Cuando el músico exadicto toca en un centro de desintoxicación
El argentino Maximiliano Calvo realiza una gira por clínicas tras pasar por terapia


BarcelonaDespués de casi media vida de adicciones, el músico argentino Maximiliano Calvo entró en una clínica de desintoxicación. La música, el rock and roll, las giras, la vida de noche y las malas compañías le llevaron a las drogas. También una "autoestima baja" que, explica, intentaba tapar con un "ego exacerbado" para esconderse sentirse "el hombre más pequeño del mundo". De la primera raya a los 17 años hasta ahora que tiene 32 se hizo un nombre en el panorama musical como telonero de Arcade Fire, Fito Páez o Roberto Carlos y, instalado en Madrid, acompañando a Jorge Drexter. "Fuera cada vez vivía con un volumen más elevado, mientras que dentro de mí había una vocecita, mis monstruos, y me veía como un fracasado", recuerda a pocos minutos de empezar seguramente la gira más íntima y atípica que hubiera imaginado en aquellos años de desmesura.
Calvo ha venido a Barcelona dentro de la gira de conciertos que está haciendo por clínicas de desintoxicación y centros de terapia, iguales que lo que él pisó tras tocar fondo durante la ceremonia de los Grammy Latinos que se hicieron en Sevilla en el 2023. Allí dice que desplegó el repertorio rockandroller y pasó "una semana haciéndolo todo mal, como el mundo a la inversa", hasta el punto de que vio "temblar" su carrera musical.
En diciembre del 2023 ingresó en una clínica, pero confiesa que pensó que sería una terapia corta, un pim-pam "para calmar" los ánimos y después san volvemos a ello. Dice que, en el fondo, es el pensamiento que atraviesa la mayoría de las mentes de los adictos: poner el marcador a cero para volver "a drogarse y beber" y con la ingenuidad de que después, "no ocurra nada". Los tres meses fueron un régimen de aislamiento y de tomar distancia de todos los estímulos que le invitaran a drogarse: ni tabaco, ni música, ni cine, ni siquiera, al principio, tuvo contacto con el montón de libros que trajo ni con las fotos de su perro. "Lo más complicado fue tomar conciencia de que estás enfermo y que estás de por vida", reflexiona minutos antes del concierto en el Fórum Salud Mental, un centro especializado en adicciones de Barcelona.
15 meses neto
El músico presenta en estos conciertos por todo el Estado las canciones que ha compuesto una vez salido de la clínica. Lleva año y medio "limpio", pero admite que está "a un trago de cerveza de volver a estar sentado en el mismo sitio". No hay ex drogadictos porque toda la vida tendrán que seguir vigilando. De mí también puedo salvarme, Feng shui, Mal acompañado... son algunas de las piezas con las que el músico dice que se ha "redimido" porque hablan "de la recuperación" después de la terapia. "Le hablo al monstruo que hoy ya es más pequeñito", afirma, y asegura que sin la toxicidad de las drogas es finalmente "la persona creativa que quería ser".
"La droga no te llena, te da una subida de mierda", relata. "Hace un año y medio que no miento, ni manipulo ni oculto nada", continúa, y dice que su vida está llena de rutinas, de ejercicio y de una "ley de autocuidado" que impone no beber en su presencia. Fuera, en la sala donde se improvisó un escenario, una treintena de pacientes esperan que comience el concierto. ¿Es Maxi el futuro y ellos son cómo mirar su pasado? "Yo no me siento así, no quiero establecer cátedra, es un acto muy horizontal y debo decir que a mí no me sirvió de nada sentirme más que nadie", responde, y afirma que a menudo tiene "miedo" y se siente "un fracasado", pero enseguida lo supera: "Es el monstruo que tengo que tratar con cariño.