Cada casa, un mundo

Una nueva vida para una torre: la unión de espacios y el aislamiento térmico, claves en la reforma

Chopos (la Floresta, Barcelona). Estudio Viga

Rehabilitación de una vivienda en La Floresta.
11/10/2024
3 min

Tenía la estructura típica de las torres de ciertas barriadas residenciales de Barcelona: dos plantas, una vivienda por planta, y la de arriba con acceso por una escalera exterior y torreta. Era así seguramente porque los propietarios que la construyeron pensaron en el piso de arriba para la independencia de un hijo, o para alquilarlo a otro. En la Floresta, que es donde se ubica esta torre construida sobre terrazas por la fuerte pendiente del terreno, hay muchas con una tipología similar.

La transformación crea un diseño nuevo que se adapta a las necesidades contemporáneas de los residentes.

Pero los nuevos propietarios necesitaban más espacio, no mucho más, pero sí una vivienda de unos 150 metros cuadrados con dos amplias habitaciones y espacios generosos en toda la casa. Es lo que hicieron desde el estudio Biga, una cooperativa de arquitectura de Barcelona, ​​que reinterpretó la tipología de una torre con las claves de la vida contemporánea. Por eso, de los dos pisos independientes hicieron una única vivienda de dos plantas. Y concibieron que cada una de las plantas tuviera un espacio central muy amplio que fuera el núcleo de conexión con el otro nivel y acogiera la escalera. Así, en la planta baja, la destinada al día a día más colectivo, el núcleo central es la cocina comedor, un espacio que, en cualquier caso, está abierto a la zona de estar. En la planta superior, una sala multifuncional ejerce de espacio central entre los dos dormitorios y el baño, pero también podría ser otro dormitorio si fuera necesario.

Cada planta cuenta ahora con un área central amplia.
El proyecto plantea una ambiciosa redefinición de la tipología de viviendas de la Floresta.

Y es que, además de unir lo que eran dos pisos muy compartimentados y con numerosas estancias oscuras, los arquitectos de Biga han puesto el énfasis en la conexión de los espacios y la flexibilización de los usos, lo que da fluidez a los recorridos por la casa y adapta con facilidad los usos a la vida contemporánea, siempre cambiante. Con esto y buenas ventanas, también han conseguido unos interiores llenos de luz natural y con una generosa ventilación cruzada.

Dentro de la vivienda, se implementa una estrategia de achique y se transforma lo que antes eran dos pisos separados en una sola casa.

Los arquitectos remarcan que, en cualquier caso, una parte importante del presupuesto de la rehabilitación se ha ido en la reforma energética de la vieja torre. A pesar de las apariencias, la construcción original era pobre y en el suelo de la planta baja había humedad por capilaridad. Aislar el edificio y que fuese eficiente desde el punto de vista energético era esencial para los del estudio Biga. Lo han hecho preocupándose por no modificar el espíritu de la fachada, haciendo forjado sanitario en el interior y tumbando paredes hasta descubrir alguna pieza, un pilar, una viga, que da materia y carácter a la nueva vida de la casa .

El uso de materiales y acabados de excelente calidad garantiza una atmósfera cómoda.
La luz natural inunda el interior a través de ventanas estratégicamente colocadas.
Puertas, las mínimas

En favor de la flexibilidad de usos deseada para la casa, una connotación que –todo debe decirse– está en plena consonancia con los cambios vitales frecuentes en la actualidad, los arquitectos del estudio Biga plantearon la reforma de esta torre en la Floresta con el mínimo número de puertas. Si pudiera ser, ninguna. Por eso, incluso el baño es un espacio abierto. Sin embargo, no lo es el habitáculo que aloja el inodoro, que se aísla del resto del espacio detrás de una puerta. El baño, en cambio, es una prenda más en el recorrido de la casa, y es una prenda especial, blanca, casi transparente, de metal ligero y formas redondeadas. Como redondo es el espejo en el que se refleja el usuario mientras dirige la vista hacia el vacío de la escalera y la ventana, en un espacio muy luminoso. Pocas puertas, pero cuando las hay, como es el caso de los dormitorios, no se esconden; se pintan de color para dar vida a un espacio central de techo amarillo que, si se necesita, también puede convertirse en un dormitorio más. Por si las cosas cambian.

Chopos.
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