Cuando los jóvenes arquitectos Luis Twose Roura, Joan Arias y Roig y Antonio Pérez de la Vega concebían su primer proyecto en 1975, se adelantaban con el edificio Sant Quintí a una forma de habitar más cambiante que la que había imperado hasta entonces y adaptada a las que serían las nuevas dinámicas del trabajo. El hecho de que el inmueble se construyera delante del Hospital de Sant Pau y que estuviera pensado para alquilar tanto a personal sanitario desplazado a Barcelona, más o menos temporalmente, como a familias de enfermos, hizo no sólo que los arquitectos apostaran por proyectar apartamentos mucho más pequeños que los que habían sido habituales a menudo sobrevivir a la gente social y conviértase como un espacio común. Viviendas de unos 80 m² para personas que viven solas o poco más que en pareja, el régimen de alquiler y la concepción de zonas comunes o, mejor dicho, comunitarias, tiene mucho que ver con los edificios plurifamiliares que se realizan hoy. Pero ellos ya lo hicieron medio siglo antes.
80 metros cuadrados para un nuevo hogar
La reforma de un piso es el tributo a un edificio icónico, el Sant Quintí. Twobo Arquitectura (Barcelona)

La reforma de un apartamento de 80 m2 situado en el edificio Sant Quintí es el pequeño, pero bien sentido, homenaje que ha hecho el equipo de Twobo Arquitectura a los autores de este inmueble icónico de la Barcelona de los años 70. Los arquitectos Pablo Twose, María Pancorbo y Alberto Twose, que son los fundadores de Twobo, Pérez de la Vega concibieron para todo el Santo Quintino.
Así, Twobo ha transportado en el apartamento los códigos de aquella arquitectura pionera proyectada para el edificio de dimensiones más que considerables que se construía en un chaflán frente al Hospital de Sant Pau. Estaba pensado –y todavía está– para alojar en régimen de alquiler al personal sanitario y también a familiares de enfermos que deben residir en la ciudad de manera ocasional. De hecho, después de la reforma, el apartamento continúa con este uso, como vivienda que tiene alquilado un sanitario.
Las claves del proyecto
Los colores como guía dentro de un espacio, la voluntad de facilitar la circulación al máximo, un espíritu en cierto modo geométrico como criterio de orden, los ámbitos lo más diáfanos posible y también la claridad natural con el objetivo de multiplicar la sensación de espacio y limpieza, son algunas de las claves de aquel proyecto singular de los años 70 que ahora2, caracterizan el apartamento reformado como tributo en el edificio Sant Quintí. Son códigos sencillos, muy gráficos y ciertamente funcionales, y cuando se ve la interpretación que, en el mismo sentido, el equipo de Twobo hace de estos rasgos originales de una obra de hace medio siglo, se comprende hasta qué punto están hoy plenamente vigentes.
Ahora ese apartamento, que en los tiempos más recientes tuvo función de oficina, tiene una nueva distribución. Con la reforma, la planta diáfana, de geometría curiosa y, en principio, nada sencilla de ordenar, ha adoptado una forma funcional que define los diferentes espacios, aporta intimidad a aquellas zonas en las que es más necesaria y, además, no pierde en ningún momento la amplitud que es esencial para los espacios de una vivienda de estas dimensiones.
Había que afrontar la reforma con un presupuesto bajo. Así, tanto el suelo como el techo se han dejado tal y como estaban. En cambio, se ha puesto especial énfasis en la nueva distribución del espacio y, sobre todo, en una circulación fluida y muy circular en torno a una pieza central de nueva creación.
Alrededor del baño
Cuando los arquitectos vieron el pilar en medio del espacio, decidieron aprovecharlo. Es precisamente por este pilar que el baño se sitúa a su alrededor y, por tanto, en medio del apartamento. El baño, con su aseo, inodoro y ducha, ahora es la pieza central del apartamento. Es un espacio que no sólo realiza las funciones que le son propias sino que marca el recorrido de la casa. Da una dimensión a la entrada y sugiere los recorridos a partir de ahí; medio muestra, medio esconde la cocina; abre la zona de estar y la abre, además, hacia la luz natural de una gran ventana muy horizontal, provocando un giro hacia el dormitorio principal al que le garantiza privacidad, además de dar entrada prácticamente directa al baño en cuestión. Con ello, se da una vuelta completa al apartamento recorriendo el perímetro exterior del baño.
Existe otro elemento que favorece esta circularidad del recorrido. Como puede verse en el plano, el hecho de que la pared alicatada de la cocina haga un pequeño gesto de separarse del muro perimetral del apartamento, aunque es una solución para esconder unas tuberías, también invita a realizar este recorrido circular. La cocina, además, está contigua a un pequeño estudio-dormitorio que se cierra con una vidriera de perfil rojo.
Un diálogo de colores
Los arquitectos de Twobo, en este homenaje a los autores del edificio Sant Quintí –uno de ellos, Luis Twose, es familiar suyo, al que siempre reconocen como maestro–, también han querido transportar al nuevo apartamento los colores que marcan el inmueble de los años 70. Si en las zonas comunes del edificio predomina, desde sus orígenes, los blancos, los blancos, el blanco.
Como una especie de señalética, al igual que se hace en los corredores comunes del inmueble, cada pieza tiene su color, sencillo, claro, primario. El blanco multiplica la claridad con las baldosas del perímetro exterior del baño y del frontal de la cocina. El amarillo, un amarillo llamativo, señala las puertas, la de entrada del apartamento y también la del baño, además de encontrar continuidad en amplias zonas del interior de esta pieza central. El azul singulariza la cocina y hace de contrapunto al blanco de los azulejos, pero también al amarillo del baño. Y el rojo, desde las vidrieras, desde la ventana y desde las puertas de algún armario, marca perfil.