Hoy hablamos de
Cristóbal Montoro, ex ministro del gobierno de Mariano Rajoy, durante su comparecencia ante la comisión del Congreso que investiga la operación Catalunya.
15/04/2025
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En 2012, en medio de la crisis financiera más dura que había sufrido Europa en un siglo, Cristóbal Montoro fue el ministro de Hacienda que dijo: "Los hombres de negro no vendrán a España". La ocurrencia fue recibida por los medios españoles como una broma, pero a Bruselas no les hizo demasiada gracia. Eran los tiempos de la prima de riesgo disparada, del incumplimiento sistemático de los compromisos de déficit por parte del gobierno español y de las incertidumbres tras la reestructuración del sistema bancario0, mente, ya que de aquel proceso de supuesta limpieza surgió todavía la gran estafa definitiva, la de Bankia (al frente de la cual había otro exministro del PP, en este caso de Economía, Rodrigo Rato) El sucesor de Rato en Economía, en el gobierno de Rajoy, era Luis de Guindos, que se negó siempre a admitir que España se negó a admitir que. 000 millones de euros como de un "préstamo en condiciones muy favorables". Mientras se negociaba el rescate, Rajoy animaba a Guindos como si fuera un delantero del Madrid, con un mensaje de móvil del que dio befa a medio planeta: "Aguanta. España no es Uganda". En efecto, la economía de Uganda había crecido un 17,5% entre 2008 y 2012, mientras que la española se había contraído un 2,5%. Trajes de negro, de rosa o con estampados, una troika de representantes de la Comisión Europea, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo (que tutelaba directamente al Banco de España) pasó a controlar la economía española. A esta tríada se sumó también la Autoridad Bancaria de la Unión Europea, dado lo que se llamó el "carácter especial" del rescate. El mensaje de fondo era que el gobierno español no era de fiar.

Y no lo era. Acabamos de recordar sólo algunas escenas de la película de terror que fue atravesar la crisis bajo un gobierno formado por personajes como Rajoy, Montoro o Guindos, que incluyó naturalmente una fuerte opacidad en la gestión de los fondos europeos, o la evaporación de unos sesenta mil millones de la llamada hucha de las pensiones. Pero hay más. La operación Catalunya, que es el motivo que llevó el lunes a Montoro a comparecer en el Congreso, donde volvió a dar el espectáculo de su pésima educación, fue un escándalo político que ahora ya es conocido por todo el mundo que lo quiera conocer, y que volvió a llevar el tándem cómico formado por Montoro y Rajoy, con el añadido de Jorge Fernández Díaz – ir personalmente a presionar a banqueros para hacerles dar pruebas falsas contra líderes independentistas catalanes.

La memoria es corta, y por eso es bueno recordar de dónde venimos. Calificar a los gobiernos de Aznar y Rajoy de delincuenciales podría ser injusto para quienes trabajaron de forma honesta, pero como descripción coloquial no es inexacta. Sobre todo ahora que su partido presume de luchar duramente contra la corrupción.

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