'EPIC FAILS'

Mafia sueca y fraude: la historia de la consola Gizmondo

Marc Amat
3 min
Mafia sueca y fraude: la Historia de la consola Gizmondo “Gizmondo quiso emular el clásico movimiento de disrupción: un ataque desde posiciones más débiles hacia los líderes consolidados, como Sony y Nintendo -analiza Xavier Ferràs, profesor de Esade-. Para ello confiaron todo en una gran campaña”, dice. Pero el experto recuerda que sin buen producto las expectativas no sirven para nada.

Ejecutivos bailando bajo una lluvia de millones, concesionarios con vehículos robados de alta gama, conexiones con el crimen organizado sueco, billetes falsos, préstamos dudosos, promesas increíbles... La historia que se esconde detrás de la videoconsola Gizmondo parece extraída de película de gángsters. Si nunca habías oído hablar de ello, no te preocupes: en España nunca se llegó a comercializar. En cambio, en Suecia, Reino Unido y Estados Unidos sigue siendo una de las chapuzas más recordadas dentro del mundo de los videojuegos. Si Gizmondo fuera una película, la sinopsis explicaría que Tiger Telematics, una pequeña empresa tecnológica sueca, anunció en el 2004 una inversión millonaria de la nada para sacar al mercado una videoconsola portátil de grandes prestaciones. También diría que su objetivo era muy ambicioso: superar en ventas a los dispositivos de Nintendo y Sony, que justamente acababa de estrenar con gran éxito la PSP.

De entrada los críticos elogiaron sus prestaciones. A juzgar por las palabras del fabricante, Gizmondo no tenía que tener nada que envidiar al resto de consolas. Se había dicho que incluiría GPS, aplicaciones de mensajería instantánea, que podrían realizarse llamadas y reproducir películas y música... Las expectativas eran muy altas, pero aún crecieron más cuando la empresa hizo pública la compra del 75% de una agencia de modelos londinense para preparar los eventos promocionales de cara al lanzamiento de la consola en Reino Unido. Al cabo de unos días, Tiger Telematics también alquiló un local en la prestigiosa calle Regent de la capital británica por 334.000 dólares anuales, según la revista Wired, para abrir una tienda oficial.

Todo, movimientos para generar confianza entre los inversores, que empezaron a verter dinero en masa: si a finales de 2003 las acciones de Tiger Telematics rondaban los 53 centavos por acción, a principios de 2005 ya se habían situado en los 32,50 dólares . En marzo de 2005 la consola se presentó en sociedad en una lujosa fiesta en el Park Lane Hotel de Londres, con artistas invitados como Sting o Pharrell Williams. Pero todo se tumbó cuando el dispositivo llegó a manos de los usuarios.

“Gizmodo resultó ser un aparato mediocre, con prestaciones inmaduras y errores constantes: de hecho, ni la tecnología del GPS ni la del Bluetooth estaban lo suficientemente avanzadas como para ofrecer una buena experiencia”, opina Xavier Ferràs, profesor de 'Esade. El experto en innovación ve un ansia por incorporar el máximo de nuevas tecnologías con el objetivo de crear expectativas. Además, en Estados Unidos el precio rondaba los 400 dólares (326 euros) -el doble que una Nintendo DS- y el catálogo de juegos era ínfimo.

La estocada llegó a finales de 2005, cuando el diario sueco Aftonbladet publicó un extenso reportaje de investigación en el que vinculaba a tres ejecutivos de la empresa con la mafia sueca. Tenían condenas de prisión por falsificación de moneda y tentativa de fraude. Además, reveló que el presidente del consejo de administración había sido copropietario de un concesionario de coches de lujo en Francia, Alemania y Reino Unido investigado por vender coches robados. Esto, sumado a la mala prensa del dispositivo, llevó a la empresa de Gizmondo a declararse en bancarrota. Las cuentas eran demoledoras: si en 2004 habían cerrado con pérdidas de 99 millones de dólares (80,6 millones de euros), de enero a septiembre de 2005 la sangría ya se había ampliado a 210 millones (171 millones de euros) .

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La lección

“Gizmondo quiso emular el clásico movimiento de disrupción: un ataque desde posiciones más débiles hacia los líderes consolidados, como Sony y Nintendo –analiza Xavier Ferràs, profesor de Esade–. Para ello confiaron todo en una gran campaña”, dice. Pero el experto recuerda que sin buen producto las expectativas no sirven para nada.

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