Fauna salvaje

Lobos cerca de casa

Durante años, el periodista y fotógrafo Andoni Canela ha seguido los pasos de este animal que ha vuelto a instalarse en Cataluña después de su desaparición

Un lobo fotografiado en el Pirineo.
Fauna salvaje
Andoni Canela
11/10/2024
9 min

BerguedàCamino por un paisaje de alta montaña del Pirineo oriental, entre pinos negros y rocas graníticas cubiertas de líquenes. Durante el final de la era Cuaternaria, estos valles estaban cubiertos por glaciares y se extendían durante decenas de kilómetros. Con casi tres mil metros de altura, estas cimas delimitan la frontera con Francia. He venido hasta aquí en busca de lobos.

Veo a un grupo de buitres leonados que sobrevuelan mi cabeza volando en círculo. ¿Habrán visto algo? Los chillidos de las marmotas se alternan con el canto de las chovas piquigualdas. Oigo el silbato del viento. De repente, un chillido de dolor. No lo he visto en el instante preciso, pero sé que acaba de ocurrir: un lobo ha cazado. Su presa es un sarrio, que todavía está vivo entre los dientes del lobo. Unos minutos después, el joven sarrio muere asfixiado y el lobo decide alejarse del lugar con la presa. En la ley de la naturaleza salvaje, el lobo cumple su papel de cazador. No es cruel, sino necesario para mantener el equilibrio en los ecosistemas naturales.

El lobo camina montaña arriba, en dirección a un collado que le permitirá llegar a otro valle. El peso del sarrio le obliga a detenerse a descansar cada cierto tiempo. Veo cómo cruza un arroyo y vuelve a descansar. Después, el lobo se adentra en un estrecho barranco y sube montaña arriba, hasta que lo pierdo de vista.

Un grupo de rebecos. Estos animales son ocasionalmente presas de los lobos del Pirineo.
Un paisaje del Pirineo oriental, hábitat del lobo.

En estas zonas altas del Pirineo, los sarrios (también llamados rebecos pirenaicos) son una de las presas principales del lobo. En verano, suben por encima de los dos mil metros de altitud y los lobos no dudan en ir a buscarlos. Un lobo solitario es capaz de cazar sin ayuda de otros lobos, como he podido comprobar con mis propios ojos; pero en grupo, las tácticas son más eficaces y logran cazar presas más grandes. Colaborando entre los miembros de la manada pueden acorralar cualquier presa. Así, en las llanuras y montañas americanas o las zonas de tundra de Canadá, los lobos cazan bisontes, alces y bueyes almizcleros.

En el primer cuarto del siglo XX, todos los lobos de los Pirineos se extinguieron, tanto en la vertiente sur como en el norte. En Catalunya, Aragón, Navarra y en todo el Pirineo francés no quedó ni un solo lobo. Todos desaparecieron. Tuvo que pasar un siglo para que un lobo volviera a aparecer en estas montañas.

Desde que en los 90 empecé a dedicarme profesionalmente a la fotografía de naturaleza, el lobo ha sido la especie que más me ha fascinado. Dediqué muchos años a seguirlo por toda la península Ibérica, en Galicia, la cordillera Cantábrica y también en la sierra de La Culebra, en Zamora, uno de los refugios del lobo en Europa occidental.

Así que, cuando supe que algunos lobos volvían a verse en Cataluña y se establecían en la zona de los Pirineos donde vivo, la historia estaba escrita. Decidí salir a buscarlos, y así empezó mi nuevo proyecto: el regreso del lobo.

Un lobo corre con un rebeco entre los dientes un instante después de cazarlo.
Al día siguiente, el mismo lobo se alimenta de los restos del rebeco antes de la salida del sol.

Buscar una aguja en un pajar

Empecé esta travesía en busca del lobo desde mi casa, en un punto donde se juntan las comarcas del Ripollès, el Berguedà y la Cerdanya. A dos horas a pie desde la puerta de casa, ya existían datos confirmados de la presencia de algunos lobos. Mis primeros intentos de observarlo fueron infructuosos. Pasé gran parte del primer verano y el otoño siguiente recorriendo la montaña, pero no logré encontrar nada. Era como buscar una aguja en un pajar. Llegó el invierno y, con él, los primeros indicios del animal. Allí, sobre la nieve fresca, encontré las primeras huellas. Eran de un lobo grande, bien marcadas. Pero, sin embargo, no logré ver ninguna durante todo este invierno.

