ha identificado las principales causas del llanto a través de sus características acústicas, pero también a través de las señales de electroencefalografía, de la saturación cerebral de oxígeno, de las expresiones faciales y de los movimientos corporales, entre otros aspectos. El estudio ha sido realizado por el servicio de neonatología del Hospital Clínic y del IDIBAPS en colaboración con la start-up Zoundream AG. En la investigación se incluyeron 38 bebés sanos sin anomalías congénitas ni enfermedades destacables seleccionados en la maternidad del Clínic de Barcelona. A través de los datos que se recopilaron de cada recién nacido mientras lloraba de forma espontánea se definieron tipos de llanto por diferentes situaciones como hambre, sueño, inquietud, gases y estrés.

La investigación mostró que cada tipo de llanto se caracterizaba por diferentes patrones acústicos, neurofisiológicos y de comportamiento. Por ejemplo, el llanto de hambre es intenso, ruidoso y de corta duración, mientras que el llanto por sueño es de larga duración, con gritos prolongados y monótonos. Los autores del estudio han dejado claro que se trata de "un apoyo para las familias", pero que en ningún caso quiere ser "un sustituto". "Porque los padres son los que más conocen a sus hijos y lo que queremos hacer es empoderar más a las familias y ayudarlas, sobre todo en aquellas primeras semanas en las que tener un bebé en casa que llora puede generar mucho estrés", indica Anna Lucia Paltrinieri, pediatra de neonatología del Hospital Clínic.

El objetivo último del estudio es trasladar toda esta información a un algoritmo de inteligencia artificial, desarrollado con la start-up Zoundream, que pueda interpretar de forma automática las causas del llanto y que se introduce en un dispositivo vigiladones. "Hemos intentado realizar un algoritmo que sólo con la acústica -y el resto de patrones- pueda decir qué le pasa al bebé y eso es un software que ya está desarrollado y ya lo hemos probado y saldrá al mercado de la mano de vigilabebés , pero se puede implementar en cualquier dispositivo que tenga un micrófono. Será el primero de muchos que vendrán después, incluida Alexa", ha explicado Ana Laguna, cofundadora e investigadora de Zoundream AG. El software tuvo una precisión del 92% con los bebés con los que se probó.

A día de hoy ya hay herramientas que analizan el llanto de forma subjetiva. En este caso, el ensayo clínico quería demostrar que, además de los patrones acústicos, el llanto tiene otros rasgos -faciales o de actividad cerebral- que caracterizan al llanto. "No es sólo acústica, hay otros patrones que acompañan al llanto -actividad cerebral, ritmo cardíaco, expresión facial...- y que demuestran que este bebé tiene hambre, por ejemplo", explica Ana Laguna.

Estos son los diferentes tipos de llanto

Llanto por hambre. Es constante, rítmico, repetitivo, de corta duración, intenso, fuerte y ruidoso, pero no agudo, y puede provocar una variedad de expresiones faciales y movimientos corporales destinados a llamar la atención del cuidador. Va acompañado de mucho movimiento corporal, el bebé se arquea, se pone las manos en la boca y tiene impacto en la oxigenación. Desde un punto de vista de actividad cerebral necesita ser atendido. Es un llanto por necesidad y supervivencia.

Llanto de angustia. Tiene pocas pausas, es errático y más agudo.

Llanto por gases. Es similar al de angustia, pero más ronquido debido a la tensión que se ejerce sobre las cuerdas vocales y "es como si quisiera expulsar algo de su cuerpo". Requiere un gran esfuerzo físico. Afectación importante en la oxigenación y no tanto en la parte cerebral.

Llanto por irritabilidad. Es lo más molesto. Puede ser por cólicos o por sobreestimulación, por ejemplo. Es un llanto más agudo e insistente, muy intenso y alcanza frecuencias muy altas y es más continuo. El bebé está muy alterado en todos los sentidos y todas las métricas se ven alteradas: se mueve mucho, impacto en la oxigenación y en la actividad cerebral.

Llanto por sueño. Es de larga duración, con gritos prolongados y monótonos que presentan una clara melodía decadente. El llanto es más tranquilo y la expresión facial y los movimientos corporales también, y la oxigenación es más relajada. El sueño respecto al apetito es más emocional y el apetito y los gases son más fisiológicos. En términos cerebrales y de oxigenación, es más tranquilo.

Llanto por demanda de atención. Es muy parecido, aunque es más un lamento que un llanto real y su interpretación depende mucho del contexto en el que se presente. A escala corporal y de oxigenación la criatura no se altera en exceso, pero a escala cerebral sí "necesita esta parte emocional de ser atendido y que lo cojan".

Bebés prematuros y con trastornos

En una segunda fase del estudio, que ya se ha iniciado, se aplicará en niños prematuros y en niños con patología. El objetivo es ver si se puede usar el llanto como un biomarcador vocal que pueda predecir desde las primeras semanas de vida si un bebé tiene algún riesgo neurológico, junto con las herramientas ya existentes, para actuar de forma precoz. "Hay niños prematuros que tienen una resonancia magnética normal al principio y cuyo desarrollo no llama la atención, pero que en un futuro pueden desarrollar algún tipo de trastorno del neurodesarrollo y también hay bebés sanos que hacia los dos o tres años les llega un diagnóstico de autismo. La idea es tener una herramienta más poder identificar grupos de riesgo y hacer intervención precoz", ha añadido Paltrinieri.

También tiene aplicación hospitalaria: "La idea es utilizarlo en recién nacidos con una patología concreta y poder interpretar el llanto y decir qué le pasa a un niño hospitalizado", sostiene Oscar García-Algar, jefe del servicio de neonatología e investigador el grupo Medicina Fetal Perinatal del IDIBAPS.

Laguna dice que se le ocurrió la idea del dispositivo cuando era una madre novela y por eso es una herramienta para "apoyar a las familias en un momento de mucho estrés, agotamiento, vulnerabilidad e incertidumbre, y que pueda reforzar la intuición y fomentar el vínculo con el bebé, porque cuando respondes a la demanda del bebé, se protege el bienestar y salud mental de todos", asegura. Los bebés lloran una media de entre una hora y media y tres horas al día. El impacto del llanto en los padres puede llegar a desencadenar sensaciones de ansiedad, depresión, ira o frustración, afectando negativamente al vínculo afectivo con el bebé. Y, según los expertos, esto podría comprometer su cuidado y proceso de desarrollo neurológico. Este recurso puede ser especialmente útil en los primeros seis meses de vida del bebé, cuando el llanto es más innato y el niño no tiene otros recursos para comunicarse.

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