Consultorio laboral

¿Es malo conformarse con el trabajo que tienes?

La consultora Alexandra Masó anima a cuestionarse si dejamos de tomar decisiones por miedo o pereza

Acabo de decir que no a una oferta de trabajo. En su día también dije que no a montar un negocio y no quise probar tampoco un cambio de función en mi empresa. ¿Vivo demasiado cómodo en la zona de confort? ¿Es malo conformarse con lo que tienes?

Marco, Barcelona

Conformarse, por sí mismo, no es malo, ya que significa adaptarse o amoldarse a una situación. La cuestión es si, al tomar estas decisiones, lo haces por convencimiento o por algún otro motivo. En ciertos momentos de la vida, vivimos circunstancias que limitan nuestra libertad de elegir otras opciones y conformarse es la mejor decisión. Por ejemplo, cuando debemos pensar en nuestra familia o cuando la vida es lo bastante complicada como para añadir un cambio laboral. En estos entornos, conformarse no es un acto de resignación, sino de valentía. Si has tomado estas decisiones con convencimiento, te felicito y te animo a sentirte orgulloso. Es francamente difícil decir "no", sobre todo cuando nuestro entorno considera que rechazando el cambio nos estamos dejando perder oportunidades.

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Ahora bien, si has tomado las decisiones movido por el miedo o algún sucedáneo más sutil como la pereza o la indiferencia, muchos pensadores se estarán revolcando en sus tumbas. Como decía Sócrates, "una vida sin reflexión no vale la pena ser vivida". Y es que muchas de las migrañas persistentes, úlceras de estómago y problemas de ansiedad se deben a la falta de capacidad –y de voluntad– de tomar decisiones y, por tanto, a un exceso de conformismo.

Si te estás conformando para evitar pensar, amigo mío, estás dejando de existir. Cómo explica Hannah Arendt, lo que realmente nos hace humanos es nuestra capacidad de pensar. En el juicio a Adolf Eichmann, un antiguo dirigente nazi, Arendt se dio cuenta de que ese hombre respondía a todas las preguntas con “yo sólo cumplía órdenes”. Y es que Eichmann se estaba amoldando al pensamiento de los demás; él no pensaba, sólo hacía.

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Nos asustan las decisiones que nos sacan de la zona de confort, pero justamente son estas decisiones, las arriesgadas, las que ponen sal en la vida. Al fin y al cabo, todos llegaremos al final de nuestra vida, la cuestión es si entonces vas a considerar que ha merecido la pena ser vivida o no.