¿Por qué los padres ya no mueren en las películas infantiles?

BarcelonaLas películas dirigidas al público infantil que se estrenan hoy cada vez tienen menos que ver con las que mirábamos nosotros cuando éramos pequeños. Hay una serie de historias arquetípicas que se repiten, pero el contexto cultural ha cambiado. Son películas cada vez más sujetas a un análisis crítico en relación a temas como los roles de género, la representación de diferentes tipos de familia o colectivos que históricamente no han aparecido en el cine infantil. Esto ha supuesto un reto para los grandes estudios, como Disney, cuya posición conservadora les ha llevado a tomar decisiones polémicas.

El cambio más visible que se ha experimentado en los últimos años es el aumento de personajes femeninos que son protagonistas y se definen por su fortaleza e inteligencia. Lo que antes era una excepción (el personaje de Mulan en los años 90) ahora es prácticamente la norma. Pixar introdujo por primera vez a una heroína con Merida, la protagonista deIndomable (2012), que fue seguida por Elsa de Frozen (2013), que es la película de Disney que rompe claramente con modelos del pasado, junto con Vaiana (2016). Son personajes que en las tramas mantienen un rechazo a la tradición metafórica y no quieren ser lo que se espera de ellas. Las tres son capaces de salvar sus respectivos reinos y tienen más que ver con las heroínas de Studio Ghibli (Chihiro, Mononoke) que con una princesa Disney clásica, si bien siguen siendo estéticamente normativas. Es sintomático de este cambio hacia un personaje femenino fuerte la evolución del personaje de Bo Peep en la franquicia Toy Story, que en la cuarta entrega se convierte en una heroína de acción. Es similar a la de la princesa Peach en la franquicia de videojuegos Super Mario Bros, como puede verse la película que se ha estrenado este año. Los intereses amorosos que antes eran más habituales en personajes femeninos comienzan a desaparecer. En su sitio a menudo el foco se pone en la relación con otros personajes femeninos. En películas más modernas es muy importante la relación entre hermanas, como en Wolfwalkers (2020), del estudio Cartoon Saloon, o la sororidad entre personajes femeninos en Vainilla (2020).

Las películas infantiles clásicas utilizaban la muerte de los padres para hacer que los niños entraran en contacto con la realidad más dura de la vida a través de la ficción. A menudo esto se traducía en momentos audiovisualmente traumáticos, como en el clásico Bambi. La muerte de los padres también servía como catalizador para empezar el viaje del héroe protagonista, que debía hacerse adulto, como El rey león. Actualmente no se busca ese choque. Cuando se trata la muerte se hace colocándola en el centro de la película, como en Coco (2017) y hablando también sobre el duelo. La gestión emocional tiene un papel notable en la forma de afrontar los conflictos de los personajes en el cine para las criaturas de hoy. Incluso en películas de acción ligeras como El gato con botas: el último deseo (2022), en el que el protagonista se enfrenta a la muerte, el personaje inicia un diálogo consigo mismo para entender por qué no es feliz de una forma que no se hubiera podido producir hace años. Seguramente debemos situar al éxito de Del revés (2015) el punto de inflexión en este sentido, puesto que el trabajo de las emociones es el centro de la historia de forma explícita. Actualmente, la mayoría de personajes deben trabajar un conflicto interno para salir victoriosos de la aventura.

La figura del malvado clásico que juega el papel de antagonista sigue existiendo, como pone de manifiesto la presencia de Bowser en la mencionada Super Mario Bros (2023), pero existe un esfuerzo claro para comprender al malvado y que no sea simplemente una encarnación del mal. Esto no quiere decir que sean menos estremecedores, como queda claro en el caso de Lotso en Toy Story 3 (2010), un personaje del que se explica el origen de su maldad y que parece que tenga que cambiar pero que acaba siendo malo hasta el último momento. Pero este tipo de villano es menos habitual que antes. Incluso hay películas en las que el malvado es el protagonista y se convierte en un antihéroe. O como un personaje incomprendido, como Ralph rompe internet (2018), que se ha cansado de tener que ser el malo, o bien como un personaje que en el fondo el espectador sabe que es bueno, como Gru en la franquicia de los Miniones (del 2010 hasta hoy), que debe admitir que prefiere a los demás de lo que correspondería a un malvado. Esta complejidad de los antagonistas les acerca más a los protagonistas, lo que hace que el resultado sean relatos menos maniqueístas que antes.

