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El oráculo que no hace predicciones pero ve el futuro con optimismo

El multimillonario Warren Buffet envía su carta anual a los accionistas de Berkshire Hathaway

Leandre Ibar
y Leandre Ibar

Irónicamente, el Oráculo de Omaha dice que no hace predicciones. A diferencia de la mayoría de empresarios, Warren Buffet -el tercer hombre más rico del planeta, según Forbes- tiene una visión distinta de cómo evaluar el futuro de su empresa, el conglomerado Berkshire Hathaway, que dirige con el vicepresidente Charlie Munger como mano derecha. “Charlie y yo no tenemos ni idea de cómo se comportarán las acciones la próxima semana, o el próximo año. Las predicciones de este tipo nunca han sido parte de nuestras actividades”, escribe Buffet en su última carta anual a los inversores. Sin embargo, lo que sí hacen es “calcular si una porción de un negocio atractivo vale más que su precio de mercado”. Pero para llevar un negocio es necesario tener visión de futuro. Si no, no te ganas el nombre de “oráculo”.

No es un secreto que Berkshire Hathaway es un gigante. Cuando se fundó en 1965, la empresa tenía un capital inicial de 22 millones de dólares: en la actualidad es de 349.000 millones. En 2018 obtuvo un beneficio neto de 4.000 millones de dólares. En su misiva de este año a los accionistas -que Buffet siempre envía antes de la presentación oficial de resultados-, el multimillonario desglosa la raíz de su visión de la empresa. “El principal objetivo en el despliegue de tu capital –escribe Buffet a los inversores– es comprar negocios bien gestionados, enteros o en parte, que tengan características económicas favorables y duraderas”. Y añade: "También debemos hacer estas adquisiciones a un precio razonable".

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El mantra de la inversión a largo plazo en empresas sólidas es una de las características de la compañía desde su creación. Según Buffet, en los últimos años "muchas acciones han ofrecido mucho más por nuestro dinero que lo que podríamos obtener comprando negocios enteros", lo que justifica que Berkshire Hathaway haya gastado 43.000 millones de dólares en participaciones de empresas, mientras que las ventas de títulos han sido de 19.000 millones. “En los próximos años, esperamos mover mucho de nuestro exceso de liquidez a negocios que Berkshire controle permanentemente”, dice el magnate, aunque admite que “las perspectivas inmediatas” no son buenas: “Los precios están por las nubes para negocios con unas perspectivas decentes a largo plazo”. Esta situación -que Buffet califica de “decepcionante”- implica que Berkshire seguirá comprando participaciones en torno a un 10% de las empresas que encuentre potencialmente rentables, pero no para conseguir su control total. Sin embargo, "seguimos esperando una adquisición del tamaño de un elefante", confiesa Buffet. “Esta perspectiva es lo que hace que mi corazón y el de Charlie laten más rápido”, añade. Buffet tiene 88 años y Munger tiene 95.

En su carta, el multimillonario estadounidense no se limita a detallar los planes de futuro de la compañía, sino que, este año, también entra en una disquisición sobre la grandeza de Estados Unidos: “Charlie y yo reconocemos felizmente que gran parte del éxito de Berkshire sólo ha sido el producto de lo que debería llamarse viento de cola estadounidense ”, escribe. "Es de una arrogancia enorme que negocios o individuos presuman de haber conseguido nada solos", opina Buffet. Pese a asegurar que no le gusta hacer pronósticos, el magnate se muestra patrióticamente optimista: “En los próximos 77 años, la principal fuente de nuestras ganancias será el viento de cola estadounidense. Somos gloriosamente afortunados de tener esa fuerza detrás de nosotros”, concluye el multimillonario.