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Robar para sentirse bien: así alivian a los cleptómanos el malestar emocional

Investigadores catalanes detectan en esta conducta aspectos propios de un trastorno compulsivo

La cleptomanía es un trastorno que sufren más las mujeres
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BarcelonaEntra en una tienda de bisutería, ve un pequeño anillo de color dorado y, cuando nadie la mira, se lo pone rápidamente en el bolsillo. No le necesita, pero tampoco se ha podido resistir. Las personas con cleptomanía experimentan placer y satisfacción después de robar, aunque después estas emociones se acaban transformando en culpabilidad y vergüenza. Hasta ahora la comunidad científica trataba este trastorno psicológico como conducta impulsiva que el paciente no puede controlar, pero investigadores catalanes han determinado en un estudio que estas personas también presentan aspectos propios de un trastorno compulsivo, es decir, comportamientos que repiten para aliviar el malestar emocional. El estudio es del Hospital de Bellvitge y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) y lo ha publicado la revista Scientific Reports.

Este trastorno psicológico se diagnostica entre el 0,3% y el 2,6% de la población y está detrás de entre el 4% y el 24% de los casos de robos. Además, tres de cada cuatro pacientes son mujeres, según datos del hospital. Ahora bien, los expertos creen que la prevalencia real es mayor porque el estigma "es una fuerte barrera a la hora de buscar ayuda". Hasta ahora la investigación sobre cleptomanía se basaba en estudios de casos, tanto en lo que se refiere a las investigaciones pensadas para mejorar el diagnóstico del trastorno como para las pensadas para encontrar nuevos tratamientos. El estudio catalán es de los pocos que se han centrado exclusivamente en describir la cleptomanía, sólo ha incluido a mujeres y ha analizado los resultados del tratamiento que han recibido las pacientes.

Las personas con cleptomanía suelen presentar otros trastornos, como los de conducta alimentaria (TCA) y abuso de sustancias, lo que agrava la situación de los pacientes y reduce significativamente el éxito del tratamiento. Los investigadores catalanes han contado con 150 participantes, de las que 13 estaban en tratamiento sólo por cleptomanía, 71 también tenían un TCA y el resto no tenía ningún trastorno. Los dos primeros grupos de pacientes mostraban perfiles más disfuncionales que las personas sanas, pero al compararlos entre ellos se evidenció que las pacientes con TCA tendían a tener mayor impulsividad, mientras que las que sólo tenían cleptomanía mostraban mayor tendencia a la compulsividad.

Para los investigadores, estas conclusiones confirman que la cleptomanía debe tenerse en cuenta en toda su complejidad compulsiva-impulsiva, y que es necesario incluir los aspectos individuales de cada paciente y también la presencia de otros trastornos en su tratamiento para que no fracase. A diferencia de la impulsividad, en la que el paciente no puede controlar ciertas conductas a pesar de ser consciente de los daños que conllevan, en la compulsividad existe la sensación de estar obligado a realizar una acción de forma persistente y repetitiva que después no aportará ningún beneficio. En la impulsividad, la conducta busa la gratificación inmediata, mientras que en la compulsividad el objetivo es aliviar un malestar emocional.

Tratamientos

Actualmente el tratamiento más común para la cleptomanía es la terapia cognitivo-conductual para aumentar las estrategias de autocontrol, pero en muchos casos no es suficiente para atender a los casos en toda su complejidad. Los autores proponen que se tengan en cuenta otras opciones, como la terapia de exposición y prevención de respuesta, que se utiliza para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo, puesto que piensan que puede ser más beneficioso para los pacientes, sobre todo para los que tienen otros trastornos como los TCA o las adicciones comportamentales.

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