El oleaje se lleva parte de la vía de la línea de tren del Maresme
La circulación de Cercanías está cortada entre Malgrat de Mar y Pineda, y hay servicio alternativo por carretera
BarcelonaEl oleaje ha descalzado la vía de tren que pasa por la costa del Maresme y ha obligado a cortar la circulación de trenes de la línea R1 de Cercanías y también la RG1 entre Pineda de Mar y Malgrat de Mar. El incidente se ha producido hacia las 07.30 h de la mañana de este domingo y técnicos de Adif trabajan para evaluar el alcance de los daños, que, una vez más, las condiciones meteorológicas han provocado en este tramo ferroviario.
Para garantizar la movilidad de los viajes, Renfe ha puesto en marcha un transporte alternativo por carretera. Así, la circulación normal de tren solo se puede hacer entre Hospitalet y Pineda y, entre Blanes-Maçanet-Portbou, mientras que se tiene que coger el autobús alternativo para cubrir el trayecto entre Pineda y Blanes.
No es la primera vez que la mala mar estropea la infraestructura ferroviaria en el Maresme, uno de los puntos costeros más afectados en Catalunya por el levante y los temporales, que no solo se llevan la arena de algunas de sus playas, sino que a veces –como esta– también causan daños en instalaciones cercanas a la línea litoral.
Incidentes como el de este domingo pueden ser cada vez más habituales por la evidente regresión de la fachada costera catalana, como constata un informe reciente del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible (CADS), dependiente de la Generalitat. La diagnosis destaca el Maresme como un punto crítico –desde 2017 el retroceso en Montgat es de 7,5 metros anuales, por ejemplo– y llama a poner en marcha actuaciones de adaptación a una realidad que, con la crisis climática, puede acelerarse.
Expertos como el catedrático y director del Laboratorio de Ingeniería Marítima de la UPC, Agustín Sánchez-Arcilla, explicaba también hace un tiempo al ARA como la "rigidización" del Maresme, con una fuerte presión urbanística de viviendas, paseos e infraestructuras como la línea ferroviaria, añadía más elementos de erosión. Cuando las olas pican contra el suelo y no encuentran el cordón arenoso, los paseos o las vías del tren se estropean. Todo ello aboca a una inversión “permanente” en la reconstrucción, advertía el experto.
De hecho, el informe del CADS señala la línea R1 como un caso paradigmático entre las construcciones que en el futuro también pueden estar en riesgo y ya hay propuestas que piden el traslado. "Entramos en un periodo en el que algunas infraestructuras quedarán obsoletas y habrá que pensar dónde tenemos que hacer las nuevas teniendo en cuenta esta realidad", insistía Carles Ibáñez, uno de los coordinadores del estudio e investigador y director científico del centro de resiliencia climática Eurecat.