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Apuntes en caliente

Las hostias que siempre va bien recibir: los apuntes en caliente del Borussia Dortmund - Barça

Derrota azulgrana sin paliativos en el Signal Iduna Park, pero billete para las semifinales en el zurrón

Lamine Yamal lamentándose durante el partido del Barça en Dortmund.
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BarcelonaEl Barça cayó merecidamente en el campo del Borussia Dortmund en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. Los alemanes tuvieron momentos de muchísima superioridad pero se quedaron a dos goles de forzar la prórroga. A continuación, unos apuntes en caliente.

Una hostia estratégica a tiempo. Por suerte, la bofetada no tuvo efectos trágicos. Sin embargo, no debe perderse de vista que el Barça de Flick fue una sombra en comparación con lo que ha exhibido este ejercicio. ¿A quién no se le aparecieron por un momentito los fantasmas de Dzeko u Origi en cada gol, en cada pellizco de Guirassy? vuelve a cero en las primeras semifinales de Champions en seis años y que el Madrid querrá pelear por la Liga y la Copa.

El imprescindible número 1. Pedri es tan bueno que por sí solo merece denominar una era. Es el futbolista más diferencial de los que la actual plantilla, diseñada por Laporta, Alemany y Deco, heredó del gobierno de Bartomeu. Muy por delante de Ter Stegen, De Jong y Araujo, los demás supervivientes. En relación con el centrocampista canario, ha sido imprescindible para todos los entrenadores que ha tenido en Barcelona. ¿El problema? Su fragilidad física. Este año parece haber resuelto este defecto y Flick lo está disfrutando como Xavi nunca pudo. Con todo, es bueno que de vez en cuando descanse, aunque se le eche de menos a cada minuto. Su ausencia nunca es reparable ni sustituible.

El imprescindible número 2. La capacidad de Pedri para atraer a rivales, negarles el balón y amenazarles con caramelos envenenados a sus espaldas es el arma que convierte al vertiginoso Barça de Flick en un equipo menos previsible. Iñigo Martínez, también suplente de entrada en Dortmund, es otra de las piezas que marcan la diferencia en el libreto del entrenador alemán. Nadie como el vasco para defender con la línea avanzada y ordenar el paso adelante para dejar en fuera de juego a los atacantes contrarios. Pocos como él –solo Cubarsí y Kounde están a la altura– a la hora de jugarse balones para romper líneas desde posiciones atrasadas, pero ninguna con el ascendiente para liderar sin brazalete a un grupo tan joven, para dar dos gritos a tiempo. Con Iñigo en el césped, el Barça habría sido más intenso.

Lo siento, pero es que hay. Para que Iñigo descansara, Flick tuvo que poner a Araujo en el eje de la defensa. Sabe mal volver a señalar al uruguayo como responsable de ciertos desbarajustes defensivos, pero es que sencillamente no encaja con el plan de este Barça. Lo flotan en la salida desde atrás, es una moneda en el aire en los fueras de juego y, con la confianza tocada, es capaz de regalar balones que debería enviar a la grada para que los contrincantes fusilen al portero. Esto último es que le llevó a Guirassy a completar un hat-trick que no valió una clasificación, pero por momentos puso el miedo en el cuerpo de los barcelonistas a falta de 15 minutos para el final. Da pena porque ha oído los colores y se ha dejado la piel, pero quizá lo mejor que puede pasar con Araujo es que alguien se lo lleve pagando una millonada.

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