Pasó otra primavera, y llegó el siguiente verano. Fue entonces, en una tarde soleada, con el cielo azul intenso y una suave brisa, cuando lo vi por primera vez. Era un ejemplar adulto, uno que había rondado estas montañas durante años. Su pelaje era tan espeso que parecía que estuviéramos en pleno invierno. Cruzó un prado alpino por encima de los 2.400 metros de altura, sin un solo árbol en el horizonte.

El lobo es un cazador nato. Es considerado un depredador apical, lo que significa que se encuentra en la cima de la pirámide ecológica. Su papel en el ecosistema es primordial, no sólo por el equilibrio que produce en las presas, sino también para el resto de especies con las que comparte entorno. Su dieta es casi exclusivamente carnívora aunque ocasionalmente la complementa con frutos. En Europa, cazan ciervos, corzos, jabalíes, rebecos, cabras montesas y mamíferos más pequeños, como liebres, conejos y topillos. También comen carroña cuando la encuentran.

Huella de grandes dimensiones de uno de los lobos que viven en el Prepirineo catalán.

Y el lobo, como todo el mundo sabe, también a veces ataca al ganado doméstico. Ovejas, cabras, potros y terneros son presas del lobo. Por este motivo, desde el Neolítico, existe una guerra entre el ser humano y el lobo. Con los avances y la tecnología del siglo XXI, parece increíble que este conflicto siga estancado en el mismo punto. En Cataluña, en estos últimos años ya ha habido decenas de bajas causadas por el lobo. Esperamos que el sentido común y la gestión sosegada evite lo ocurrido hace cien años.

La despoblación del mundo rural, junto al abandono del campo y las actividades tradicionales, juegan también un papel importante. En muchas zonas, las áreas de bosques o matorral están aumentando, lo que supone que haya un mayor número de especies como corzos, ciervos y jabalíes. Si aumentan estas presas potenciales, los lobos tienen alimento asegurado.

La mayoría de las ocasiones que he podido observar lobos en Catalunya han sido breves y siempre a las horas del amanecer y el ocaso, con sólo unos segundos para poder fotografiarlo o ver fugaz su silueta recortada contra el cielo. Los lobos son esquivos, les va la vida. Que una especie extinguida pueda renacer como el ave Fénix, me hace pensar que el espíritu salvaje del lobo todavía está presente en nuestro planeta. La vuelta de este predador histórico de la fauna catalana a su hábitat natural aporta un valor añadido a la biodiversidad del país.

El regreso

Cataluña ha sido tierra de lobos desde tiempos inmemoriales. Su impronta está presente en la cultura y toponimia de todo el territorio. Los lobos eran abundantes en muchas comarcas hasta finales del siglo XIX. Fue entonces cuando el uso del veneno y las armas de fuego, en represalia por los ataques al ganado, les llevó a la extinción. Esto coincidió con la desaparición del lobo en muchos países de Europa occidental. En el primer cuarto del siglo XX, el lobo fue exterminado en Cataluña, y durante prácticamente un siglo ha estado ausente del país. Pero ahora ha vuelto.

En 2003 se logró identificar al primer lobo en una zona del Pirineo catalán. Teniendo en cuenta que los lobos más cercanos estaban situados en La Rioja, Soria y Aragón, parecía que debía ser un lobo procedente de la Península Ibérica. Pero no fue así. Al realizarse los análisis genéticos, surgió la sorpresa: no era un lobo ibérico (Canis lupus signatus), era un lobo europeo. De hecho, era un lobo italiano (italicus) originario de la población lobera del norte de Italia.

Estos lobos son fruto de la expansión natural iniciada en la década de 1990 desde la cordillera de los Apeninos. Algunos ejemplares atravesaron los Alpes franceses y, después, se establecieron en el sur de Francia. Algunos de los lobos dispersantes han atravesado los Pirineos y han llegado a Cataluña.

Por registros y análisis de pieles también se sabe que el lobo europeo habitaba el Pirineo catalán hace siglos. Las montañas de los Pirineos son una zona en la que sin duda coincidían y se mezclaban lobos ibéricos y europeos. De hecho, se trata de la misma especie. Ambos son Canis lupus. Durante siglos, la población de lobos estuvo conectada en toda Europa. Desde Galicia y Portugal hasta los Cárpatos, existía una presencia continua de lobos.