El conflicto interno del protagonista a menudo tiene que ver con los padres, que proyectan sobre sus hijos unas expectativas que les impiden ser ellos mismos. Es el caso del protagonista de Cómo adiestrar a un dragón (de 2010 hasta hoy), de la mencionada Vaiana o de Mundos extraños (2022). Muy a menudo estas expectativas están reforzadas por el contexto social y cultural del personaje, que debe ir a la contra, no sólo de la familia, sino también de la comunidad, lo que hace la lucha aún mayor y coloca un peso sobre el personaje que puede superarlo muy fácilmente. En relación con los padres, la sobreprotección es otra fuente de conflicto recurrente. Se explora con mucho humor en la franquicia Hotel Transilvania (de 2012 hasta hoy) y de forma más dramática en Red (2022). Los padres a menudo son figuras autoritarias que tienden a decepcionarse con sus hijos, mientras que las madres mantienen el papel conciliador, aunque hay casos en los que este tópico se invierte. Las desavenencias entre padres y madres son más visibles que antes y se incluye la posibilidad de una separación. Sin embargo, la mayoría de películas tienen modelos de familia tradicionales. Existe un aumento de modelos monoparentales, que todavía es tímido, pero sobre todo se detecta una ausencia reveladora de familias con dos padres o dos madres.

El tema más recurrente en el cine infantil actual es la diferencia. Apreciar y celebrar quien es diferente y no tener miedo a quien no es como nosotros son ideas sobre las que se construyen muchas historias. Es habitual que esto se traduzca en criaturas que dan miedo y que la sociedad considera enemigas pero que los protagonistas, en un ejercicio de apertura hacia el otro, descubren que no son tan distintos. Así ocurre en El monstruo marino (2022) oa la mencionada Cómo adiestrar a un dragón. Otras veces se trata de dos comunidades enfrentadas que durante la película descubren que no son tan diferentes como creen, como ocurre en Bill y Janet y otras crónicas marcianas (2023). Apreciar la diferencia no es ni mucho menos un tema nuevo, pero sí ha aumentado en los últimos años y actualmente se utiliza como alegoría de temas concretos como la inmigración. Así se trata en Elemental (2023), que pone el foco en una familia de fuego que debe emigrar a una comunidad de agua, o la última película de las Tortugas Ninja, Caos mutante (2023), que presenta el miedo del maestro Estellicó a que no les pase nada a sus “hijos” mutantes como un producto de su experiencia con el maltrato y desprecio que ha recibido de los humanos. O lo que es lo mismo, la experiencia de un inmigrante con el racismo de un lugar en el que no se ha podido integrar porque no le han querido.

El colectivo LGTBI también se trata de forma alegórica en las películas infantiles, aunque a menudo, cuando se ha intentado extraer una confirmación explícita de esta interpretación por parte de los responsables de estas películas, éstos han negado que fuera intencionada (a diferencia de las alegorías de la inmigración antes mencionadas). Fue sobre todo Luca (2022), la película sobre dos criaturas marinas que, cuando están entre los humanos, disimulan su naturaleza, el filme que más interpretaciones despertó en este sentido. El director de la película, Enrico Casarosa, dijo que no era lo que quería contar pero le parecía bien esa interpretación. A raíz de esta película y el debate que generó, trabajadores de Pixar señalaron presiones de Disney para que no se incluyeran tramas LGTBI en las películas, tanto en Luca (2022) como Red (2022). Sin embargo, Mundos extraños (2022) introdujo al primer protagonista de una película de Disney que pertenece al colectivo LGTBI, con una trama de aceptación de su padre. Incluso esta decisión no estuvo exenta de polémica, ya que la película pasó desapercibida y se acusó a Disney de no haberla promocionado lo suficiente.