La derrota más dulce y afortunada del Barça
El equipo hace valer el 4-0 de la ida en un mal partido en Dortmund y se clasifica para las semifinales


Enviado especial a DortmundSeis años después, el Barça vuelve a ser semifinalista de la Champions. Sufriendo. Y duro, pero el equipo de Hansi Flick fue capaz de superar todas las adversidades posibles, empezando por un mal partido en general, uno hat-trick de Guirassy y la sensación de que volvían a aparecer los viejos fantasmas de Roma y Liverpool. Pero ayer no era el día. La suerte se alió con el equipo azulgrana, y entre un gol en propia portería de Bensebaini en la segunda parte y la red de seguridad del partido de ida, la clasificación fue posible (3-1, 3-5 en el global).
Es evidente. Si después de cuatro meses debía perderse, estaba en Dortmund. Pero el problema es que el Barça no entendió lo que necesitaba el partido. Ayer no era un día para salir a ganar a la desesperada. Tampoco por encerrarse detrás y colgarse del larguero. Había que jugar con el tiempo, tener el balón, conseguir que el Dortmund perdiera los nervios, que se precipitara. Hacer valer los cuatro goles de la ida y ganar lo psicológico. Y nada hizo de todo esto. Hasta que la suerte se alió con los azulgranas y llegó el gol en propia portería, el choque fue un festival de pérdidas absurdas desde el primer minuto, de imprecisiones con el balón en los pies, de falta de coordinación entre líneas y de jugadores misteriosamente desaparecidos o despistados.
Flick sorprendió con el once inicial, juntando a Gavi y Fermín en medio del campo. El equipo no halló referentes y se rompió con facilidad. Era incapaz de jugar el balón un rato largo, de tener posesiones que calmaran los ánimos del partido. Lewandowski intentaba ayudar reculando su posición, mientras Lamine Yamal y Rapihnha no podían desbordar por las bandas cuando recibían el balón. Era raro ver a Lamine, un futbolista con un talento individual extraordinario, errando tantas acciones y pasadas aparentemente sencillas. En la segunda parte mejoró tímidamente, pero no lo suficiente para acabar siendo sustituido.
El Dortmund se lo creyó gracias al Barça
No era un día con mucho ambiente de remontada en Dortmund. El 4 a 0 pesaba a la afición, que llenaba el estadio más por militancia que por convencimiento. Pero el arranque azulgrana fue tan flojo que –en bodas me invitas– todo el mundo empezó a creérselo. Guirassy falló una primera ocasión clara, pero no la segunda, con la que adelantó al conjunto alemán desde los once metros. Un penalti torpe de Szczesny, que una vez más demostró que puede ser bueno en muchas cosas pero que se le ven las costuras cuando debe salir de emergencia de debajo de los palos. Con el 1 a 0 volvían a aparecer los fantasmas. Y el segundo gol, justo al inicio de la segunda parte, ponía a todo el mundo en alerta máxima.
La desconexión era general. A veces parecía que más que un balón de fútbol les hubieran dado uno rugby. El primer disparo entre los tres palos, tímido, fue de Kounde a la media hora de partido. El lateral francés tuvo también algunas desconexiones y errores de marcaje; al igual que Araujo, nuevamente muy flojo con el balón en los pies; o De Jong, que no se imponía como pívot. No funcionaba nada. Ni siquiera el árbitro, que puso el listón muy elevado con las faltas y dio alas a la efervescencia alemana. No fue un Barça imperial como en la ida. Fue un Barça cohibido y durante muchos minutos absolutamente superado por la situación. También en los balones divididos, en los que a veces los jugadores ponían la pierna con miedo.
La acción clave del partido, el gol de Bensebaini
La mejor noticia fue haber hecho un partido tan malo e ir perdiendo sólo de dos goles. La acción de Bensebaini fue decisiva. Pedri, que relevó a Gavi, dio una estabilidad que hasta entonces no había existido.
Fueron los mejores momentos del Barça. obsesionado con ser el máximo goleador de la Champions, quiso acabar jugadas solo cuando había compañeros que estaban mejor posicionados. el Barça volvió a ser un flan. Flick intentaba apedazar al equipo con cambios.