Gabriel Lampreave, coordinador del programa de seguimiento del lobo en Cataluña, toma medidas de las huellas de un lobo sobre la nieve.
El agente rural Gabriel Lampreave revisa una cámara de fototrampeo en una zona del Prepirineo.

Los primeros lobos que llegaron a Cataluña este siglo se asentaron en las comarcas del Ripollès, la Cerdanya, el Berguedà, el Solsonès, el Alt Urgell y el Moianès. Después, en el resto del Pirineo y Prepirineo. En los últimos años, también se ha detectado presencia de lobos en el Alt y el Baix Empordà, Garrotxa y Osona. En total, se han podido distinguir genéticamente más de una veintena de lobos distintos. Hasta ahora no se ha detectado ningún grupo familiar ni evidencias de reproducción.

Grandes viajeros

Los lobos son animales con gran capacidad de dispersión, capaces de realizar grandes viajes. Los ejemplares jóvenes que se dispersan pueden recorrer decenas de kilómetros en busca de un nuevo territorio, otra manada, pareja o alimento. En las últimas décadas, los lobos europeos se están extendiendo por el centro de Europa gracias a la protección legal implementada a partir de finales de los años 70. Entre los países donde se extinguió el lobo y regresó décadas después, destacan Alemania, Francia, Países Bajos y Suiza.

El Agente Rural Gabriel Lampreave es el coordinador del programa de seguimiento del lobo en Cataluña. Lampreave señala que »en Cataluña no hay una población de lobos establecida, sino una serie de individuos aislados y dispersantes. De éstos, hay lobos que sólo están de paso y quizás sólo se detectan una vez o incluso ninguna, y otros que pueden más o menos fijarse en una zona geográfica bastante amplia del territorio.»

Hasta el 2023 todos los lobos detectados en Catalunya eran de origen italiano, pero ese año apareció un lobo de un origen diferente.E l descubrimiento fue posible gracias al Grupo Especial Canino del Cuerpo de Agentes Rurales (GEK9), que trabaja en el programa de seguimiento del lobo. El análisis genético de un excremento de lobo hallado en el Pirineo de Lleida, reveló un linaje distinto al de los lobos italianos. Esto indicaba que no era italicus ni tampoco era un lobo ibérico. Se trataba de un lobo procedente de la población de Europa central, concretamente de Alemania. El lobo había recorrido 1.240 kilómetros hasta llegar a Catalunya, en uno de los movimientos de racimo más largos documentados en todo el mundo. Las bases de datos genéticas compartidas entre laboratorios de Cataluña, Francia y Alemania identificaron con un 100% de certeza el ejemplar concreto.

Entre 8 y 10 lobos distintos

En 2024, la presencia de lobos en Cataluña ha alcanzado su máximo número en un mismo año. Según Gabriel Lampreave, “durante este año tenemos evidencias de la presencia de entre 8 y 10 lobos distintos. Por ahora, hay confirmación genética de 5 lobos y por los datos de campo hay entre 3-5 lobos más que deberían añadirse a los anteriores. Por tanto, tenemos un mínimo de 8 animales diferentes que se habrían detectado y un máximo posible de 10». A estos lobos, hay que añadir a los lobos indetectables, que con mucha probabilidad también hay a lo largo del territorio.

Otra de las novedades de este año es que es muy probable que exista una hembra, cuando hasta ahora prácticamente todos los lobos habían sido machos. «Por las evidencias ecológicas pensamos que uno de los animales detectados este año puede ser una hembra. En estos momentos se está pendiente de los resultados para poder verificarlo por completo», comenta Lampreave. Otra de las novedades de este año es que se ha confirmado la presencia de una hembra, cuando hasta ahora todos los lobos habían sido machos. «Por las evidencias ecológicas y genéticas podemos asegurar que uno de los animales detectados este año es una hembra”, comenta Lampreave. Este hecho es muy significativo porque abre la posibilidad de reproducción de la especie, algo que no ha ocurrido en más de un siglo. Si se produce, supondría un desafío para algunos ganaderos y deberían tomarse medidas de protección y gestión adecuadas para evitar conflictos. También es importante señalar que no existe ningún riesgo para las personas, ya que un ataque de lobos es prácticamente imposible.

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